Vista en una primera exposición unas semblanzas biográficas del Dr. Moraza, en esta segunda, para completar su biografía, recojo anécdotas e informaciones que me han comunicado oralmente diversos médicos, y he obtenido de publicaciones y de Internet.
El autor concluye la serie de textos sobre los títulos médicos impartidos en la ciudad
El papel del facultativo no es sólo prescribir un tratamiento o verificar tal operación, es también tranquilizar a quien sin motivo esté preocupado y devolver la alegría de vivir a muchas personas*.
“Íntegro, bondadoso, inteligente, servicial. Trabajador infatigable, preocupado siempre por el servicio a la justicia y haciendo de su profesión un verdadero sacerdocio”
El presente artículo no sólo aporta una cierta curiosidad sobre el uso de las medicinas recetadas en el siglo XIX, sino que también contiene datos interesantes para la historia de Salamanca. Aquí desfilan cinco personajes domiciliados en esta ciudad: un escribano enfermo, dos médicos y dos hombres acaudalados –uno del comercio y el otro noble y militar- en plena guerra de la Independencia. Además se da cuenta de un testamento y de un inventario de bienes. Pero todos estos aspectos han de leerse entre líneas, porque la detención en los mismos se sale del tema.
El autor inicia una serie de textos sobre los títulos médicos impartidos en la ciudad
Con frecuencia quien pretende escribir cierta biografía, quiere encontrar en la historia de la persona elegida grandes méritos, hechos notorios y extraordinarios, pues contarlos dará justificación a su trabajo. Suena mucho el nombre de un personaje, al parecer, francamente popular y conocido. Se emprende su estudio, pero resulta que no se halla lo buscado, y no por dejar de escudriñar en los ámbitos apropiados o científicos, sino porque posiblemente nada “excepcional” de él cuenta para la posteridad. Cuando las cosas salen así, se viene a aceptar que, desde el punto de vista histórico, ni la persona biografiada llegó a ser una eminencia, ni siquiera declarada muy ilustre.