Se encuentra situada en la calle de Bordadores, en un ensanche o placita evocadora al lado de la Casa de los Ovalle, donde murió el rector Unamuno, en la confluencia con la calle de las Úrsulas frente a la estatua de don Miguel y al torreón del convento. Es la casa que se hizo para morada el gran arquitecto del renacimiento Juan de Álava o Juan de Ibarra, que a los efectos es el mismo, por lo que no cabe extrañarse de que desarrollara en ella todo su ingenio. Para mí, constituye la mejor muestra local de la arquitectura civil plateresca, solo superada por la fachada de la Universidad.
Actualmente es la sede de la Diputación Provincial y debe su nombre a que en un tiempo fue almacén de la sal. Su construcción data de mediados del siglo XVI y fue debida a don Rodrigo de Mexía, esposo de doña Mayor de Fonseca y Toledo, sobrina de don Alonso II de Fonseca, patriarca de Alejandría.
Este monasterio e iglesia conocidos popularmente por “Los Dominicos” es el resultado de varias reedificaciones que tuvieron lugar sobre el solar ocupado por la primitiva iglesia románica de San Esteban, con su cementerio y posesiones contiguas de 1256, después de que los monjes se viesen obligados a trasladarse allí desde la iglesia de San Juan el Blanco, en el arrabal del puente, por las frecuentes riadas del Tormes.
En la actualidad existen serias dudas de que habitase la casa tan vengativa dama, ya que fue edificada por su nieto don Gonzalo Rodríguez de Monroy en la última década del S. XV, sobre el solar de la mansión anterior. La casa ha sufrido muchas reformas interiores desde el S.XVII hasta la actualidad y ha servido para los más diversos usos. Tras albergar dependencias del Colegio Oficial de Farmacéuticos, en la segundad mitad del S.XX pasó a ser propiedad de Caja Duero y en la actualidad está siendo remodelada interiormente, al parecer como sala de exposiciones. De todas formas su portada principal conserva su traza original de finales del gótico.
Salamanca gótica, a juzgar por las muestras edilicias de carácter civil que han llegado hasta nosotros, debió detener un valor muy destacado; lo que respondía a diversas causas. De una parte, la Universidad había despegado con fuerza reforzando su prestigio con la dotación de nuevas cátedras y con el creciente y relevante número de sus alumnos. Las dependencias donde se realizaba la actividad académica se quedaron pequeñas, y tras ocupar temporalmente algunas casas que le había alquilado el cabildo, se vio en la necesidad de contar con edificios que estuviesen acordes con su prestigio; lo que dio lugar a las primeras edificaciones del gótico tardío.
Fue fundada hacia 1190 como parroquia en el barrio de los toreses, y en el primer tercio del siglo XIII Alfonso IX la adjudicó a la Orden de Santiago. En el año 1268 el infante don Martín Alonso, hijo bastardo de aquel rey, y su esposa Dª María Meléndez de Sousa, supuesta infanta de Portugal, fundaron en ella un convento de Comendadoras de Santiago; pero lo que queda de aquella época apenas son pequeños restos al norte del actual coro.
Parece que el origen de este convento hay que buscarlo en una humilde ermita consagrada a Santa María, en la ladera del cerro de San Cristóbal, junto a la desaparecida iglesia de San Román y no muy alejada de la puerta de Santo Tomás de la cerca nueva. La primera abadesa, Dª Urraca, viuda de Fernando II de León, y un grupo de damas y huérfanas de la nobleza deciden “motu proprio”, en la primera mitad del S. XIII, agruparse en comunidad siguiendo la regla de la orden benedictina, pasando al poco tiempo a regirse por la orden de San Francisco; pero un incendio ocurrido en 1413 redujo a cenizas casi todo el convento, en el que perecieron algunas religiosas, salvándose los muros de la iglesia, los canecillos que sostenían los antiguos aleros, un Cristo y la crujía norte del claustro.
Gótico es un término de carácter peyorativo acuñado por Vasari, arquitecto, pintor y escritor del Renacimiento italiano, para designar un arte “bárbaro” o “anticlásico” desarrollado durante la Baja Edad Media, que no fue reivindicado como estilo con entidad propia hasta el S. XIX por el Romanticismo.
No me resulta nada fácil escribir sobre la Catedral románica y mucho menos expresar las vivencias que me suscita, dada la vinculación emocional que desde joven siempre he mantenido con esta joya arquitectónica.
En esta ocasión vamos a referirnos a los restos que quedan de antiguas iglesias románicas que han perdurado hasta nuestros días y que dan testimonio de un legado medieval, como son: cinco arcos del único claustro románico que existió en Salamanca, descontextualizado y actualmente en el Asilo de la Vega, la portada norte de la iglesia de San Julián y Santa Basilisa y las ruinas que perduran de San Polo;