Pertenezco a un grupo, a una tribu, que se atrevió hace años a salir de su cápsula-consulta y comprobó que el aire científico era respirable, que también podía desarrollar su profesión de una manera cercana a la comunidad donde trabaja, conociendo así de primera mano su vida cotidiana, lo que le permite descubrir el pensamiento, las contradicciones, los recuerdos, las miserias humanas, los tabúes, anhelos, necesidades, los hábitos y estilos de vida de sus cupos de tarjeta sanitaria.
El Gobierno ha vuelto a introducir en la Ley de Presupuestos medidas que regulan algunos aspectos de las bajas laborales, que no deberían ser regulados en esa Ley.
Se han dictado medidas aún más limitativas de la gestión de las bajas laborales (I.T. / Incapacidad Temporal) dando más atribuciones a la entidad gestora de la Seguridad Social (INSS) en detrimento de las competencias de los médicos de los Servicios Regionales de Salud.
Estas medidas no importan tanto en sí mismas, como por la tendencia normativa que suponen y la limitativa concepción de protección social que dejan traslucir.
No es fácil diseñar y aplicar un sistema de información sanitaria, y más en concreto en Atención Primaria de Salud, que pueda ser utilizado para la evaluación y control de calidad. Lo más parecido que hemos tenido es la Cartera de Servicios, diseñada en el Insalud en los años 90 y heredada por el Sacyl.
Los recursos humanos son el principal activo de que dispone la sanidad pública española, todo el mundo acepta que si nuestra sanidad está considerada una de las mejores del mundo, es debido fundamentalmente al buen hacer y al sacrificio de sus profesionales. Sin embargo, las diferentes administraciones han descuidado de forma suicida este apartado. Las consecuencias son graves, la desmotivación de los trabajadores del sistema es uno de los problemas más importantes a los que debe enfrentarse hoy nuestra sanidad para poder seguir disfrutando de la situación que ahora ocupa. Esta desmotivación es especialmente perceptible en el colectivo de los médicos hospitalarios, a ella contribuye, sin lugar a dudas, la alta edad media de los que tienen plaza en propiedad (por encima de los 50 años) y la inestabilidad en el puesto de trabajo de los más jóvenes.
Durante este año se está celebrando el cuarto centenario del Quijote, el libro que escribió Miguel de Cervantes y que ha adquirido fama universal y ha sido traducido al francés, inglés, alemán, italiano, rumano, chino, japonés, persa… y a otros muchos idiomas más. Naturalmente, el indiscutible protagonista de la obra es el Hidalgo don Quijote de la Mancha, pero junto a él hay un personaje muy entrañable: su inseparable escudero Sancho Panza. Juntos los creó Cervantes y juntos vivieron emocionantes aventuras. No se concibe a Don Quijote sin su fiel escudero Sancho, y éste no sería nadie de no haber sido el escudero del Caballero de la Triste Figura.
Todos hemos tenido muchos maestros, pero alguno ha sido especial; aquel que nos aconsejó el oficio; aquel que dejó una huella más profunda en nuestra vocación. Don José Luis Puente Domínguez fue uno de los primeros.
A principios de los años 80, cuando se iniciaba la reforma del Sistema Nacional de Salud, especialmente la transformación de la asistencia primaria ambulatoria en atención primaria de salud basada en el médico de familia y se intentaba reorientar la atención sanitaria de un modelo hospitalocentrista a un modelo basado en la Atención Primaria de salud, se hizo famosa la frase de Martín Zurro “también existe vida inteligente fuera de los hospitales”. En esos momentos era necesario demostrar que el nuevo modelo de atención primaria era capaz de prestar una atención sanitaria de alta calidad, así como de realizar actividades de investigación y formación en un nivel, al menos, similar al que se venía realizando en el nivel hospitalario.
En los tiempos modernos, las necesidades que constantemente están cambiando en los “niños, adolescentes y adultos jóvenes” han tenido un tremendo impacto sobre los servicios médicos pediátricos. Pero, ¿qué es un pediatra y qué lo hace diferente del resto de los guardianes de la salud?
Preguntáronles en cierta ocasión a los escritores hispanohablantes Borges, García Márquez, Octavio Paz y al académico español Torcuato Luca de Tena cuáles eran las palabras más hermosas del idioma. Unos respondieron por el significado del concepto: arte, salud, amor, justicia, vida y otros por su belleza fonética: nenúfar, azul, melancolía, luz, miel, Andalucía. Yo añadiría frenesí y elegancia. Frenesí porque me da sensación de vértigo y cosquilleo en la nuca. Elegancia me suena a cisne, caballo español, perfume soberbio y señora estupenda. Para José Luis Arranz, cirujano plástico de pro, es la facultad de pasar por la vida como pisando sobre algodón, sin molestar. Tal vez una deformación profesional que denota sutileza y cuidado con lo humano, que no con lo humanista. Guzmán Tamame, amigo de mi infancia zamorana y ahora especialista de la senectud, aboga por el primum non nocere en cualquier momento y eventualidad de la vida.
Hasta que se inventó la imprenta, en el siglo XV, los libros eran manuscritos, había un solo ejemplar o unos pocos y se guardaban en bibliotecas que muy pocas personas podían visitar.