Se trata de una construcción de tres plantas y sótano con tres módulos transversales dobles, buscando la máxima funcionalidad, que van enlazados externamente por una galería de pórticos abiertos, tanto en su fachada septentrional, que es la principal, como en la meridional. En el sótano se ubican la cafetería y las salas de disección, así como los depósitos y dependencias auxiliares. La fábrica es toda de ladrillo visto; no sé si por rigor presupuestario o para armonizar con la Facultad de Farmacia, que está a sus espaldas.
Textos seleccionados por el autor a partir de su Laboratorio del lenguaje; reproducidos con autorización de ‘Diario Médico’