Sanitarios salmantinos masones (y II)

Por Jesús Málaga

Segunda y última parte del trabajo iniciado en el número anterior de ‘Salamanca Médica’ el que Jesús Málaga repasa la presencia de médicos y otros profesionales sanitarios en las logias masónicas de Salamanca capital y su provincia

Detalle de la sala en la que se recrea una logia masónica en el Centro
Documental de la Memoria Histórica.

El Capítulo Rosa Cruz Hijos de la Humanidad de Salamanca (1888-1890) se formó en 1888 con nueve masones pertenecientes a dicha logia, con el médico Manuel Periáñez del grado 30 entre ellos; todas las dignidades del grado 4 de la logia podían pertenecer al Capítulo. En 1889 se doblaron sus componentes, a pesar de que se dieron de baja tres para fundar la logia Serapis en Salamanca bajo la obediencia del GOE. El Capítulo dejó de llamarse Rosa Cruz al admitir grados inferiores al 18.

El Capítulo Provincial de Salamanca (1890-1895) estuvo formado por masones de la provincia que deseaban pertenecer a él con grado 4 o superiores. Acogió a los miembros del Capítulo Villalar y miembros de las logias de Ciudad Rodrigo, Béjar y La Fuente de San Esteban.

La logia Aurora del Progreso, de La Fuente de San Esteban (1889-1890), fue fundada por tres masones, Vicente Santamaría, grado 3, Lorenzo Bienzobas y Rufino García, ambos del grado 1. Fueron avalados por las logias La Mirobrigense e Hijos de la Humanidad. El 20 de julio de 1889 se inauguró el templo y se instaló la logia, que nombró y envió al marqués de Seoane para que formara parte de la Cámara Legislativa del GONE. La formaron once miembros, los cargos se distribuyeron por antigüedad; todos los pertenecientes tenían cargo, excepto la mujer. Al año solo quedaban ocho, tres se pasaron a la logia Hijos de la Humanidad. En 1890, se produjeron otros tres trasvases, quedando reducida la logia a cinco miembros. De los once primeros, seis eran solteros y cinco casados. La media de edad estaba en los 32 años, y en cuanto a sus profesiones, nueve eran empleados, cuatro de ellos del ferrocarril, un militar y una mujer. Fue la primera logia de pueblo que no era partido judicial, pero sí un nudo de comunicación con Portugal.

La logia Luz Bejarana, de la ciudad de Béjar, estuvo abierta desde 1889 a 1897. Surgió como filial de la logia Hijos de la Humanidad, que ayudó a realizar todos los tramites de creación. Perteneció a la obediencia al GONE de Pantoja, se formó con 11 miembros, todos con el grado 3 de maestro, a los que se sumarían cinco más que estuvieron ausentes el día de la constitución. Desarrolló poca actividad de puertas afuera, pero supieron protegerse creando una sociedad de socorros mutuos para servicio de los integrantes de la logia, y solicitaron el indulto para un reo de pena capital. Estuvo formada por 16 casados y 8 solteros; la edad media de sus miembros fue de 38,2 años. Pertenecían a la logia dos hermanos. Se dictaron tres sentencias de expulsión por falta de pago, aunque uno de ellos apeló a órganos superiores el dictamen sancionador. Más tarde, fueron expulsados de la orden dos más. Seis no volvieron a aparecer en el Cuadro-Lógico. En la Logia Bejarana fueron aceptados dos niños, en la terminología masona Lovetones, en una enternecedora ceremonia. En 1891 eran 34 los miembros; 15 pertenecían a la logia en 1888-1890 y 19 eran recién llegados. Entre sus integrantes había un veterinario, Eustaquio A. Saucedo, nombre simbólico Aquiles, y un médico militar, Felicísimo Cadenas, nombre simbólico Sócrates. Dieciocho estaban casados, trece solteros y uno viudo, más los dos niños citados. La edad media era de 34,5 años en 1891.

La logia tuvo que vivir días traumáticos por el asesinato de su secretario, Saturnino Elvira. Celebraron honras fúnebres, pagaron los gastos del entierro y abonaron las minutas del abogado y del procurador. Saturnino era de profesión obrero tejedor, estaba soltero y su nombre simbólico fue Espronceda. En 1892, cambiaron de obediencia, y pasaron a depender de la Federación del Gran Oriente Español (GOE), abandonando el GONE de Pantonja. Bajaron sus miembros a 23, pero rápidamente se recuperaron, llegando a los 29. Entre sus actividades destacaron las culturales, con veladas literarias en las que intervino el masón José Rodríguez Sepúlveda sobre: Discurso masónico, protesta contra la pena de muerte, masones filósofos de todos los tiempos, canto épico a Dios en el momento de la creación y las ceremoniales del Gran Oriente encaminados a hacer el bien a la humanidad. Asistieron a los actos unos mil bejaranos.

La recreación de una logia masónica en el Centro Documental de la Memoria Histórica. / FOTO: Turismo de Salamanca

En 1892 fueron irradiados por falta de pago nueve miembros, terminando el año 1893 con 22. Gregorio Villalobos ejercía como médico en La Garganta (Cáceres) siendo practicante; lo hacía con el beneplácito de las autoridades locales. Fue denunciado por el cura del pueblo por un mal querer ante el juez de 1ª Instancia. Desde la logia se pidió al GOE que se hicieran gestiones y se pidieran recomendaciones para que la causa fuera sobreseída. Las profesiones más frecuentes entre los integrantes de la logia fueron: dos ambulantes, dos artistas, dos bataneros, cuatro comerciantes, dos comisionistas, dos empleados, dos escolares, dos estudiantes, tres fabricantes, un farmacéutico, diez militares, un médico, dos plateros, dos propietarios, cuatro tejedores, tres viajantes y cinco sin profesión. Felicísimo Cadenas figuraba como médico militar, su nombre simbólico era Sócrates; Antonio Minanos, farmacéutico, nombre simbólico Barcelius; Gregorio Villalobos figuraba en los listados como médico, siendo practicante, nombre simbólico, Pinra; Eustaquio A. Saucedo, veterinario, nombre simbólico, Aquiles.

La logia Serapis de Salamanca estuvo activa desde 1889 a 1892. Fue fundada por tres miembros de la logia Hijos de la Humanidad, Diego Muela y Severiano Muriel, ambos del grado 18, y Serapio Benito del grado 9; posiblemente este último dio nombre a la logia. Solicitaron al GOE célula de fundación, al haber abandonado dicha obediencia la logia Los Hijos de la Humanidad, de la que procedían.

Desde sus inicios tuvieron problemas de tesorería a la hora de cotizar al GOE. Para superarlos, subieron de grado a todos sus miembros y solicitaron una rebaja en las tasas, merma que le fue concedida. No tenían recursos para sufragar el viaje del representante de la logia a la Asamblea Anual de Madrid. Para solucionar dicho problema, propusieron para que los representara a un masón ajeno, de los Valles de Madrid. Finalmente se ofreció García Vao, que no aparece en el Cuadro-Lógico de 1890, quien debió correr con sus recursos con los gastos para representarlos. Intentaron publicar un boletín, aunque no consta que lo consiguieran. El Cuadro-Lógico de 1890 contaba con 16 miembros, nueve procedentes de los Hijos de la Humanidad. En 1890 expulsaron a dos de sus miembros. La edad media era de 30 años, la más baja de las logias salmantinas, con uno de ellos, Claudio Campos, nombre simbólico Franklin, con tan solo 20 años. Diez eran empleados, algunos de ellos de ferrocarriles, dos militares y dos sin profesión. Se trataba de personas enclavadas en la clase media urbana.

La logia Hijos de la Luz, de Alba de Tormes (1890-1892), surgió de los señores Anguita y Correllano. Se dirigieron al GONE del vizconde de Ros para formar una logia bajo sus auspicios, pero algunos miembros no estaban de acuerdo con pasar a la obediencia del GONE. Desde el principio presentó problemas económicos y ambientales; según sus miembros, el pueblo estaba invadido por frailes y monjas. Fue constituida por trece miembros, entre ellos, una mujer que desempañaba cargo, al igual que otra lo hacía en el Capítulo Villalar de Ciudad Rodrigo. Ocho estaban casados y cinco solteros, y la media de edad era de 34,3 años. Había extranjeros de Europa y América y de diversas regiones peninsulares, pero todos residentes en Alba de Tormes. En 1981, fueron separados de la logia cinco miembros por falta de asistencia, injurias a varios hermanos y deudas al tesoro. Su pésima economía hizo que no pudieran mandar representante a las asambleas anuales de la obediencia. De los 15 miembros, dos eran militares y dos del Teatro; el resto pertenecían a distintas profesiones liberales, el comercio y prisiones, entre otras. Uno de ellos, Domingo Cruz, figuraba como practicante de farmacia. Formaban parte de la pequeña burguesía urbana, en la que abundaban las profesiones liberales.

Tal como hemos descrito, las logias se localizan en zonas urbanas —Salamanca, Ciudad Rodrigo, Béjar— y en nudos ferroviarios como la Fuente de San Esteban y Alba de Tormes. La capital tutelaba las logias de la provincia, y Ciudad Rodrigo, La Fuente de San Esteban. Las logias con más masones fueron las de Salamanca y Béjar. Luis P. Martín-Martínez divide la masonería salmantina de finales del siglo XIX en cinco periodos:

1.- 1872-1880. Con pocos masones y con la primera logia coincidiendo con el Sexenio Democrático, la segunda ya en la Restauración.

2.- 1880-1883. Despertar de la masonería, con la llegada al poder del partido liberal-fusionista de Sagasta (Gran Maestre del Gran Oriente de España).

3.- 1884-1887. Sin documentación provincial. Sagasta en el poder hasta 1890.

4.- 1887-1892. Periodo más fructífero de la masonería. Masones ocupando cargos de concejal en el Ayuntamiento de Salamanca.

5.- 1892-1896. Decadencia sin justificación.

“Las logias organizaban actividades sociales, actos benéfico-filantrópicos y eventos culturales”

Resumiendo, la primera logia masónica se fundó en la capital, La Igualdad, con obediencia al Gran Oriente Ibero. Hasta 1882 no existieron relaciones intermasónicas en la provincia. A partir de ese año, se celebran banquetes solsticiales y tenidas colectivas entre logias de la misma obediencia, las de distinta se ignoraban.

La mayoría de las logias se afiliaron al GONE de Pantoja (auspiciada por el Gran Oriente de España, perteneciente durante años a la Gran Logia Simbólica). El GONE de Pantoja y el GONE del vizconde del Ros se unificaron para, posteriormente, volverse a separar. Luz Bejarana y Serapis acataron la obediencia del GOE, y Los Hijos de la Luz, al GONE del Vizconde de Ros. Se produjeron conflictos en las logias; La Mirobrigense se escindió y los separados de los Hijos de la Humanidad formaron la logia Serapis.

Trabajo de la Dra. María José Turrión sobre ‘La masonería femenina en Salamanca en el siglo XIX’. / Centro de Estudios Salmantinos

Las logias organizaban actividades sociales, actos benéfico-filantrópicos y eventos culturales, tenidas blancas, conferencias y debates. Debido a los escasos recursos económicos, las obras benéficas fueron escasas. La logia de Béjar destacó por celebrar actos culturales. Como ya hemos comentado, en Salamanca se publicó la revista La Acacia, y la logia Hijos de la Humanidad tenía un Cuadro de amistades a través del cual se practicaban recomendaciones e influencias. En la logia La Igualdad había republicanos, como Francisco Núñez, y liberales dinásticos, como Mariano Cáceres. En Los Comuneros había canovistas (Cecilio González), fusionistas (Felipe Peramato) y liberales (Valentín Cáceres). La mayoría de los que optaban por la política lo hacían por partidos progresistas.

El 6,6% de los miembros eran sanitarios

Mariano Cáceres escribía en El Eco de Salamanca, Francisco Núñez era el propietario de El Adelanto y había masones en las redacciones de los periódicos progresistas. Contabilizando todas las logias salmantinas, las profesiones más frecuentes fueron: 59 empleados (21,9%), 27 militares (10%), 12 médicos (4,5%), 12 comerciantes (4,5%), 10 abogados (3,7%), 6 ingenieros (2,2%), 6 maestros (2,2%). Si sumamos al grupo de masones médicos, los farmacéuticos, veterinarios y el resto de sanitarios, el número sube a 18 (el 6,6%).

Hay que destacar entre los masones salmantinos la presencia de 11 mujeres y dos niños. Las primeras logias de la capital estaban formadas por miembros de la burguesía de notables; en las surgidas posteriormente era dominante la pequeña burguesía. Contabilizando todos los masones de las nueve logias salmantinas, se llega a una la cifra cercana a los trescientos para un periodo de 26-27 años (1870-1897).

A partir de 1896, desaparece de la ciudad y provincia de Salamanca la masonería. Luis P. Martín apunta como causas el escaso compromiso de sus miembros, los conflictos internos, los problemas financieros y la campaña emprendida contra la masonería con la acusación de que había contribuido a la independencia de Cuba y Filipinas en 1896. Desde entonces se clausuraron logias, se prohibieron actividades y se encarceló a los principales dirigentes.

Después de años de silencio, ya en el siglo XX aparece en los años 1912-1913 la logia Helmántica de Salamanca. Fue gestionada su apertura por Isidro López, presidente del Sindicato de la Unión Nacional de la Panadería Española, y Víctor Gallego, secretario del Gran Español, principal obediencia de la masonería española, junto con seis miembros de la logia Serapis. La logia podía exaltar a sus miembros hasta el grado 3 y trabajaba el rito Escocés Antiguo y Aceptado, y acataba la Constitución, Estatutos y Reglamentos de Gran Consejo de la Orden del GOE. Su primer domicilio para recibir correspondencia estaba en la casa de Isidro López, en la calle Bretón, número 4. Sin local propio, se acogieron a uno ofertado por un miembro de la logia. Pidieron al Gran Consejo un préstamo de 400 pesetas para decorarla y pagar los gastos ordinarios. En 1913, la logia desaparece ante las muchas dificultades surgidas. Entre los diez miembros de la logia Helmántica no se contabilizaba ningún médico ni sanitario.

El Triángulo Helmántico de Salamanca tuvo su vigencia en 1932, en plena II República. El que se formara un Triángulo daba a entender las dificultades para fundar una logia que necesitaba más requisitos. Mientras en España la masonería crecía, en Salamanca no parecía interesar a nadie. El Triángulo estaba formado por Gervasio González, Manuel de Solórzano y M. Ángel Arias. Durante el año 1932 ingresó Mariano García Zapata, antiguo miembro de la logia Helmántica, y comienza su iniciación el sastre Celso García Sánchez. Por lo tanto, el Triángulo estaba formado por cinco masones. En el verano se afilió Gabino Garabis, se pide permiso para la exaltación de un aprendiz y admiten otra nueva afiliación. Con estas incorporaciones, eran ya 8 los masones del Triángulo. Con siete miembros podían constituir logia, pero en octubre de 1932 se deciden por “abatir columnas”, es decir, cerrar el Triángulo.

Los fondos del Centro Documental de la Memoria Histórica incluyen objetos y enseres utilizados por los masones en sus reuniones.

La logia Helmántica de Salamanca (1933-1936) se fundó a instancias del gobernador José María Friera en mayo de 1935, aunque hay documentos que desmienten esta afirmación, debido a que se interfieren las gestiones para formar una logia por parte del Triángulo con anterioridad a esta fecha, en 1932, antes de “abatir columnas”. El gobernador y un hijo del general Cabanellas asistieron a algunas de sus reuniones, que posiblemente se celebraron en el Gobierno Civil primero y en el domicilio de Atilano Coco después. Luis P. Martín cita tres circulares recibidas por la logia; la primera, recomendando que no se recibiera a ningún masón alemán sin llevar documentación refrendada y acreditada desde Madrid —ya estaba Hitler en el poder—. La segunda, comunicando la expulsión de Martínez Barrios por haber participado en la victoria de las derechas en 1934, y una tercera en la que se comunica la formación del Frente Antifascista, en el que se integró la masonería. La logia Constancia de Valladolid ejercía cierta “tutoría” con la logia de Salamanca. En enero de 1935, estaba formada por 16 miembros, a los que se les añadirían tres más procedentes de otras logias. Sin embrago, el delegado de Recuperación de Documentos cita 21 masones. La logia intentó crear un Triángulo en Zamora. Sus miembros se situaron dentro del Grupo Republicano Radical: Partido Republicano Radical Demócrata, Partido Republicano Radical Socialista, que se fundieron en Unión Republicana. Destacaban el concejal Pablo Sotés y el alcalde de barrio Antolín Núñez Bravo; ambos estuvieron implicados en el asunto de la expropiación del cementerio católico de San Carlos Borromeo y su conversión en cementerio laico.

Miembros destacados de la logia Helmántica fueron Francisco García Barrado, nombre simbólico Tormes, director de la Caja de Ahorros; Atilano Coco, pastor protestante de Salamanca, nombre simbólico Timoteo, y el sastre Celso García, nombre simbólico Libertad. Y dentro de los sanitarios, Andrés Lorenzo, practicante, nombre simbólico Reclus. Menos Coco, asesinado en los primeros días del golpe, los otros tres negaron haber pertenecido a la masonería.

Los diecinueve sanitarios masones citados por Luis P. Martín según el orden de aparición en su libro fueron: Policarpo de Gándara, médico de la logia Igualdad; Octavio García López, médico militar de la logia La Mirobrigense; Cristóbal Anaya, farmacéutico de la logia La Mirobrigense; Miguel García, sanitario de la logia La Mirobrigense; Casimiro García López, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Octavio García López, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Manuel Laporta, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Ulpiano Perales, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Periáñez, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Lisardo Rodríguez Criado, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Leonardo Sánchez Muñoz, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Máximo Sánchez Recio, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Carlos Sena García, médico de la logia Hijos de la Humanidad; Jerónimo Alonso Sopuello, farmacéutico de la logia Hijos de la Humanidad; Eustaquio A. Saucedo, veterinario de la logia Luz Bejarana; Felicísimo Cadenas, médico militar de la logia Luz Bejarana; Antonio Minanos, farmacéutico de la logia Luz Bejarana; Gregorio Villalobos, practicante que figura en la logia Luz Bejarana como médico, y Andrés Lorenzo, practicante de la logia Helmántica.  

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