Dr. Don Antonio Álvarez Morujo

Por Ramón Martín Rodrigo

Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia

“En esta sección, hoy me agrada presentar a un eminente doctor que tuvo en grado sumo ambos atributos: ser un indiscutible y magnifico médico y contar con una historia muy interesante”

INFANCIA Y ADOLESCENCIA

El 9 de febrero de 1911, el periódico La Correspondencia, en Notas de Sociedad, dice: “Ha contraído matrimonio en Badajoz don Florentino Álvarez con la señorita Vicenta Morujo”. Lógicamente, el citado contrayente era un personaje importante; de lo contrario, no se hubiera publicado su boda en la prensa de nivel nacional. Más adelante, se descubre que fue administrador principal de Correos de Salamanca1. Aquel contrayente era natural de Badajoz, y la novia lo era del pueblo cercano San Vicente de Alcántara (también de Badajoz). De ese matrimonio nació un niño al que pusieron el nombre de Florentino; luego alegró a la familia el nacimiento de una niña, María Dolores; y unos años después vino al mundo, en Alburquerque, el que fue el tercer hijo, Antonio. A ambos hermanos, Florentino y Antonio, los encontraremos estudiando en Salamanca: el mayor, la carrera de Derecho2; el menor, estudiando Bachillerato y, a continuación, la carrera de Medicina.

Don Antonio Álvarez Morujo nació en Alburquerque el día 3 de marzo de 1918. En esta villa vivió sus primeros años, que él recuerda con nostalgia en su obra Cantos de Navidad en la villa de Alburquerque. Tras los estudios de enseñanza primaria, a los 10 años verificó en septiembre el examen de ingreso en el Instituto de Badajoz, en el que aprobó algunas asignaturas. En 1931 ya había trasladado la matrícula a Salamanca, estudiando el resto en el colegio de los Padres Salesianos de María Auxiliadora, en Salamanca. Aquí, durante tres años consecutivos, acabó los estudios de Bachillerato, incluido el examen de grado, con buenas notas. Solicitó el título de bachiller en septiembre de 1934. El 13 de enero de 1937, en El Adelanto, se le cita en la relación de solicitantes admitidos “a prácticas” de Correos. Parece entenderse que este servicio necesitaba personal, dadas las circunstancias bélicas. Entrar a prestarlo podía proporcionar una ayuda inestimable a las autoridades.

CARRERA BRILLANTÍSIMA DE MEDICINA, INTERRUMPIDA POR LA GUERRA CIVIL: 1934-1943

Don Antonio Álvarez Morujo comenzó su carrera de Medicina en el curso 1934-35, que se llamaba Preparatorio y se cursaba en la Facultad de Ciencias. Sus notas fueron muy buenas. Seguidamente pasó al curso 1935-36, estudiando ya, entre otras asignaturas, Anatomía Descriptiva y Topográfica, materia superada con Sobresaliente y Premio, y que sería luego su especialidad docente. Entonces estalló la Guerra Civil. Don Antonio había acabado segundo de Medicina y, en aquel verano de 1936, se encontraba pasando sus vacaciones en la casa de su abuela, en San Vicente de Alcántara. Tenía solamente 18 años, pero atravesó la sierra de San Pedro, llegó a Cáceres y se alistó voluntario en el ejército nacional.

 Los estudios de Medicina quedaban parados. Los reanudó, como otros estudiantes, en el curso 1939-1940, en cuyo año académico aprobó siete asignaturas de tercero y cuarto curso, ganando cuatro Sobresalientes, de los cuales tres fueron con Premio.

En su licenciatura en Medicina y Cirugía, don Antonio Álvarez Morujo obtuvo calificación de las asignaturas con 22 Sobresalientes; en 18 de ellos, su nota iba seguida de Premio. Todo ello culminó con el último en el Grado de Licenciado, en el que, igualmente, obtuvo el Número 1 por oposición y Premio Extraordinario en 1943. Además, llevaba en su expediente académico haber conseguido, también por oposición al Servicio de Anatomía, la categoría de Alumno Interno. En ese momento, el catedrático de Anatomía era don Godeardo Peralta Miñón, a quien consideró siempre su maestro y por quien tuvo gran admiración. Fue él quien le instruyó en toda la técnica anatómica del momento, como la disección al agua y la submicroscópica.

Entretanto, había sido nombrado, el 20 de julio de 1937, alférez provisional de Infantería, y fue movilizado en enero de 1943, pero pidió la licencia en junio de ese mismo año.

DON ANTONIO ÁLVAREZ MORUJO DURANTE LOS AÑOS CUARENTA DEL S. XX

En 1940, siendo estudiante en la Facultad de Medicina de Salamanca, según va dicho, él fue quien presentó en una conferencia al doctor Escanilla, que versó sobre los Fundamentos de la Psicoterapia3. Escanilla pidió traslado a los pocos años, pero la enseñanza de este doctor había impregnado de algún modo los conocimientos de don Antonio.

El 1 de mayo de 1943, la prensa local da por hecho que Antonio Álvarez Morujo va a ser uno de los licenciados en Medicina, como efectivamente ocurrió, terminando la carrera de Medicina y Cirugía en junio de ese año. Y el 6 de octubre de 1943, en la apertura oficial y solemne del siguiente curso, cuando en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca se tributan los honores a estudiantes y profesores, a él se le otorgó merecidamente el Premio Extraordinario de Fin de Carrera de la Facultad de Medicina.

Pero aún le faltaban otros estudios para llegar a ganar el título superior universitario. Como la tesis debía realizarse en la Universidad Central, el joven médico marchó a Madrid, donde superó los cursos de doctorado y, en mayo de 1946, verificó el último ejercicio, obteniendo la calificación de Sobresaliente.

De nuevo en Salamanca, asistió a la boda de su hermano Florentino, el 10 de octubre de 1945. Tres años después, el 8 de octubre de 1948, también se casó su hermana María Dolores4.

Finalmente, él también contrajo matrimonio. Fue el 5 de octubre en el Real Monasterio de Ntra. Sra. de Guadalupe (Cáceres). El matrimonio fue contraído por don Antonio, profesor de la Facultad de Medicina, con la señorita Dalia Suárez García. Fueron padrinos su hermana María Dolores y el marido de ella, don Jacinto Aguilar5.

No consta el motivo de la elección de este lugar, pero este monasterio tenía fama de taumatúrgico. Es de suponer que los contrayentes buscaron este lugar más por su fe católica que por otros motivos, como una gran devoción a la Virgen de Guadalupe y una muy entrañable amistad con algunos de los sacerdotes de la Orden Franciscana, encargados en ese momento de la Basílica de la Virgen.

MÁS ASUNTOS DE LOS AÑOS CUARENTA DEL S. XX

Acabada la carrera, parecía que don Antonio se alejaba de la Universidad. En enero de 1944, fue alumno de Sanidad de la Armada durante nueve meses, y en octubre de ese año ya alcanzó el grado de teniente médico de la Armada, pero en abril de 1945 pidió voluntariamente su baja. En total contabilizó como servicio en el Ministerio de Marina un año, tres meses y tres días.

Durante su época en la Armada, ocupó destino como médico en el dragaminas Marte, donde, según contaba, no aguantaba bien los viajes en barco, estando siempre medio mareado. A esto se sumaba una inquietud, pues se encontraba en plena Segunda Guerra Mundial, cuando los barcos británicos patrullaban en busca de submarinos alemanes que habitualmente repostaban en España. Por ello, incluso fue testigo, desde el Marte, de la destrucción de uno de esos submarinos por un destructor del Reino Unido.

Según Granjel, durante dos años6 cumplió cometidos profesionales en un apostadero de las Islas Canarias y, estando en Las Palmas, visitó el museo del profesor René Verneau, donde realizó estudios de antropología en los indios guanches. Estas observaciones están publicadas, y un ejemplar se encuentra en el Museo Canario.

EN LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA. HOJA DE SERVICIOS

Cuatro apartados podemos establecer durante el periodo de la docencia, en relación con la actividad como profesor y como médico de don Antonio:

A) Desempeño de su labor impartiendo clases, cursos monográficos, tesinas y tesis.

B) Labor investigadora, asistencia a congresos, jornadas, salidas al extranjero, etc.

C) Atención a su consulta médica en su domicilio y en el Hospital Universitario.

D) Ejercicio de la profesión de médico de prisiones, en cuya oposición obtuvo el número 1.

Labor docente:

En septiembre de 1945 fue nombrado auxiliar temporal y, en diciembre de 1947, en virtud de oposición, fue nombrado profesor adjunto titular por cuatro años prorrogables. Desde entonces, cada cuatro años fue prorrogándose su contrato. Como la segunda Cátedra de Anatomía estuvo vacante durante largo tiempo, don Antonio tenía nombramiento de encargado de Cátedra. Así pasaron los años hasta 1970, cuando entró en vigor una nueva Ley de Educación. Atendiendo a la nueva legislación, en 1972 don Antonio fue nombrado profesor adjunto interino, pero con efecto del 1 de abril de 1973 fue integrado con carácter de profesor titular en el mencionado cuerpo.

Además de impartir clases en horario de mañana y tarde, asistía a sesiones clínicas y realizaba trabajos, ya por sí solo, ya en colaboración con uno o varios de los profesores de las dos cátedras de Anatomía e incluso de otras cátedras. Así continuó hasta su jubilación, el 30 de septiembre de 1986. Su hoja de servicios, tanto en docencia como en otras actividades, se resume en la siguiente tabla:

De suerte que estuvo en activo durante 15 trienios y casi medio año. En un oficio de la Universidad se lee que, por haberse jubilado con más de seis meses de anticipación a su edad reglamentaria7, debía percibir cuatro mensualidades de remuneración especial. Precisamente, la edad de jubilación se adelantó en ese año para intentar conseguir de manera progresiva que la jubilación se aplicase a todo el personal docente a los 65 años, norma que enseguida varió.

Parece ser que no se contabilizaron todos los trabajos que don Antonio realizó durante su vida laboral, lo que lógicamente se debió a la Ley de Compatibilidad. Así, en 1958 fue contratado por la Universidad de Panamá para explicar la asignatura de Anatomía y organizar su departamento anatómico. Don Luis Sánchez Granjel precisa que: “Ejerció durante un periodo de su vida en la Universidad de Panamá en el año 1958, como director organizador de la Escuela de Medicina, la primera de aquellas, y donde se le encomendó la organización del Departamento Anatómico; y en las facultades de Medicina de Mérida (Venezuela) y de San José (Costa Rica)”.

Este trabajo podría considerarse como una comisión de servicios, que no computaba un tiempo especial8.

Allí comenzó la técnica de inyección con celoidina y posterior corrosión para el estudio de la vascularización terminal de arterias, venas y linfáticos. Con motivo de la invitación al Profesor Dr. D. Agustín del Cañizo para la impartición de un curso sobre Oncología del Cuello, en el que abordó el tema de los linfáticos de esa región —motivo de su tesis doctoral—, al nombrar al director de la misma don Antonio, un otorrino local de gran edad, el doctor Crespo, catedrático jubilado de aquella universidad, organizada por don Antonio, le comentó que lo recordaba perfectamente y que le guardaba un gran cariño.

También hay que señalar otro cargo: el de jefe de sección del Departamento de Microscopía Electrónica del Hospital Clínico Universitario, cuya baja solicitó en octubre de 1983.

MADERA DE INVESTIGADOR: BECARIO, ASISTENTE A CONGRESOS Y PUBLICACIONES

Con esa metáfora de “buena madera” reflejó don Luis Carlos Tejerizo la capacidad de don Antonio para ponerse a estudiar y sacar a la luz, en trabajos y en libros, aportaciones originales y nuevas sobre Anatomía, especialmente en aspectos tocantes al sistema nervioso. Por lo general, esos trabajos están citados en las Memorias Anuales de la Universidad de Salamanca, que van refiriendo las actividades de cada una de las cátedras. En los trabajos presentados en la segunda Cátedra de Anatomía Descriptiva y Topografía y Técnica Topográfica, se aprecia que don Antonio realizaba, por lo general, un trabajo por sí solo y otros en colaboración con varios doctores.

Varios de estos trabajos fueron recogidos en la revista Anales de la Facultad de Medicina, así como en Archivos Españoles de Morfología, por ejemplo, el trabajo Arterias terminales de las cápsulas de Morfología, citado aún hoy en día en grandes tratados de Anatomía.

Para presentarse a oposiciones a cátedra, eran necesarios dos años de ejercicio profesional y la presentación de un trabajo especial, juntamente con los méritos de cada aspirante. Por eso, la presentación a oposiciones, que requería mucho estudio, es un mérito en sí, con independencia del resultado logrado en la oposición. Don Antonio Álvarez presentó en una ocasión el trabajo Concepto, métodos y fuentes para la enseñanza de la Anatomía y su técnica y, en una segunda vez, el trabajo De las modificaciones estructurales del sistema de conducción cardíaco, según diversas influencias.

En 1952 consiguió una subvención para asistir al Congreso Internacional de Neurología. Por entonces, viajó a Roma para conocer las técnicas y métodos del profesor Cerletti. También en 1954 estuvo cuatro meses en el Departamento Anatómico de Múnich, como becario de la Fundación Maximilianeum.

Allí trabajó con el profesor Lanz y con el profesor Romeis en el Instituto Kraepelin.

Además, don Antonio presentó trabajos en los congresos de Anatomía de Granada, Lisboa, Oxford, Salamanca y Valencia, donde estuvo un tiempo el catedrático García Goyanes. En 1964 fue uno de los elegidos por un jurado muy competente para disfrutar una beca9 de la Fundación Juan March.

D. Antonio Álvarez Morujo publicó diversos libros, algunos de los cuales se guardan en la Biblioteca Nacional de España, y otros en diversos centros. Sin ánimo de hacer un listado completo, cito el título de algunos de ellos: El ligamento triangular en la mecánica de la articulación del carpo (Valladolid, 1946); Evolución, forma y función de las trabéculas óseas, publicado en Salamanca en 1947 y citado en enero de 1948 debajo de la pregunta “¿Qué leer científico?”, en El Diario Palentino; Las arterias terminales y el segmento arterial (Gráficas Europa, Salamanca, 1966); Morfología de la dinámica arterial, publicado también en 1966.

En 1978 leyó el Discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina de Salamanca, titulado Algunas variaciones morfológicas en los trastornos de conducta. En él analizó la personalidad biológica del delincuente, presentó diferentes ejemplos de trastornos de conducta y señaló el tratamiento de estos. Todo lo expuso extraordinariamente, ya que acudió a sus experiencias como médico de prisiones. Contestó a su discurso don Luis Sánchez Granjel. Este discurso tuvo mucha trascendencia entre forenses y fiscales.

Aún en sus últimos años, D. Antonio siguió publicando más trabajos, algunos en unión de su hijo, D. Antonio Jesús, lo cual honra grandemente a ambos. Sus observaciones sobre las redes linfáticas y el colágeno fueron muy novedosas y, por tanto, recibidas con cierto escepticismo. Pero todas sus ideas sobre este campo, entonces tomadas como hipótesis, se han demostrado ciertas bastantes años después, con la histoquímica. Desgraciadamente, los últimos resultados aparecieron después de su fallecimiento.

PARADIGNA DE BONHOMÍA Y LLANEZA

Este epígrafe está tomado de las muchas cualidades que don Luis Carlos Tejerizo dijo sobre don Antonio10. Voy a seguirlo en gran medida, por cuanto el Dr. Tejerizo, al presentar el perfil de don Antonio en el capítulo XXIII de la citada obra, dejó consignadas varias semblanzas de don Antonio, ponderadas, elogiosas y ciertas, porque se confirman con lo expuesto por otros médicos:

• “Durante su vida fue bondad escrita con letras de oro”.

• “Escondía un humanista, pues era inmensa su erudición. Fue un excelente docente, pues explicaba con verbo fácil, fluido; todos sus alumnos le querían mucho; llevaba la docencia metida en el cuerpo; en su cabeza, bien encuadernada y ordenada, la distribución de la anatomía humana.”

• “Tuvo una amistad franca, sincera con sus compañeros de departamento y, especialmente, con D. Pedro Amat, catedrático titular de la segunda Cátedra de Anatomía desde 1963, decano de la Facultad de Medicina y rector de la Universidad, quien derramó lágrimas muy sentidas por su amigo”, del que, según don Luis Carlos Tejerizo, D. Antonio había sido su consejero sabio”.

Todo ello respondía a las “muchas horas de estudio, lectura y, sobre todo, reflexión”. Y hay que añadir que fue un trabajador continuo e infatigable. Trabajo, vocación y sacrificio: tres virtudes excepcionales que le caracterizaron durante toda su vida profesional dedicada a la Medicina, “hasta que, por mor de una traicionera enfermedad, le llegó su fin”, sin que pudiera disfrutar merecidamente de su jubilación.

El corolario final es fácil de deducir: hemos resumido la vida y la obra de un doctor eminente, no solo conocido en Salamanca, sino también internacionalmente. Mereció, pues, que actualmente se vuelva a recordar y que se actualice su valía en la memoria del Colegio de Médicos y en su revista, Salamanca Médica.

Como afición personal, le gustaba tanto la lectura que era un devorador de las obras de los clásicos, tanto que algunas de ellas, como El Quijote, las conocía como si fuese un tratado de Anatomía, hasta el punto de recitarlas casi de memoria.


Notas:

  1. La Correspondencia en España era un periódico de ámbito nacional. En 1945, con ocasión de la boda de su hijo Florentino, ya está en Salamanca con el cargo de administrador de Correos. En los años sucesivos se nombra varias veces. ↩︎
  2. El 4 de noviembre de 1928 el decano de la Facultad de Derecho pide que se le remitan los traslados del expediente. Y en 1931, como presidente de los Círculos de Estudios de la Asociación de Derecho. ↩︎
  3. En marzo de 1940 fue nombrado jefe del Distrito Universitario de Salamanca. El mes siguiente, el Dr. Escanilla impartió a los estudiantes de Medicina una conferencia sobre Los fundamentos de la Psicoterapia, y en la mesa del conferenciante estuvo Morujo, “consejero nacional” del SEU. Escanilla citó a Freud y sus seguidores. En abril de 1940, Morujo habló por la emisora de Radio Nacional. En marzo de 1941, D. Ángel Zamanillo y él dirigieron una sesión académica para alumnos internos y exinternos, y D. Antonio Morujo presentó un trabajo sobre “diagnóstico de una gastropatía”. ↩︎
  4. Su hermano Florentino se casó en mayo de 1937 con Purificación Romero Rabazo, y su hermana Dolores se casó en mayo 1945. En ambos enlaces matrimoniales estuvo presente D. Antonio Álvarez Morujo. ↩︎
  5. El Adelanto da cuenta de este enlace matrimonial el día 8 de octubre de 1948. Refiere una serie de personajes asistentes —entre ellos su padre— a la ceremonia y a la comida que sirvieron los franciscanos en el propio monasterio. Es de suponer que los reunidos recordarían a los refugiados en el monasterio en 1936 y la liberación de aquellos por las tropas llamadas nacionales. También es de suponer que los invitados a la boda vieron y admiraron la famosa farmacia del conjunto monasterial. ↩︎
  6. Así lo dice en la Contestación al Discurso de Ingreso en la RAMSA, pero no especifica las fechas. Es de suponer que fue cuando pertenecía a la Armada, porque después de 1945 no queda hueco en su vida para estar 2 años fuera. ↩︎
  7. Esto choca con lo que se lee en un oficio de la Universidad en el que se le comunica que debe jubilarse el 30 de septiembre por haber cumplido la edad reglamentaria de jubilación forzosa. ↩︎
  8. Pero en este caso se entiende que ese tiempo pudo incluir algunas vacaciones del profesor que no disfrutaba por estar en tales cometidos. ↩︎
  9. Se seleccionaron 16 doctores, y la dotación para la sección de Medicina fue de 1.600.000 ptas. ↩︎
  10. Nos han dejado algunas semblanzas humanas de don Antonio don Luis Carlos Tejerizo, don Luis Sánchez Granjel y don Pedro Amat, entre otros. Don Luis Carlos lo escribió en la Real Academia de Medicina de Salamanca: Crónica muy personal (2006), en donde tres veces habla muy elogiosamente de él. Además, escribió la necrológica en La Gaceta Regional. El Dr. Granjel lo hizo en la Contestación al Discurso de Ingreso en la RAMSA, y don Pedro Amat, en una jornada necrológica. ↩︎

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