Mi hermano iba en coche. En una curva un conductor bebido no giró bien. Choque frontal. Los dos murieron. “Me han quitado el carnet. Me cogieron a 190”, comentaba en un corrillo un amigo. Todos le miraban con la expresión de “¡Qué mala suerte!” Mi vecino me comenta que ha venido de noche a 260.
En una película, Los dientes del diablo, un policía es enviado a capturar a un esquimal que había matado a un misionero. Cuando lo encuentra, el esquimal le habla sobre el misionero: «No he visto a nadie más grosero que aquel hombre. Le invité a mi comida -eran gusanos vivos-, y la rechazó; le ofrecí a mi mujer para que se tumbase a reír con ella y no la quiso… ¿Qué mala educación tenía!». Tumbarse a reír, o sea, hacer el amor y el humor.
La temperatura es la que es. ¿Da lo mismo 0º, +0º o -0º? Posiblemente, con el airecito del que gozamos estos días sí. Pero el signo da un matiz.
“España, primer país de Europa en operaciones de cirugía estética con un gasto de 800 millones al año”. “El año pasado entre 350.000 y 400.000 personas se sometieron a una intervención de cirugía estética en España, según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre)”. “El 10% son menores. Unos tienen una verdadera patología, otros lo hacen por capricho”. Son titulares que veo en la prensa.
Hace unos diez años daba una conferencia en Beja, Portugal, dentro de unas jornadas de creatividad. Era el segundo ponente y cuando el primero acabó, el presidente de la mesa indicó: “Cinco minutos de descanso”. “¿Hay un servicio por aquí?” -le pregunté. “Ahí en frente”.