Al Paraninfo, o antigua cátedra de Derecho Canó-nico, se accede a través de una puerta situada en el rincón noreste del claustro y presenta un aspecto diferenciado del resto de aulas merced a la reforma llevada a cabo en 1862 y a los cambios realizados por el rector Tovar, en 1954, con ocasión de la celebración del VII Centenario de la Universidad, hasta tener el aspecto que ofrece en la actualidad.
La presentación en Salamanca, después de haber participado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, del nuevo largometraje de Gabriel Velázquez, codirigido con su guionista y montadora habitual Blanca Torres, nos anima a aplazar el comentario de otra película francesa de tema médico, estrenada entre nosotros a finales del pasado mes de noviembre y de visión recomendable para todos los interesados en estos asuntos, a pesar de sus claroscuros: «La doctora de Brest» (2016), de Emmanuelle Bercot, protagonizada por la excelente actriz danesa Sidse Babett Knudsen, deslumbrante en su papel de primera ministra en la serie televisiva «Borgen». Hablaremos de ella en un próximo número de esta revista.
El Edificio Histórico de la Universidad inició su construcción en 1415 en estilo gótico, como puede apreciarse por los contrafuertes rematados por pináculos, por las ventanas de arcos apuntados y las bóvedas de arista de su zaguán. Adopta una tipología marcadamente monacal, con claustro alrededor de un patio central donde se abren las distintas dependencias. Esta primera fase se concluyó en 1435 por Alfonso Rodríguez Carpintero y en una ampliación posterior se levantó el muro con almenas para señalar los límites de su jurisdicción o fuero. En principio, el claustro era de una sola planta, salvo en el ala de poniente que originariamente es de dos; los otros tres lados hasta completar el claustro son réplica del primitivo y fueron añadidos a finales del siglo XIX por José Secall, arquitecto aragonés afincado en Salamanca. Todo en este espacio es sobrecogedor, no solo por su singular arquitectura, sino por el silencio y devoción que se experimenta al pisar una institución milenaria por donde han pasado tantos hombres ilustres que irradiaron con su luz a todo el mundo.
“La sexualidad humana es extraordinariamente compleja y, por tanto, un misterio, pero muchos estudios han revelado sus efectos beneficiosos para el organismo”
El médico y cineasta francés Thomas Lilti, de quien comentamos una película anterior, ‘Hipócrates’ (2014), en el número 50 de esta revista, vuelve sobre los temas de su especialidad abordando la historia de un médico rural a quien se le diagnostica una grave enfermedad y tiene que acostumbrarse a colaborar con otra colega más joven, recién llegada procedente de un complejo hospitalario. Un repaso actualizado a una forma tradicional de ejercicio de la Medicina, con un título original mal traducido al español, con lo fácil que era ‘Médico rural’, en vez del ampuloso y galicista ‘Un doctor en la campiña’.
La Universidad de Salamanca fue fundada en 1218 por el rey Alfonso IX al dotar a la antigua Escuela catedralicia, que ya gozaba de cierto prestigio, del rango de ‘Estudio General’ y, en contra de lo que algunos pudieran pensar, no es la heredera de la Escuela palentina, ya que hay testimonios documentales de la coexistencia de ambas instituciones a partir de 1220.
“Recordar que tienes que morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder”
A finales de 2013 se estrenó entre nosotros, con cierto éxito –más de un millón de espectadores en salas comerciales, aparte de los pases posteriores por televisión–, «El médico», una producción alemana rodada en inglés cuyo mayor aliciente consiste en referirse a una época remota, el siglo XI, cuando la Medicina luchaba por liberarse de condicionamientos irracionales y supersticiosos. La dirige el cineasta bávaro Philipp Stölzl, y está basada en el voluminoso ‘best-seller’ homónimo del escritor estadounidense Noah Gordon, publicado en 1986 como primera parte de una trilogía integrada, además, por «Chamán» (1992) y «La doctora Cole» (1996).
La Plaza Mayor de Salamanca es, sin duda, la más bella y radiante de todas las plazas españolas, y una de las más hermosas del mundo. Tiene como precedente a las de Madrid, Valladolid y, sobre todo a la de La Corredera de Córdoba, y es verdadero corazón de la ciudad que expresa el latir de la vida cotidiana.
“Los males que padecemos tienen, a nuestro entender, una clave: que algunos gobernantes no han dado ejemplo y la gente imita lo que hacen, no lo que dicen”