Habituado a desempolvar viejos catálogos de mi biblioteca, recientemente me he topado con uno especial. Se trata de un homenaje, impulsado por Manuel Santonja, que se le hizo en el Museo de Salamanca al desaparecido pintor salmantino Ricardo Montero en 1988. En él colaboramos varios amigos suyos. Mi intervención en concreto se materializó en un apasionado elogio al pintor, que traigo a estas páginas porque creo que se trata de un artista que Salamanca no debe olvidar. Ricardo Montero fue una figura capital en la evolución y el desarrollo del arte abstracto y así lo reconocieron y elogiaron los críticos del momento, entre ellos nombres de la talla de Calvo Serraller, Carlos Areán o Enrique R. Panyagua.
Vaya por delante que no soy el más indicado para hacer la biografía de este eminente doctor, sobre todo cuando aún viven miembros de su familia, algunos de sus ayudantes y otras muchas personas que lo conocieron. Alguien debería hacer un estudio extenso y exhaustivo de su vida profesional y de sus aportaciones a la Medicina. Hasta tanto creo oportuno dar solamente unas pincelas sobre don Francisco, popularmente conocido por “Don Paco Díez.” Mi interés sobre este médico nace al descubrir su relación familiar con mi patria chica, Sequeros, como igualmente con la citada villa tuvieron lazos familiares don Guillermo Hernández Sanz y don Pedro Sánchez Llevot, ambos doctores también destacados salmantinos. Afortunadamente he ido descubriendo con suma facilidad que don Francisco Díez fue una figura excepcional, un ilustre salmantino, cuya memoria merece ser rescatada del olvido. También he de confesar que, puesto que para este breve artículo dan suficiente información la prensa local y alguna de sus obras, he obviado preguntar tanto a su familia como a sus colaboradores. Por tanto dejo ‘voluntariamente recortada’ su biografía, pues de no hacerlo así, ésta daría para muchas páginas.
El autor recuerda el paso por Salamanca de los religiosos de San Antonio Abad, dedicados a atender a los enfermos del llamado “fuego infernal”
De tú a tú, como le gusta ir por la vida, se nos presenta en estas páginas un hombre ante todo interesante. Su atractivo intelectual, su ingenio, su fructífera experiencia nos revelan a un auténtico genio y figura en muchos campos. Su categoría de rara avis nos alerta sobre la inconveniencia de llevar esta introducción más allá, para que sea él mismo quien se descubra en una entrevista que rebosa sinceridad y humanismo.
El Gobierno ha vuelto a introducir en la Ley de Presupuestos medidas que regulan algunos aspectos de las bajas laborales, que no deberían ser regulados en esa Ley.
Se han dictado medidas aún más limitativas de la gestión de las bajas laborales (I.T. / Incapacidad Temporal) dando más atribuciones a la entidad gestora de la Seguridad Social (INSS) en detrimento de las competencias de los médicos de los Servicios Regionales de Salud.
Estas medidas no importan tanto en sí mismas, como por la tendencia normativa que suponen y la limitativa concepción de protección social que dejan traslucir.
Treinta años después de su estreno, y de su éxito arrollador tanto en las taquillas y la Academia de Hollywood –cinco Oscars: mejor película, director, guión adaptado e intérpretes principales– como entre la crítica, el segundo largometraje rodado en Estados Unidos por el cineasta checo Milos Forman, Alguien voló sobre el nido del cuco, conserva intacta su fuerza expresiva y dramática, aunque alguna de sus referencias culturales –o, más exactamente, «contraculturales»– hayan quedado superadas con el tiempo