Una de las familias nobles salmantina de más rancio abolengo fue la de los Solís. Sus miembros desempeñaron cargos de gran responsabilidad en la ciudad y fuera de ella. Hasta catorce Solís es ocuparon el puesto de Regidor de Salamanca y seis de ellos ostentaron el sillón de Adelantado de Yucatán.
El autor inicia una serie de textos sobre los títulos médicos impartidos en la ciudad
Los médicos nos hemos tenido que enfrentar con la depresión y sus más funestas consecuencias, el suicidio, que en cada ciudad o pueblo responde a un ritual preestablecido asumido por la colectividad. Los salmantinos inmersos en la desesperación, cuando veían todo perdido, se trasladaban, como si estuvieran imantados, hasta la Peña Celestina y desde allí, desde lo más alto de la misma, se dejaban caer al vacío. El Paseo del Desengaño es el camino que discurre desde el barrio de Santiago hasta la Judería. Era un estrecho sendero que recibe el nombre de una de las causas más frecuentes de suicidio, el Desengaño.
Con frecuencia quien pretende escribir cierta biografía, quiere encontrar en la historia de la persona elegida grandes méritos, hechos notorios y extraordinarios, pues contarlos dará justificación a su trabajo. Suena mucho el nombre de un personaje, al parecer, francamente popular y conocido. Se emprende su estudio, pero resulta que no se halla lo buscado, y no por dejar de escudriñar en los ámbitos apropiados o científicos, sino porque posiblemente nada “excepcional” de él cuenta para la posteridad. Cuando las cosas salen así, se viene a aceptar que, desde el punto de vista histórico, ni la persona biografiada llegó a ser una eminencia, ni siquiera declarada muy ilustre.
Cuando a un estudiante le toca desarrollar un asunto atractivo se alegra enormemente, pues se presta al lucimiento. La biografía de Dr. López Alonso resultaba a priori un trabajo apetecible, por cuanto el aludido médico escribió mucho, a la vez que de él se habló siempre elogiosamente. Con estas alegrías iniciales emprendía yo el trabajo, cuando me sucedió como al opositor que halla que otro en lista antes que él ha expuesto el tema brillante y meritoriamente. Porque prácticamente resulta imposible no ya superar, sino tan siquiera aproximarse literariamente a las cariñosas y sentidas notas necrológicas (siete páginas) que D. Arturo Núñez García escribió de su amigo y compañero, el Dr. López Alonso (E. Esperabé: Maestros y Alumnos más distinguidos de la Universidad de Salamanca). A ellas remito a quienes deseen leer algo expuesto con sinceridad, sin lisonja, con corrección y elegancia. Tres necrológicas más he visto sobre López Alonso, una en El Adelanto, otra en El Lábaro y la tercera en El Noticiero Salmantino, periódico que días después publicó otra extensa reseña con bastante información, firmada por don Dionisio García, médico de Villavieja de Yeltes. Además ofrece un resumen biográfico E. Esperabé en Salmantinos Ilustres. No son todos los escritos sobre este personaje, sino que hubo alguno más.
A mediados del siglo XIX, en1851, se creó en Salamanca el Hospital de Dementes, en el Colegio de Huérfanos. Los primeros asilados fueron acogidos el 22 de enero del citado año. Hasta entonces, los pacientes salmantinos eran atendidos en Valladolid por la Diputación de la provincia vecina. A partir de ese día y hasta el momento actual ha sido la Corporación provincial de Salamanca la que ha corrido con los gastos de la atención de los enfermos mentales