En esta nueva sección pretendo reflexionar sobre el dibujo y la pintura, a la vez que expresar vivencias gráfico-literarias de mi ciudad, Salamanca, bien a través de sus monumentos o de sus gentes y, como no podía ser de otra forma, lo hago con pasión.
La línea a la que alude el título es la que separa el mundo de los vivos del de los muertos, el de la realidad del de los sueños y la fantasía, marcando la frontera entre lo humano y lo di vino, lo moralmente aceptable y las ansias de convertirse en dioses por parte de unos estudiantes de Medicina demasiado atrevidos. Línea mortal podría haber sido una interesante reflexión sobre todo eso si sus autores no la hubieran transmutado en un thriller insípido que se recrea en la trama de suspense y se cobija bajo los tópicos del cine más insustancial.
En este recorrido gráfico-literario por la Salamanca monumental que hoy inicio, pretendo recoger aspectos diversos, que no por conocidos desmerecen ser recordados. Con ello pretendo pasar revista a una serie de edificios salmantinos consagrados por el paso del tiempo, comenzando por aquellos que tuvieron su origen en la Edad Media.
La insoportable levedad del ser, de Philip Kaufman La reciente polémica sobre la actitud adoptada por el escritor checo Milan Kundera en 1968, cuando, según algunos testimonios de dudosa credibilidad, habría delatado a un amigo ante las fuerzas represivas de obediencia soviética, pone de actualidad el argumento de su novela más conocida, La insoportable levedad
Actor de largo recorrido –casi setenta personajes en poco más de veinticinco años–, aunque lo acusado de sus rasgos y sus ojos saltones parecían condenarle a un tipo muy limitado de papeles, el romano Sergio Castellitto accedió a la dirección en 1999 con Libero Burro. En su segundo largometraje, No te muevas, presenta a un cirujano –interpretado por él mismo– que atraviesa una profunda crisis personal, agudizada cuando su hija de quinceaños sufre un gravísimo accidente de moto.
El cine negro ha utilizado con frecuencia a los médicos como parte del esquema de investigación de un crimen, unas veces en calidad de testigos, otras de implicados en alguna forma y otras, en fin, de expertos que colaboran con la policía o con el fiscal en la resolución del enigma. Pero en pocas ocasiones la acción ha girado tanto en torno a un médico como en A través del espejo, donde Robert Siodmak, gran especialista del género, y su guionista Nunnally Johnson sitúan al psiquiatra Scott Elliott en el centro mismo de una trama presidida por dos hermanas gemelas.
Después de alcanzar cierta resonancia internacional con películas como El beso de la mujer araña (1985) –basada en la novela homónima de Manuel Puig– y las producciones norteamericanas Tallo de hierro (1987) y Jugando en los campos del señor (1991), Héctor Babenco vuelve a las calles brasileñas en 2003 para arrojar luz sobre el sistema penitenciario de su país. Y el personaje encargado de hacerlo es el médico de la prisión de Carandiru, al que los reclusos irán explicando los motivos que les han llevado hasta allí
Hace casi tres meses falleció Menchu Gal Orendain en Irún, su ciudad natal, en la que esperaba inaugurar el magnífico museo que llevará su nombre y albergará casi toda su obra. Con la desaparición de esta gran artista, pierde la pintura española del siglo XX una de sus figuras más importantes y que desde este momento hay que incluir con todos los honores en la nómina de grandes figuras femeninas que curiosamente ha aumentado en este siglo, donde brillan María Blanchard, Maruja Mallo, Olga Sacharoff, Delhy Tejero, Rosario de Velasco, Consuelo Santos, Amalia Avia, María Antonia Dans y Carmen Laffon.
Décadas después de su muerte en agosto de 1977, Groucho Marx sigue siendo uno de los cómicos más admirados y un icono cultural kitsch para los amantes de las citas fáciles. Pero Groucho y sus hermanos, además de regalar unos cuantos títulos clásicos, innovaron profundamente en el campo de los diálogos cuando el cine sonoro daba sus primeros pasos. Si la mayoría de los directores se limitaban a colocar la cámara y asistir a los largos parlamentos de los actores, Groucho, Chico y Harpo solían imponer las escenas al responsable de turno y marcaban el ritmo con sus réplicas. En Un día en las carreras, su irreverente humor se ceba de manera especial con la profesión médica…