A finales de 2013 se estrenó entre nosotros, con cierto éxito –más de un millón de espectadores en salas comerciales, aparte de los pases posteriores por televisión–, «El médico», una producción alemana rodada en inglés cuyo mayor aliciente consiste en referirse a una época remota, el siglo XI, cuando la Medicina luchaba por liberarse de condicionamientos irracionales y supersticiosos. La dirige el cineasta bávaro Philipp Stölzl, y está basada en el voluminoso ‘best-seller’ homónimo del escritor estadounidense Noah Gordon, publicado en 1986 como primera parte de una trilogía integrada, además, por «Chamán» (1992) y «La doctora Cole» (1996).
La Plaza Mayor de Salamanca es, sin duda, la más bella y radiante de todas las plazas españolas, y una de las más hermosas del mundo. Tiene como precedente a las de Madrid, Valladolid y, sobre todo a la de La Corredera de Córdoba, y es verdadero corazón de la ciudad que expresa el latir de la vida cotidiana.
Situada en la Plaza de San Julián, fue fundada en 1623 por don Bartolomé Caballero Torquemada, abad de la Real Clerecía de San Marcos, como casa de acogida de viudas pobres y honradas que se financiaba con el legado de su fundador y la modestísima dote de las internas más acomodadas. Puede decirse que fue “medio convento, medio hospicio”.
Las películas que hablan de investigaciones científicas reales, y en especial las de carácter médico, porque afectan más directamente a los espectadores, tienen dos facetas muy distintas que es preciso deslindar con cuidado: el rigor y la fidelidad con que consigan reflejar los hechos, incluida su terminología específica y otros aspectos técnicos de importancia y, por otro lado, su valor como tales creaciones cinematográficas
Volviendo de vez en cuando a los clásicos del cine mundial, nos referimos en esta ocasión a un cineasta brillante y controvertido. Inconformista radical y víctima de la rigidez de los grandes estudios hollywoodienses para unos; caprichoso e inconstante para otros; creador genial en ocasiones, artesano rutinario en otras, Nicholas Ray aceptó el encargo de rodar ‘Más poderoso que la vida’ poco después de ‘Rebelde sin causa’ (1955) y unos años antes de venir a España para dirigir ‘Rey de reyes’ (1960) y ’55 días en Pekín’ (1962) a las órdenes del avispado productor apátrida Samuel Bronston.
En 1605 llegan los trinitarios a Salamanca y se instalan en la iglesia de San Miguel de los Huertos, extramuros. Veinte años más tarde, ante el temor de las reiteradas crecidas del Tormes, se trasladan a la antigua plaza de San Adrián, hoy plaza de Colón. De ese antiguo monasterio de los Trinitarios Descalzos de la Orden de la Merced solo se conservan la iglesia y la fachada del convento, así como algunas edificaciones interiores que se han incorporado al recién inaugurado edificio que alberga los Nuevos Juzgados y que, con anterioridad, acogía las dependencias de la casa-cuartel de la Guardia Civil.
En ‘Hipócrates’, Thomas Lilti, médico él mismo y director de un largometraje anterior que no se ha distribuido en España (‘Les yeux bandés’, 2007), refleja algunas de sus experiencias personales a través de un personaje de ficción, el joven Benjamin Barois, que se enfrenta a su primer trabajo en el servicio de Medicina Interna que dirige su padre en un hospital público de París. Con solo veintidós años, Benjamin sufrirá graves decepciones a medida que vaya descubriendo la situación del centro, debida, en gran medida, a los recortes económicos, que se traducen en escasez de personal y de camas, equipos que no funcionan, guardias abusivas y extenuantes, sobre todo para los médicos extranjeros y, en particular argelinos, como su nuevo compañero de trabajo, Abdel.
Colegio de la Real Compañía de Jesús o La Clerecía Los jesuitas se establecieron en Salamanca en el siglo XVI, en un austero edificio de traza clasicista situado frente al Colegio del Arzobispo Fonseca, que yo conocí en mi infancia como hospicio y hoy es colegio de enseñanza media Maestro Ávila. De allí, los miembros
La concesión del Oscar como mejor actriz a Julianne Moore, por un lado, y el fallecimiento de Richard Glatzer, uno de sus codirectores, por otro, han vuelto a poner de actualidad una película que pasó por nuestras pantallas hace pocos meses, sin despertar todo el interés que a nuestro juicio merecía. ‘Siempre Alice’ es la historia de una profesora de Lingüística que empieza a perder el dominio de las palabras, como primer síntoma de una rara variedad de la enfermedad de Alzheimer.
El término ‘barroco’, como en su día el vocablo ‘gótico’, fue usado despectivamente para designar a un estilo artístico que se desviaba de la norma clásica. En España, este periodo artístico hace alusión al arte vinculado a la dinastía de los Austrias menores, desarrollado a lo largo del siglo XVII y durante la primera mitad del XVIII, caracterizado por la complejidad de las formas y por una intensa expresividad en todas sus manifestaciones. De hecho, “lo barroco” tiene un origen preciso, de naturaleza artesanal: en joyería se aplica a una piedra irregular o mal tallada. El epíteto barroco se utiliza como sinónimo de pésimo gusto: como lo anormal, lo exuberante, lo decadente; en contraposición a lo pulcro, lo armónico y lo clásico, y no es hasta comienzos del siglo XX cuando adquiere un juicio positivo.