Los médicos de Salamanca en época de la publicación de ‘DonQuijote de la Mancha’ (1605-1615)

Por Ramón Martín Rodrigo

Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia

Desde que, en 1905, se le ocurrió a Mariano de Cavia sugerir que en España se celebrase el centenario del nacimiento de Cervantes han sido infinidad los trabajos con ocasión de los centenarios del nacimiento y de la muerte del referido escritor. En este año, IV Centenario de la muerte del insigne literato de España, han sido y son infinidad las exposiciones, conferencias y publicaciones que se han realizado y seguirán realizándose, especialmente en Salamanca. El Colegio de Médicos de Salamanca no dejó pasar la oportunidad, y ya hace tiempo que organizó una conferencia. También, por mi parte, me parece adecuado que la revista ‘Salamanca Médica’ refleje de algún modo la efeméride. Esto explica el tema elegido.

En 1905, para conmemorar el nacimiento de Cervantes, la revista ‘Gente Joven’ publicó artículos muy interesantes de un grupo de estudiantes de la Universidad de Salamanca, entre ellos, Hipólito Rodríguez Pinilla, Antonio Rodríguez Bondía y Julio Salcedo, que luego fueron famosos médicos, y juntamente con ellos profesores eminentes de esta Universidad –Luis Maldonado, Unamun–. Y como era de esperar, D. Luis Rodríguez de Miguel, gran cervantista, abordó su relación con Salamanca.

Sobre la “estancia de Miguel de Cervantes en Salamanca” se ha escrito reiteradamente. Fijándose en los escenarios de los protagonistas en las obras de Cervantes ‘El licenciado Vidriera’, “La tía fingida’, ‘La Cueva de Salamanca’, y en las 16 veces que se menciona a Salamanca en el ‘Don Quijote’, se deduce la certeza de la estancia de Miguel de Cervantes en esta ciudad. Y se suma que D. Tomás González, archivero de Simancas, escribió que había visto documentado que Cervantes estuvo matriculado en la Universidad de Salamanca. Por eso, desde entonces, 1905, hasta la actualidad, otros muchos autores han vuelto sobre el tema. En el año 2008 lo hizo el Dr. D. Francisco Muñoz García.

No se necesita probar –porque son de sobra conocidas– las múltiples referencias de Cervantes a cuestiones médicas, pues como dijo Hipólito R. Pinilla, en ‘El Quijote’ “hay Medicina”. Especialmente basta considerar el capítulo XLVII de la segunda parte, en que aparece el doctor D. Pedro Recio de Agüero, natural de Tirteafuera, médico asalariado por los duques para cuidar de su salud, que estudiando día y noche la complexión de Sancho Panza, no le dejaba comer a su gusto ni frutas, ni conejos guisados, ni olla podrida, ni perdices, porque, según argumentaba, citando a Hipócrates –norte y luz de la Medicina– creía que “toda hartanza es mala y de perdices, malísima”. Tampoco el Dr. Pedro Recio dejaba a Sancho beber demasiado, “porque el que mucho bebe mata y consume el húmedo radical donde consiste la vida”. Enfadado, Sancho Panza protesta contra el doctor Pedro Recio y amenaza con echar de la ínsula a los que médicos ignorantes, que “a los médicos sabios, prudentes y discretos los pondré sobre mi cabeza y los honraré como a personas divinas”.

Esa es la clase de médicos que quiero recoger en este trabajo1. Porque si siempre se dijo que la Universidad de Salamanca fue madre y maestra fecunda de sabios, artistas y políticos, también lo fue de médicos extraordinarios.

De los diversos y posibles canales de información sobre el tema he limitado la consulta a los Procesos de Cátedra, libros de Dª Teresa Santander y de D. Enrique Esperabé, pues para las páginas de este trabajo dan suciente contenido. De todas estas tres fuentes se llega a la conclusión de la presencia en Salamanca, a comienzos del siglo XVII, de una veintena larga de médicos, la mayoría doctores y con ellos, algún licenciado.Enrique Esperabé ofrece en ‘Historia pragmática de la Universidad de Salamanca: Maestros y Alumnos más distinguidos’ un resumen de los profesores que leían en las siguientes cátedras: de Prima, de Vísperas, de Pronósticos, y las cursatorias de Método, Anatomía, Simples, y Cirugía. Habría que añadir la de Astrología, que aunque no la cita en el resumen, sí sale cuando presenta la biografía de alguno de los catedráticos. Este autor escribe la biografía resumida de los médicos docentes de la segunda mitad del XVI y de la primera del XVII, que son los que aquí corresponden. También lo hace Teresa Santander en ‘El Hospital del Estudio’.

Ascender de categoría

Pero el currículo profesional de los médicos se descubre mejor siguiendo los procesos de cátedras año tras año. Así, además de conocer quién obtiene una determinada cátedra, se puede ver quién ponía excepciones, quién quedaba sin plaza, etc. Como varias de las cátedras eran cursatorias y cada cuatro años se podían ganar de nuevo, y como el deseo mayoritario de los médicos era ascender de categoría y emolumentos, bastantes de los médicos docentes de aquella época fueron pasando de unas cátedras a otras, con lo cual su nombre se ve reiterado. Y por cierto, que en aquellas plazas que se obtenían por votos, se requería una matrícula previa de los estudiantes que podían votar.

En esa lista solían poner como referencia distintiva un rasgo físico del votante para así identicarlo. Rasgos apuntados de este tenor : “Jusepe de la Rúa, natural de Salamanca, barbirrojo, de mediana estatura, ojos azules”; “Antonio de Salinas, natural de Salamanca, alto, lampiño, de color quebrado. Y para otros decían tiene un lunar, le falta un diente, tiene hoyos de viruela”, etc. Uno de ellos, Francisco Díaz, natural de Madrid, mellado de dientes, vivía en la calle de los Moros, en la que se dice que vivió Cervantes; otro se llamaba Cristóbal Carrasco, natural de Uclés (Cuenca); era bajo, de ojos negros2. Pues bien, véase cómo Cervantes describe al bachiller Sansón Carrasco: “Era el bachiller, aunque se llamaba Sansón, no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón, de color macilento, pero de muy buen entendimiento, tendría hasta 24 años, carirredondo, de nariz chata y de boca grande”3. Con lo cual se apreciará muy pronto la semejanza con lo que se hacía en esta ciudad.

Seguidamente paso a dar el listado de los principales médicos profesores de Medicina y de Cirugía de la referida época en Salamanca, que es el siguiente: Juan Bravo; Rodrigo de Soria; Mateo Godínez; Pedro de Paz; Cristóbal de Medrano; Diego Ruiz de Ochoa; Gaspar Hernández de Medina; Antonio Núñez de Zamora; Juan Gil Vicente; Juan Arroyo Solano; Juan de Garaña Alonso de Corrales; Francisco de Roales, y otros4.

No se puede decir sin fundamento quiénes eran médicos excelentes y quiénes no lo eran tanto. Parece desprenderse de los procesos a cátedras que, en general, los licenciados, y más aún los bachilleres, menos preparados para la medicina teórica que los doctores que opositaban, se dedicaban a la práctica. Si embargo, el desempeño de la cátedra durante años indudablemente les daba a varios doctores cierta nombradía, y por ella nos hemos de guiar, más que por los resultados que tuvieran al aplicar sus conocimientos en los enfermos. Encontramos que el Dr. Bartolomé de Valle fue contratado para ejercer en Granada, y Juan Velázquez lo fue para Trujillo. Son buenas plazas, de lo que cabe deducir que su categoría es estimada. Otros siete se ven encuadrados formando “un partido médico” en Salamanca (Garaña, Mexía, Ruiz, Enríquez, Vergara, Escudero, y Espinosa). Lo cual también supone buena calificación. Los doctores Garaña, Juan Bravo y Rodrigo de Soria extendieron una especie de certificados médicos de otros opositores que habían atendido lo que igualmente habla en el sentido de ser considerados como una autoridad en Medicina. Y fueron llamados para ser Médicos de Cámara, Cristóbal de Medrano, Rodrigo de Soria y Diego Ruiz de Ochoa, que acompañó a Felipe III a Portugal, ambos señalados en la Cédula Real como grandes médicos, y Antonio Núñez de Zamora, llamado para ser médico del Duque de Lerma. Por tanto, ya tenemos cuatro figuras señeras y de gran prestigio.

Finalmente, tras esta nómina expuesta, me parece adecuado añadir algunas anotaciones más de algunos médicos, pero obviando en gran medida las referencias que contiene el libro de E. Esperabé y el libro ‘El Hospital del Estudio’, de T. Santander, que recogen datos biográcos de los todos lo médicos que llevo referidos y de los que mencionaré y, por consiguiente, sólo queda hacer una recapitulación o añadir alguna anécdota.

1. Dr. D. Juan Bravo de Piedrahíta. Fue catedrático de la Universidad de Salamanca. Ya lo era en 1566, cuando los catedráticos de la Universidad y los doctores médicos graduados emitieron su parecer sobre la creación de la Cátedra de Cirugía. En 1593 certica, juntamente con el Dr. Rodrigo de Soria, que el licenciado Diego de Briviesca se encuentra enfermo y no puede acudir a leer y a tomar puntos. Lo interesante es ver que dice que “el día señalado es día de purga y está con calentura”. El 18 de junio de 1612, ya gura como médico difunto cuando su hija Dª María de Solís y Bravo estaba casada con D. Diego de Villanova.

2. Dr. D. Diego Ruiz Ochoa, catedrático de Prima, que formalizó, ante escribano público, una protesta contra el Maestre escuela de la Universidad, exponiendo, entre otras alegaciones, que el aludido Maestre escuela era su enemigo. Concierta con Juan de Morales, autor de comedias, un contrato para la repre￾sentación de obras en la Casa de las Comedias de esta ciudad, durante los asuetos y vacaciones desde San Andrés, hasta que tengan a bien los diputados del Hospital de San Juan de Dios, de lo que se deduce que sería médico del mencionado Hospital de Salamanca.

3. Dr. Juan Gil Vicente, catedrático de Vísperas de Medicina, otorgó en el año 1609 una carta de pago al abad y convento de San Vicente de haberle satisfecho 5.500 reales, más los réditos de la mitad de un censo que a él le había traspasado la viuda del licenciado Hernández de Castro, que estuvo en Indias. Des￾empeño varias cátedras, como la de Prima, de Vísperas y la de Pronósticos.

4. Dr. D. Juan Arroyo Solano se presentó en 1617 a la Cátedra de Simples, que quedó vacante por muerte del Dr. Lucas Criado de Miranda, y la ganó por 56 votos frente a Lorenzo Pérez, que sacó 40 votos, y Jorge Enrique no obtuvo voto alguno.

5. Dr. D. Antonio Núñez de Zamora, catedrático en propiedad de Medicina en la de Vísperas. Compró una tierra de dos fanegas de terrazgo en el lugar de San Cristóbal de la Cuesta. En 1615 se examinó de Astrología al licenciado D. Francisco de Roales.

6. Dr. D. Roque de Porres de la Parra. Cuatro doctores –Ruiz, Gil Vicente, Solano y Porres– otorgaron en 1614 un poder para pleitos civiles o criminales que iba a tener lugar en la Chancillería de Valladolid. Como se ve, si cuatro profesionales siguen un pleito en apelación, eso quiere decir que están reclamando por un asunto que atañe a todos ellos. ¿Cuál podía ser? O bien un uno relativo al ejercicio de su carrera, o bien a los emolumentos, o acaso sobre el intrusismo profesional, aunque esto último parece menos probable.

7. Dr. D. Juan de Garaña da un poder para cobrar, del señor que menciono a continuación, 270 reales. Tuvo la catédra cursatoria de Método, formó parte del partido mencionado.

8. D. Sebastián Ruiz de Carrasco, médico, estudiante que fue de esta Universidad, que debía al Dr. Garaña la cantidad que arriba va consignada. Éste era natural de Lisboa. Y su apellido y naturaleza vienen muy a propósito para especular lo siguiente. Como se sabe, en ‘Don Quijote’ aparece el bachiller Sansón Carrasco. También se sabe que Cervantes estuvo algún tiempo en Lisboa. De lo cual podemos pensar que pudo ser en esa ciudad lusa en donde Cervantes adquiriera conocimiento sobre la Universidad de Salamanca, e incluso de la Facultad de Medicina, y hasta que el apellido “Carrasco” le sirviera a Cervantes para nombrar a uno de los personajes de la famosa novela.

9. Licenciado D. Alonso del Corral. En 1610 se va a desposar con Catalina de Barrientos, hija de Francisco de Barrientos, y por ello, este señor señala una dote de 1.500 ducados, pero con la condición de que se ha de graduar de doctor, luego y tan pronto que haya otro licenciado que alcance ese grado.

10. Dr. D. Pedro Fernández Parra. En 1614 vacó la Cátedra de Cirugía que tenía por un cuadrienio y nuevamente sale a oposición. Uno de sus opositores, el licenciado Cristóbal de Unfry Hayo, hace unas alegaciones en las que dice que el referido Pedro Hernández no es bachiller en Medicina, examinado y aprobado por los protomédicos de Su Majestad, y que esta cátedra es de curso para los estudiantes de Medicina, conforme a la Real Cédula de 5 de mayo de 1594. Igualmente pone excepciones sobre Pedro Hernández el licenciado Pedro Gómez de Villalón. A pesar de estas reclamaciones, se llegó al examen, y siendo nombrados examinadores el Dr. D. Pedro de Paz, decano de la Facultad de Medicina y el licenciado D. Juan Gil Vicente, fue examinado por el libro de GUIDO y obtuvo 47 votos, frente a 6 votos del licenciado Hayo y ningún voto del licenciado Villalón. Por lo que le hicieron colación canónica de dicha cátedra, y el Sr. Rector le puso el bonete sobre su cabeza. El doctor P. F. Parra, en 1612, realizó un contrato con Dª Catalina Sandoval y Bustos por el que ella le presentó un cofre con objetos de médicos, en presencia del licenciado Andrés Cuadrado, y D. Pedro tomó algunas cosas, dándose por pagado con 1.280 reales.

11. Licenciado D. Francisco de Roales, clérigo presbítero, gran estudiante, hábil y suciente, obtuvo en mayo de 1615 la Cátedra de Astrología de la Universidad de Salamanca, cuando Bartolomé de Valle se despidió para ir de médico a Granada. Roales fue examinado por el Dr. Antonio Núñez de Zamora y no tuvo opositor alguno.

12. Dr. Cristóbal de Medrano. Obtuvo en 1595 la Cátedra de Simples, porque no hubo otro opositor. Igualmente, dos testigos informaron favorablemente.

13. Dr. Mateo Godínez. En enero de 1596 ganó la Cátedra de Vísperas Medicina, a la que tampoco se presentó ningún otro opositor, que la había leído como sustituto por el Dr. Ambrosio Núñez.

14. Dr. Gaspar Hernández de Medina. En 1605 se presentó a la Cátedra de Simples, cuando el catedrático de ella, D. Juan Velázquez, que la ejercía, la dejó para aceptar el partido médico de Trujillo. A esta oposición se presentaron, además del referido Gaspar, los doctores Lucas Criado de Miranda, Domingo Velazquez Mexía y Juan de Garaña. Y tomaron puntos de algunos de los ‘Nueve libros de Galeno’.

Fueron Médicos del Hospital del Estudio en la época señalada Francisco Ponte, Pedro Hernández, Rodrigo de Soria, Cristóbal de Medrano, Diego Ruiz de Ochoa, Juan Gil, Antonio Núñez y otros. Y también por entonces había establecido en la Universidad un “Partido de Medicina” y otro “de Anatomía”.

Varios de los médicos señalados vivieron a caballo entre el siglo XVI y el XVII, y algunos de los referidos continuaron su vida más allá de 1616, biografías que no he querido seguir, pues para la revista ya es bastante. Creo que estos apuntes habrán servido de recordatorio, que la pretensión no es otra, dado que la profundización del tema queda para trabajos de investigación más profundos.


Notas:

  1. Hay cinco fuentes documentales a nivel local para averiguar nombres y datos de los médicos de Salamanca en aquella época: a) Los libros de Procesos a Cátedras, que dan nombres de médicos ejerciendo la docencia o aspirando a ella, siendo opositores; y los Libros de Claustros, ambos en el Archivo de la Universidad de Salamanca b) Protocolos notariales en donde aparecen poderes, testamentos, inventarios y otras clases de documentos, en el Archivo Histórico Provincial; c) Libros publicados por médicos de la época (Pedro Hernández, A. Alcázar, R. de Soria, C. Unfry de Hayo, etc.) o bien por investigadores posteriores (Morejón, A. Vázquez, Picatoste) y, en especial para Salamanca, las obras publicadas por D. Luis Sánchez Granjel y por Dª Teresa Santander, más la ‘Historia Pragmática de la Universidad de Salamanca’: maestros y alumnos más distinguidos de Enrique Esperabé; d) Libros eclesiásticos de las parroquias en donde constan nacimientos, matrimonios y defunciones; e) Actas en libros del Consistorio en que pueden aparecer contratos, quejas o rechazos de médicos. Además de estas fuentes, existen otras extraprovinciales, como pueden ser las llamadas desde Madrid y otras poblaciones de médicos de la Universidad de Salamanca para que en ellas ejerciesen su ocio. ↩︎
  2. Los citados eran estudiantes en Salamanca, pero no digo que precisamente lo fueran de Medicina. ↩︎
  3. En la 2ª parte de ‘El Quijote’, capítulo III. ↩︎
  4. Luis Rodríguez; Buenventura Vergara; Domingo Vázquez Mexía; Sebastián Ruiz; Juan González; Pedro de Hayo; Duarte Hernández; Blas Escudero; Francisco de Ponte; Cristóbal de Hayo; Francisco de Espinosa. Hernando de Aguilera; Dr. Diego Maldonado; Vallelame del Valle; Alonso de Alba, etc.* Las tres ilustraciones en blanco y negro están tomadas de la revista ‘Gente Joven’ del 13 de mayo de 1905. La foto en color corresponde a una escultura que se pidió que hiciera la Universidad poco después de creada la cátedra de Cirugía. Y en ella consta ‘Maniquí para prácticas de Cirugía’. Y en Mateo Vangoria 1570. Renovat 1768. ↩︎

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