Por Ramón Martín Rodrigo
Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia
Primo, del latín “primus”, significa el “primero”, y por extensión es sinónimo de “superior” y de “grande”. Una persona primera y superior entre los de su profesión y grande por su estudio, por su talento, por su vocación, por su valía y trayectoria profesional, por su bondad y honradez fue don Primo Garrido Sánchez, doctor y catedrático de Patología Médica de la Facultad de Medicina de Salamanca
Don Primo Garrido Sánchez nació en Valero (Salamanca) el 1 de enero 1877. Fueron sus padres don Juan Garrido, natural de Torresmenudas, y doña Isabel Sánchez, natural de Valero. D. Juan vino en su juventud a Salamanca a trabajar como mancebo en la farmacia de Pinto, y estando en esta ciudad hizo la carrera de Magisterio, siendo destinado a Valero. Allí nació el niño que con el tiempo llegó a ser el insigne doctor Garrido, de quien me ocupo en este número.
Primo Garrido, tras estudiar las primeras letras con su padre en el mencionado pueblo, cursó la segunda enseñanza en el Instituto de Salamanca, desde el año académico de 1980 -91 al 1984-95, obteniendo el título de Grado de Bachiller en 1995, a los 18 años de edad. Seguidamente realizó la carrera de Medicina, a la vez que la de Ciencias, en su Sección de Químicas.
Cuando se ve el expediente académico de Primo Garrido no puede uno menos de sorprenderse favorablemente, pues, indudablemente, fue un estudiante excepcional, que además debió de estar dotado de las mejores capacidades intelectuales, memorísticas, de hábitos de trabajo y de organización. Sólo así se comprende que en todas las notas de Bachillerato alcanzara la calificación de “sobresaliente”, añadiendo a ellas quince premios y una mención. Obtuvo el “premio extraordinario” en la sección de Ciencias, y por si era poco, también realizó dos cursos de francés, ganando igualmente en ellos sendos sobresalientes y premio ordinario. Además coronaba los estudios de Secundaria con el examen de Grado de Bachiller, realizado en julio de 1895, en el que consiguió “sobresaliente” en el primer ejercicio, “sobresaliente” en el segundo y “premio extraordinario”. Todo ello significaba, además de un honor, varias matrículas gratuitas.
Las notas de ambas carreras, que realizó simultáneamente desde 1895 a1901, siguieron el mismo camino que las obtenidas en Bachillerato: En Medicina17 sobresalientes, dos premios y dos “mención de honor”. En Ciencias 7 sobresalientes. Sin embargo, fuese por realizar a la vez las dos carreras, cuya carga académica exigía sumo esfuerzo, más un curso de Alemán (también con sobresaliente), fuese por dejar para el final asignaturas que considerase que debía posponer a otras, fuese por haber sufrido alguna enfermedad o crisis, lo cierto es que en el penúltimo curso en Ciencias (1899-1900) y en último de Ciencias y de Medicina (1900-1901) sus notas bajan a “notables” y a “aprobados”. Realizó el examen de Grado de licenciado en Ciencias el 24 de junio de 1901, obteniendo calificación de Sobresaliente. Realizó el examen de Grado de Licenciado en Medicina el 4 de octubre de 1901, obteniendo calificación de “aprobado”. Aunque con dos licenciaturas, como algún otro estudioso de entonces, él optó siempre por la Medicina, considerando que los estudios de Química le eran necesarios y complementarios para su formación médica. Fueron sus profesores doctores eminentes, entre otros don José Esteban, don Ángel Núñez, don Arturo Núñez, don Hipólito Rodríguez, etc.
Inmediatamente se fue a ejercer a un lugar de la Sierra, como no podía ser de otra manera, a un pueblo situado al lado del suyo, San Miguel de Valero. Aquí estuvo poco tiempo, pues, mejorando de partido, marchó a hacerse cargo de la titular de Cepeda, donde sus habitantes eran fuertes y robustos, según sus propias palabras. Allí conoció a la que fue su mujer, doña Isabel Felipe, hija de D. Federico Felipe, de acomodada familia, cuyos hermanos, y el mismo Federico fueron bien conocidos en Salamanca, pues D. Fernando Felipe, además de profesor de francés en la Normal, escribió asiduamente en El Adelanto con seudónimo de Sir-ve. D. Primo no tuvo hijos, pero en cambio dio gran cariño a varios de sus sobrinos a los que recibió en su casa de forma constante, ayudándoles generosamente en sus estudios. Por eso, siguiendo el modelo de su tío, su sobrino D. Ambrosio de Prada Garrido sacó oposiciones para profesor de la Facultad de Medicina de Salamanca en mayo de 1930.
Siendo D. Primo, aún estudiante, escribió algunos artículos en varios del os periódicos y revistas de entonces. Entre otros temas se fijó en aspectos de la Sierra de Francia como las comunicaciones, tipos de serranos, modos de vida, etc. Desde luego paraba en su pueblo natal, no sólo en vacaciones, sino otras temporadas.
En 1910 realizó en Madrid en curso de Doctorado, para el cual presentó la Memoria titulada Concepto clínico de las neurosis gástricas. Madrid, 1912. En ella analiza varios casos tratados por él, expone los caracteres de esta enfermedad, y sus tratamientos. Precisamente fue secretario del tribunal que le juzgó, don Godeardo Peralta, catedrático que años después, venido a Salamanca, fue su compañero profesional en la Facultad.
En 1912 obtuvo por oposición la plaza de Profesor Auxiliar numerario del Sexto Grupo en la Facultad de Medicina de Salamanca. Luego en 1915 ganó también por oposición y con brillante éxito la cátedra de Patología General y su Clínica, de la aludida Universidad. Dice El Adelanto que consiguió este triunfo venciendo grandes obstáculos, y su familia me cuenta que uno de esos obstáculos era que un opositor estaba recomendado por la reina de España. Naturalmente, dado el éxito, siguiendo la costumbre de entonces, aquí en Salamanca, enseguida se hicieron en su honor dos homenajes, uno por catedráticos y alumnos de Medicina, y otro por los señores de la Sentina (tertulia del Novelty). Cuatro catedráticos y 35 alumnos fueron los comensales del primero, con las consiguientes intervenciones elogiosas, principalmente la del Decano D. Isidro Segovia. En el segundo D. Antonio Calama (que utilizaba el seudónimo de Dr. Amalac), le dedicó una festiva composición poética, muy aplaudida. Pero aún hubo otro homenaje, pocos días antes de los citados. Éste lo organizó ‘la colonia serrana’ en honor de D. Eloy Bullón. Allí habló D. Primo, quien, a su vez, fue elogiado por el ilustre diputado del distrito serrano. Lo importante es que entonces dejaron rubricado, Bullón, Primo y otros presentes que “la Sierra de Francia era la tierra de sus amores”. Y efectivamente hasta el final de sus días don Primo así lo demostró atendiendo amablemente a los serranos, consiguiendo mejoras para su pueblo.
En julio de 1917, en virtud de concurso de traslado pasó a desempeñar la cátedra de Patología Médica y su Clínica, desempeñando también durante algunos años su anterior titular, pero como acumulada a la nueva cátedra.
Tras haber sido de consideración la gripe de 1915, llegó la tristemente famosa y mortífera epidemia gripal de 1918.Pero antes de que ésta acabase de pasar, D. Primo, que según se demuestra llevaba un buen registro de todo sus pacientes y casos atendidos, escribió Contribución al estudio de las broncopneumonías de la última epidemia de gripe. Madrid 1919. En esta obra dice: “Total de casos de broncopneumonías vistos y tratados por mí durante la epidemia de mayo y junio y la recrudescencia de octubre asciende a 184 (enfermos particulares y de Beneficencia) 184. En 62 páginas ilustradas con varias láminas analiza los posibles agentes causantes de la gripe de 1918, su etiología, diagnóstico, pronóstico tratamientos higiénicos y terapéuticos, comentando que en varios casos practicó la autopsia a los cadáveres para analizar la causa de la muerte. Se detiene a analizar “la sangría”, y otros tratamientos y concluye que los biológicos van a ganar a los químicos. Cita doctores españoles (Marañón, Palanca, Ruiz y Falcó), y extranjeros, sobre todo a franceses, Esta al día de las investigaciones del Instituto Pasteur. En suma muestra ya una gran erudición. Él realizó en su vida frecuentes viajes a París.
Además, en 1920, fue pensionado por la Universidad de Salamanca, con informe favorable del insigne D. Ramón y Cajal, a un Congreso Médico en Berlín, en donde, por cierto, habló en alemán, mereciendo un puesto destacado. En Salamanca se realizó el IX Congreso para la Ciencia del 20 al 30 de junio de 1923.Fue presidido por el Rey, Alfonso XIII. Intervinieron en el mismo destacados profesores: D. José Crespo; D. Francisco Díez, D. Antonio Trías y D. Primo Garrido. Nuestro doctor presentó el trabajo Estudio del bocio y cretinismo endémico en la provincia de Salamanca, Salamanca.1927 Boletín del Colegio Oficial de Médicos de Salamanca. El Dr. Garrido pronunció diversas conferencias, de ellas se hacía eco la prensa, y de varias lo refleja de tal manera que no sólo cita la presidencia y los asistentes, sino que prácticamente transcribe todo el contenido. Entre otras, cabe citar:
– Ponencia sobre divulgación científica para médicos rurales 15- IX- 1918
– Orientaciones patogénicas del reumatismo crónico, 21 –IV- 1934
– La que impartió el 12 de marzo de 1936
– Trastornos humorales en la clínica 12- 1938.
En todas ellas la disertación se rubricó con aplausos, elogios a su mucha ciencia y admiración por la facilidad de palabra.
En 1931 estrenó su nuevo domicilio en el Paseo de la Estación. El edificio que conjuntaba su nueva casa y la de D. Luis Romo García, (presidente de la Diputación en 1934) ha merecido ser salvado de la piqueta, aunque variando el interior. De estilo neorrenacentista con alguna tendencia al racionalismo, había sido concebido con suficiente elegancia y funcionalidad, y entre otras cosas mostraba azulejos de la Cartuja de Sevilla, jardín y adornos de tipo clásico. En la planta baja pasaba su consulta, juntamente con su sobrino Ambrosio y en la alta tenía su vivienda.
D. Primo Garrido tuvo diversos cargos en Salamanca, más de uno sin pretenderlos. Fue decano interino de la Facultad de Medicina y director del Hospital de la Santísima Trinidad. Atendía a su Cátedra, estaba encargado dos salasen el Hospital Provincial y además realizaba consulta en su casa, atendiendo a cuantos allí se acercaban, especialmente a los serranos y con verdadero cariño a los de su pueblo.
Muchos avatares políticos habían ido sucediendo durante la vida profesional de don Primo. Él seguía trabajando sin inmiscuirse en ninguno. Y así presentó un nuevo estudio sobre las particularidades de los enfermos de cáncer en Los Progresos de la Clínica. Madrid 1935.
Aquel mismo año fue nombrado vocal de la Asociación “Amigos del Niño y la Escuela” al tiempo de renovarse la Junta directiva, quedando en ella eminencias salmantinas como D. Filiberto Villalobos de presidente, y D. Rafael González Cobos, de presidente de honor.
Llegó la guerra civil, y los médicos se hicieron más necesarios. Él y otros fueron ‘militarizados’, y puestos al servicio de las curas de urgencia, y en consecuencia se le otorgó graduación de oficial. Pero el conflicto no fue obstáculo para que desarrollara su labor docente y pedagógica, como se pone de manifiesto en las conferencias impartidas en 1936 y 1938. Nada extraña, por tanto, que al terminar la guerra, fuera encargado de pronunciar el “Discurso para la apertura (Oración inaugural) del Curso1939-40”. El tema que desarrolló fue Algunos rasgos fisiológicos y clínicos del pueblo salmantino Temperamento y carácter de los salmantinos.
D, Primo murió el 7 de marzo de1942. La Necrológica de El Adelanto dice de él: “Caballero intachable, austero, sencillo, dedicó su vida a practicar el bien. Su vida ejemplar, activa y laboriosa, constituyó una de sus mejores ejecutorias. Era apreciadísimo por su caballerosidad, su simpatía y su bondad. Profesor de conocimientos amplísimos, que puso al servicio de sus alumnos y que ejerció también de manera admirable en la clínica, gozó siempre del máximo prestigio y de la mayor garantía profesional. Eso mismo señalan la necrológicas de La Gaceta y la incluida en la Memoria de la Facultad (1940-41). Don Primo Garrido amaba a la provincia de Salamanca y jamás escatimó su entusiasta colaboración para solucionar los problemas que replantearon en torno a ella”.
FUENTES DOCUMENTALES
Libro de bautismos de la parroquia de Valero
Expediente académico en Archivo Histórico Universitario de Salamanca
Efemérides Salmantinas, E. Esperabé.
Memoria del año académico 1940-41, de la Universidad de Salamanca.
Discurso inaugural Signatura: 82802 en la Biblioteca Universitaria
El Adelanto: Bastantes días, entre otros: 4 de julio de 1918; 28 de septiembre de 1920; 17 de diciembre de 1931; 22 de abril de 1930; 29 de abril de 1934; 3 de marzo de 1938; 7 de marzo de 1942…
La Gaceta Regional: Varios días, entre otros el 7 de marzo de 1942…
Valero, una villa serrana en el valle del Quilama. J. I. Díez Elcuaz. Dipt. De Salamanca. Salamanca, 2006, pp, 179-180.
Información oral facilitada por algunos familiares, especialmente la dada por D. Manuel Andrés González, a todos los cuales expreso mi reconocimiento
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