Por Germán Payo Losa
Director de Educahumor
Pasaba el 27/11/2008 por la Puerta Zamora, sobre las 11.30de la noche. El termómetro en lo alto indicaba +0º. Hoy, cuando escribo estas líneas, lo he visto otra vez. Entonces salía de una conferencia y cena: “Matemáticas para reírse y reírse con las matemáticas”, de Pablo Flores, de la Universidad de Granada, dentro de un curso extraordinario de la Usal sobre “El potencial del humor y la risa”. Venía con un montón de ideas divertidas sobre las matemáticas y el humor y no pude por menos de preguntarme: “¿Y por qué no pone -0º? ¿Es este termómetro optimista? ¿Es el único termómetro optimista de nuestra ciudad?” No sé si te has fijado, pero todos los demás que indican la temperatura en Salamanca, que yo haya visto, lo ponen de otro modo. (-0º el de frente a San Juan).
La temperatura es la que es. ¿Da lo mismo 0º, +0º o -0º? Posiblemente, con el airecito del que gozamos estos días sí. Pero el signo da un matiz.
Los hechos son los hechos. Me da un infarto y es un hecho. Pero con un pequeño test podemos saber si quien sufre el infarto es optimista o pesimista. Pues resulta que los optimistas se recuperan antes, recaen menos, sobreviven más tiempo y con mejor calidad de vida. “Que pena, ya no puedo fumar, ni beber, ni comer jeta que es lo que más me gustaba” –piensa un pesimista. El optimista: “Aún estoy vivo y puedo hacer y disfrutar de muchísimas otras cosas”.
¿Influye en nuestra salud ser optimista o pesimista? La ciencia nos sorprende. Un estudio publicado por el Dr. Snowdon, un profesor de neurología de la Universidad de Kentucky que investigó sobre el Alzheimer en 678 monjas, -que habían vivido en condiciones de vida muy semejantes a las que pidió permiso no sólo para hacerlas tests y otras pruebas durante 15 años, sino también para que le dejasen estudiar su cerebro una vez muertas-, encuentra una correlación entre los escritos de juventud de las monjas fallecidas y el progreso de la enfermedad. Mayores expresiones positivas menor avance. (Cuando reunió a todas para pedirles su colaboración quedaron mudas ante la petición de que donasen sus cerebros. Jamás se habían enfrentado a una situación así. “¿Para qué quiero el cerebro una vez enterrada. Si ayuda a otros, cuente con el mío?” -exclamó una de 95 años-. Las demás la siguieron).
las ideas positivas nos hacen sentir mejor y fortalece nuestro sistema inmune
Las ideas positivas nos hacen sentir mejor y fortalecen nuestro sistema inmune. Por el contrario los pensamientos negativos producen efectos demoledores en nuestra salud física, no sólo mental o emocional. Carmelo Vázquez, que escribió con Dolores Avia Optimismo Inteligente, tiene estudios que indican que genéticamente estamos predispuestos a fijarnos en lo positivo o en lo negativo, pero cifra en un 50 % la influencia. El resto sería la educación, costumbres, carácter.
Ser optimista es excelente para desarrollar el sentido del humor y transmitirlo. Ser un pesimista y gruñón lo contrario. Una mujer tenía la tensión muy alta. Su médico la puso a dieta. Le dio medicación y seguía alta. Hasta que un día, extrañada de que nada lograra bajársela fue a la farmacia antes de la consulta. Allí tenía la tensión normal, con lo que salió feliz. Entonces se dio cuenta del saludo, la expresión adusta del médico, dispuesto a reñirla, y empezó a ponerse cada vez más nerviosa. La tensión tomada por el médico era alta de nuevo. Bronca otra vez. Cambió de médico. Tensión normalizada.
Le atracaron. Siete balazos. Ingresó muy grave. En el quirófano, antes de anestesiarle le preguntaron. “¿Es Vd. alérgico a algo? “Sí a las balas. Me miran como si estuviese muerto. Opérenme como si estuviese vivo. Yo voy a luchar para vivir”. En nuestra educación señalamos lo que está mal en rojo. Miramos los defectos, criticamos. Parece que ser optimista está mal visto. Pero el pensamiento positivo tiene una tremenda fuerza, no sólo en motivar a las personas que trabajan o viven con nosotros, sino en mejorar la salud. Y es una gimnasia mental tremenda. “Todo lo que te sucede se puede ver desde un punto de vista trágico o cómico. Tú eliges. El segundo cuesta más, pero se puede entrenar y es más divertido”.
No es fácil. El humor y la risa ayudan. Pero, como hay estudios para casi todo, también es cierto que parece ser que los optimistas no son más longevos. Dicen que piensan que todo les saldrá bien, y toman más riesgos. Así que si decides cultivar el optimismo, ¡Cuidado!
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