“Mi maestro y como un segundo buen padre fue el director del manicomio, D. Ángel Domínguez Borreguero. Era una persona exquisita en su trato, muy introvertido, de una moral y honestidad irreprochables y un profesional extraordinario” (Alfonso Ledesma Jimeno).
Desde que, en 1905, se le ocurrió a Mariano de Cavia sugerir que en España se celebrase el centenario del nacimiento de Cervantes han sido infinidad los trabajos
Su perfil biográfico ofrece varias facetas que no son comunes a todos los profesionales de la Medicina; el, doctor Íñigo Maldonado, descubridor de un bacilo, fue médico, docente, investigador en un laboratorio de Microbiología y empresario, y hasta le interesó la política en algún momento de su vida
“Maestro de recia personalidad, cimentada por su claro talento; él, hombre de estudio, que conoce y medita los problemas de la Patología general… Es joven en enseñar, en bien decir y exponer”
A la hora de elegir a tres doctores eminentes para presentar unas breves semblanzas de los mismos, he procurado que los elegidos tuvieran algo en común. Pronto he hallado algunos hechos en los que hay analogía: época de estudios, docencia, ejercicio profesional y cargos. Para que mejor se vean sus coincidencias en la sociedad salmantina, además de ser coetáneos y compañeros, escribo en color otros hechos destacados de esa semejanza
Desde que, en 1905, se le ocurrió a Mariano de Cavia sugerir que en España se celebrase el centenario del nacimiento de Cervantes han sido infinidad los trabajos con ocasión de los centenarios del nacimiento y de la muerte del referido escritor. En este año, IV Centenario de la muerte del insigne literato de España, han sido y son infinidad las exposiciones, conferencias y publicaciones que se han realizado y seguirán realizándose, especialmente en Salamanca. El Colegio de Médicos de Salamanca no dejó pasar la oportunidad, y ya hace tiempo que organizó una conferencia. También, por mi parte, me parece adecuado que la revista ‘Salamanca Médica’ refleje de algún modo la efeméride. Esto explica el tema elegido.
La preeminencia de determinados doctores ha hecho que varios médicos, siendo también excelentes profesionales, hayan sido pospuestos en la presentación de sus biografías. Sin acudir a medianías, de vez en cuando será conveniente recordar a aquellos médicos algo olvidados que por alguna circunstancia tuvieron gran reconocimiento social. Igualmente, algunos de los más prestigiosos doctores en Salamanca tampoco han sido objeto de atención, porque cuando se encontraban en un buen momento se marcharon de esta ciudad. Seguidamente recojo brevemente las semblanzas de cuatro doctores, dos de la primera clasificación y otros dos de la segunda, pero limitándome a su estancia en nuestra capital.
Una persona amable que ya destacó como alumno de la Facultad de Medicina de Salamanca, donde también fue docente. Como investigador, le otorgaron numerosos premios por los avances alcanzados, y pasó consulta de su especialidad, la Otorrinolaringología, tanto en el Hospital Virgen de la Vega como en su casa de la calle Fray Luis de Granada. En su faceta más personal, tuvo tiempo de escribir un libro sobre su pueblo, Villavieja de Yeltes, y especializarse en Genealogía.
Trabajador, culto, sabio, afable y excelente persona, y merecedor de los premios, distinciones y homenajes que se le han dado, Sánchez Granjel “no dejó faceta, rama o especialidad que no estudiase”. Intelectual de memoria extraordinaria, sabía recordar en sus disertaciones anécdotas, hechos y personas. Afable, todo entrega y generosidad, supo conquistarse las simpatías de cuantas personas le trataron y le conocieron.
Tras licenciarse en Medicina, comenzó su labor asistencial como médico titular del pueblo de Nava de Béjar, en plena epidemia de la gripe. En 1921 aprobó las oposiciones a la Beneficiencia Municipal de Salamanca, y en 1925 comenzó a dar clases en la Facultad de Medicina. Desde 1926, y durante once años, fue presidente del Colegio de Médicos.