Pienso que este título del autor de ‘Cuerpos y almas’, obra clásica del siglo XX, resulta válido para iniciar las reflexiones que a continuación se exponen
Recuperamos la antigua costumbre de alternar comentarios sobre películas de estreno reciente con otras clásicas. Como esta última obra de Henry King, realizada en 1962 por encargo de la 20th Century-Fox. Una versión de la novela homónima de Francis Scott Fitgerald, interpretada por Jason Robards en el papel central del doctor Dick Diver, con Jennifer Jones como su inestable esposa Nicole y un nutrido grupo de secundarios conocidos, entre los que sobresalen Joan Fontaine, Tom Ewell y Jill St. John. La acción se desarrolla en la Riviera francesa durante los felices años veinte.
Este convento está situado en la ronda del mismo nombre, que discurría paralela a la cerca medieval, muy cerca de la iglesia románica de San Marcos. Fue fundado a mediados del siglo XVI para religiosas franciscanas de la Orden de Santa Clara por el tesorero de Carlos V, don Cristóbal Suárez de Acevedo, y su esposa, doña Juana de Solís. De aquella fundación solo persiste la iglesia, muy modificada por la reforma de 1977.
“Las parejas españolas llevan tiempo sin creer que los hijos llegan con un pan debajo del brazo, como solía decirse”
Se encuentra situada en la calle de Bordadores, en un ensanche o placita evocadora al lado de la Casa de los Ovalle, donde murió el rector Unamuno, en la confluencia con la calle de las Úrsulas frente a la estatua de don Miguel y al torreón del convento. Es la casa que se hizo para morada el gran arquitecto del renacimiento Juan de Álava o Juan de Ibarra, que a los efectos es el mismo, por lo que no cabe extrañarse de que desarrollara en ella todo su ingenio. Para mí, constituye la mejor muestra local de la arquitectura civil plateresca, solo superada por la fachada de la Universidad.
“El dolor puede desbordar su condición de síntoma para convertirse por sí mismo en enfermedad”
Frente a tantas películas que glosan la trayectoria de doctores eminentes o heroicamente entregados a causas beneficiosas para la humanidad, hay otras –también de larga tradición en la historia del cine– que ejemplifican en el profesional de la Medicina el ejercicio de la maldad, ya sea en términos de ficción pura o bien apoyándose en determinadas figuras reales de infausta memoria. El año pasado se estrenó, y ha pasado casi desapercibida, esta coproducción mayoritariamente argentina que se inspira en el siniestro personaje del médico alemán Josef Mengele.
Actualmente es la sede de la Diputación Provincial y debe su nombre a que en un tiempo fue almacén de la sal. Su construcción data de mediados del siglo XVI y fue debida a don Rodrigo de Mexía, esposo de doña Mayor de Fonseca y Toledo, sobrina de don Alonso II de Fonseca, patriarca de Alejandría.
Este artículo quiere ser un pequeño, pero justo homenaje a todas aquellas personas ( hombres o mujeres), que han tenido la fortuna o la suerte de llegar a la tercera edad ( jubilación) en idóneas condiciones físicas y, sobre todo psíquicas, entre la oscuridad y el silencio…
Con dieciocho largometrajes en su haber, en treinta años de carrera, Pedro Almodóvar sigue debatiéndose entre entusiastas y detractores, entre el afán de reconocimiento y el desprecio aparente por la opinión de los demás, entre su reconocida habilidad para llamar la atención y unas pretensiones intelectuales que neutralizan la posible validez o al menos el interés de algunas de sus obras. En La piel que habito se propone reflejar los traumas de un médico empeñado en crear un tipo de piel artificial resistente a las agresiones, con la que se podría proteger a los seres queridos, en una especie de sueño hipermoderno de omnipotencia.