Colegio de la Real Compañía de Jesús o La Clerecía Los jesuitas se establecieron en Salamanca en el siglo XVI, en un austero edificio de traza clasicista situado frente al Colegio del Arzobispo Fonseca, que yo conocí en mi infancia como hospicio y hoy es colegio de enseñanza media Maestro Ávila. De allí, los miembros
El término ‘barroco’, como en su día el vocablo ‘gótico’, fue usado despectivamente para designar a un estilo artístico que se desviaba de la norma clásica. En España, este periodo artístico hace alusión al arte vinculado a la dinastía de los Austrias menores, desarrollado a lo largo del siglo XVII y durante la primera mitad del XVIII, caracterizado por la complejidad de las formas y por una intensa expresividad en todas sus manifestaciones. De hecho, “lo barroco” tiene un origen preciso, de naturaleza artesanal: en joyería se aplica a una piedra irregular o mal tallada. El epíteto barroco se utiliza como sinónimo de pésimo gusto: como lo anormal, lo exuberante, lo decadente; en contraposición a lo pulcro, lo armónico y lo clásico, y no es hasta comienzos del siglo XX cuando adquiere un juicio positivo.
Este convento está situado en la ronda del mismo nombre, que discurría paralela a la cerca medieval, muy cerca de la iglesia románica de San Marcos. Fue fundado a mediados del siglo XVI para religiosas franciscanas de la Orden de Santa Clara por el tesorero de Carlos V, don Cristóbal Suárez de Acevedo, y su esposa, doña Juana de Solís. De aquella fundación solo persiste la iglesia, muy modificada por la reforma de 1977.
Se encuentra situada en la calle de Bordadores, en un ensanche o placita evocadora al lado de la Casa de los Ovalle, donde murió el rector Unamuno, en la confluencia con la calle de las Úrsulas frente a la estatua de don Miguel y al torreón del convento. Es la casa que se hizo para morada el gran arquitecto del renacimiento Juan de Álava o Juan de Ibarra, que a los efectos es el mismo, por lo que no cabe extrañarse de que desarrollara en ella todo su ingenio. Para mí, constituye la mejor muestra local de la arquitectura civil plateresca, solo superada por la fachada de la Universidad.
Actualmente es la sede de la Diputación Provincial y debe su nombre a que en un tiempo fue almacén de la sal. Su construcción data de mediados del siglo XVI y fue debida a don Rodrigo de Mexía, esposo de doña Mayor de Fonseca y Toledo, sobrina de don Alonso II de Fonseca, patriarca de Alejandría.
Este monasterio e iglesia conocidos popularmente por “Los Dominicos” es el resultado de varias reedificaciones que tuvieron lugar sobre el solar ocupado por la primitiva iglesia románica de San Esteban, con su cementerio y posesiones contiguas de 1256, después de que los monjes se viesen obligados a trasladarse allí desde la iglesia de San Juan el Blanco, en el arrabal del puente, por las frecuentes riadas del Tormes.
En la actualidad existen serias dudas de que habitase la casa tan vengativa dama, ya que fue edificada por su nieto don Gonzalo Rodríguez de Monroy en la última década del S. XV, sobre el solar de la mansión anterior. La casa ha sufrido muchas reformas interiores desde el S.XVII hasta la actualidad y ha servido para los más diversos usos. Tras albergar dependencias del Colegio Oficial de Farmacéuticos, en la segundad mitad del S.XX pasó a ser propiedad de Caja Duero y en la actualidad está siendo remodelada interiormente, al parecer como sala de exposiciones. De todas formas su portada principal conserva su traza original de finales del gótico.
Salamanca gótica, a juzgar por las muestras edilicias de carácter civil que han llegado hasta nosotros, debió detener un valor muy destacado; lo que respondía a diversas causas. De una parte, la Universidad había despegado con fuerza reforzando su prestigio con la dotación de nuevas cátedras y con el creciente y relevante número de sus alumnos. Las dependencias donde se realizaba la actividad académica se quedaron pequeñas, y tras ocupar temporalmente algunas casas que le había alquilado el cabildo, se vio en la necesidad de contar con edificios que estuviesen acordes con su prestigio; lo que dio lugar a las primeras edificaciones del gótico tardío.
Fue fundada hacia 1190 como parroquia en el barrio de los toreses, y en el primer tercio del siglo XIII Alfonso IX la adjudicó a la Orden de Santiago. En el año 1268 el infante don Martín Alonso, hijo bastardo de aquel rey, y su esposa Dª María Meléndez de Sousa, supuesta infanta de Portugal, fundaron en ella un convento de Comendadoras de Santiago; pero lo que queda de aquella época apenas son pequeños restos al norte del actual coro.
Parece que el origen de este convento hay que buscarlo en una humilde ermita consagrada a Santa María, en la ladera del cerro de San Cristóbal, junto a la desaparecida iglesia de San Román y no muy alejada de la puerta de Santo Tomás de la cerca nueva. La primera abadesa, Dª Urraca, viuda de Fernando II de León, y un grupo de damas y huérfanas de la nobleza deciden “motu proprio”, en la primera mitad del S. XIII, agruparse en comunidad siguiendo la regla de la orden benedictina, pasando al poco tiempo a regirse por la orden de San Francisco; pero un incendio ocurrido en 1413 redujo a cenizas casi todo el convento, en el que perecieron algunas religiosas, salvándose los muros de la iglesia, los canecillos que sostenían los antiguos aleros, un Cristo y la crujía norte del claustro.