“¿Se puede plantear como una relación de pareja en la que uno dice: ‘Cariño, lo nuestro ya no funciona’, o como una comunidad de vecinos en la que el 4º C declara su independencia del edificio?”
El Colegio de Calatrava fue fundado en 1552, refrendando sus constituciones el emperador Carlos V, y en principio estuvo localizado en un modesto edificio de la calle de San Pablo. En 1717 se iniciaron las obras del edificio actual, situado en la calle del Rosario, al sureste del convento de San Esteban, frente a la iglesia de Santo Tomás Cantuariense, no muy alejado de la antigua muralla.
Me parece algo muy conveniente y adecuado recordar en estas páginas informaciones respecto a la epidemia gripal de 1918, que recorrió toda España ese año, porque en este 2018 se cumple el centenario de aquella. Esta enfermedad produjo una mortandad tan considerable que dejó clara huella en la estadística demográfica de la segunda década del siglo XX, además de tristísimas secuelas humanas.
Además de las colaboraciones habituales sobre Medicina y Humanidades, el último número incluye un amplio informe sobre las acciones contra los tratamientos sin evidencia científica. La entrevista de este número la protagoniza el Dr. Miguel Cordero Sánchez, recientemente jubilado.
“Comenzó su andadura atendiendo a pacientes afectados por la peste negra, enfermedad que se extendió con
rapidez por toda la Península y que llegó a Salamanca en 1348”
Textos seleccionados por el autor a partir de su Laboratorio del lenguaje; reproducidos con autorización de ‘Diario Médico’
El Colegio de Médicos de Salamanca intensifica su lucha contra todo tipo de tratamientos sin evidencia científica con la creación de un Observatorio y otras acciones para advertir a las asociaciones de pacientes, realizar una guía con los profesionales que ofrecen pseudoterapias y exigir a la Administración que regule estas prácticas peligrosas
El jefe de Enfermedades Infecciosas hasta su reciente jubilación, Miguel Cordero, asegura que no estamos preparados para
combatir una epidemia, sobre todo por una ineficiente gestión del sistema de salud, que se sostiene gracias a los profesionales