Dr. D. Juan José González Peláez

Por Ramón Martín Rodrigo

Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia

Una de las figuras más señeras de un apellido muy médico

Introducción precisa y necesaria: médicos con apellido Peláez

Con el apellido “Peláez” ha habido en Salamanca varios médicos distinguidos, aunque, quizás por cercanía, el que más suena a las personas mayores es D. Manuel Peláez, urólogo. Además con esta denominación hubo en Salamanca otros personajes1. Probablemente la mayoría de todos ellos tendrían lazos familiares2.Entre los médicos pueden señalarse: D. Rafael Lino Peláez; D. R. López Peláez; D. Juan González Peláez, su hijo Juan, y su hermano Manuel; D. Julio Peláez Brihuega y sus hijos D. Manuel Peláez Redondo y D. Julio Peláez Redondo. Como aquí no es posible recoger una adecuada referencia de todos ellos, van reseñados, muy brevemente, en un recuadro aparte. Y, seguidamente, ofrezco la biografía resumida del que fue una de las figuras más señeras de todos los de este apellido, don Juan José González Peláez3.

Nacimiento, ascendencia y estudios de secundaria

D. Juan José González Peláez nació en Salamanca el 27 de mayo de 1876, cuarto hijo de D. Juan Francisco González, escribano del número de esta ciudad, y de Manuela Peláez, matrimonio que vivía en la casa número 29 de calle San Justo. Fueron abuelos paternos de este niño, Juan José González (de Morille) y Josefa Rodríguez (de Miranda de Azán); y fueron sus abuelos maternos, Manuel Peláez (de Salamanca) y María García (de San Cristóbal de la Cuesta). Sobre su infancia y estudios de primaria prácticamente nada sabemos. Siendo aún niño comenzó los estudios de Secundaria en el Instituto de Salamanca, pues logró el Grado de Bachiller en 23 junio de 1891, es decir, algo menos de un mes después de cumplir los 15 años, llevando realizado, además, en el Instituto un curso de francés (1888-89) para los Estudios Preparatorios de Medicina, los cuales completó durante el siguiente año académico, obteniendo en todas las seis asignaturas calificación de “Notable”.

Dos carreras a la vez con brillantísimo expediente académico

El expediente académico de la Licenciatura en Medicina es asombroso, extraordinario. En todas y cada una de las 22 asignaturas de los seis años de carrera, que cursó seguidos, obtuvo “Sobresaliente”, superado con “Premio” en Fisiología Humana y con “Mención Honorífica” en Anatomía Patológica. Además consiguió en cuarto curso la plaza de Alumno Interno Numerario interino de la Facultad de Medicina de Salamanca, con sueldo anual de 462 pts. y 50 cts. Realizó los dos ejercicios de grado de licenciado en mayo de 1898, obteniendo la calificación de “Admisible” en el primero, que era la que se podía conceder, y de “Sobresaliente” en el segundo. Así pues, ya tenemos a D. Juan José González Peláez convertido en todo un médico con una estupenda carrera a los 22 años de edad, habiendo pasado por profesores de gran categoría, entre otros López Alonso, Indalecio Cuesta y Núñez Sampelayo.

Pero es que hay más estudios. A la par que la carrera de Medicina, fue haciendo la carrera de Filosofía y Letras, presentándose en algunas asignaturas en la convocatoria de junio, y en las más de ellas en la convocatoria de septiembre. Todas las materias las estudió por enseñanza libre, de 1891-1892 a 1897-1898, con notas aceptables, habiendo tenido como profesores destacados a Enrique Esperabé y Miguel de Unamuno, entre otros.

Como en el año 1902 ya se cita a D. Juan J. G. Peláez siendo profesor auxiliar de la Facultad de Medicina y médico titular de Salamanca, quiere esto decir que en los escasos cuatro años que pasaron desde la terminación de la Licenciatura hasta esa fecha, D. Juan J. G. Peláez realizó el curso de doctorado en Madrid y se preparó y sacó esas dos primeras oposiciones.

Matrimonio en 1908, destacada posición social

De su matrimonio nos ha quedado exacta y puntual noticia, incluyendo las amonestaciones matrimoniales, en El Adelanto. Lo que resumido (e intercalando tres breves aclaraciones), sería así:

Tras las amonestaciones iniciadas el 18 de agosto de 1908, se realizó el enlace matrimonial el 8 de septiembre de1908, en la iglesia de San Sebastián de Salamanca, con Consuelo González de Antonio. Fueron sus padrinos su hermano Manuel González Peláez, y la madre de la novia, doña Beatriz de Antonio. Entre los invitados a la boda figuran (con el apellido Peláez) D. Rafael L. Peláez, y N. Peláez. [Más relevante me parece la asistencia de] los eminentes médicos D. Andrés García Tejado, D. Inicial Barahona y D. Filiberto Villalobos, (porque eso demuestra la amistad de don Juan con sus compañeros de profesión). También estuvieron invitados al enlace otros distinguidos personajes de la ciudad como D. Federico Hoyos, D. Torcuato Cuesta y D. Gaspar Alba.

De la citada crónica, así como de los asistentes a la boda -tres destacados médicos y otros personajes de la ciudad- se deduce claramente la categoría social del doctor Peláez. Naturalmente los regalos que recibieron los contrayentes fueron excelentes. Luego marcharon de luna de miel a San Sebastián, Zaragoza, Barcelona y sur de Francia. El matrimonio tuvo un hijo, Juan, del que hablo en el recuadro. En los siguientes años vemos a D. Juan acudir a las reuniones del Colegio Médico, ser miembro de la Academia Médico Farmacéutica, estar presente en homenajes a compañeros y ser tenido en consideración en algunos temas de la ciudad4.De esta forma fue ganando poco a poco una destacada posición social en Salamanca.

Vida profesional

Expuesta en parte su trayectoria personal, vengamos a hablar de su vida profesional:

D. Juan J. G. Peláez tomó posesión como profesor auxiliar de la Facultad de Medicina de Salamanca en 1902. En esta fecha aún no se habían establecido las Facultades libres de Ciencias y de Medicina, y, por tanto, D. Juan fue uno más de los médicos profesores que experimentaron el significativo cambio de la Facultad de la consideración municipal a la de estatal. Su necrológica nos dice en pocas palabras su hoja de servicios a grandes rasgos:

“Apenas terminada la carrera, hecha con un aprovechamiento ejemplar, el Doctor Peláez obtuvo en brillante oposición una plaza de médico titular de Salamanca. Más tarde fue médico de “Baños”, por oposición, y enseguida Catedrático de Operaciones de la Facultad de Medicina, en cuyas oposiciones realizó los más brillantes ejercicios que tribunal alguno pudiera desear.

A pesar de haber consolidado con este nuevo triunfo una posición y una carrera, el doctor Peláez continuó trabajando y fue, también por oposición, Inspector Provincial de Sanidad, cargo que hasta su muerte, unido al de la Cátedra yal de médico del Asilo de la Vega, ha venido desempeñando con notoria ejemplaridad, dejando una envidiable huella de laboriosidad y de competencia”.

La necrológica, a pesar de ser muy completa no puntualiza con exactitud la asignatura correspondiente a su Cátedra, “Anatomía Topográfica, Operaciones, Apósitos y Vendajes”5, que naturalmente se impartía con una parte teórica y otra práctica, esta última, especialmente, en la llamada “Sala de disecciones” de cadáveres. Por eso ya en 1912 se dice de él “reputado cirujano, catedrático de esta Universidad”, que por cierto, entonces estuvo algo enfermo, lo que probablemente prematuramente anunciaba un posible factor etiológico de su temprana muerte.

En 1915 formó tribunal de oposiciones a la Beneficencia Municipal de Salamanca con Inicial Barahona, Agustín del Cañizo, Manuel Mondelo y Julio Rivero6. En abril de 1919 se celebró en Madrid el Primer Congreso Nacional de Medicina, y D. Juan fue uno del grupo muy representativo de médicos de Salamanca que acudió7 al mismo, de cuyos temas y resultados informó en varias crónicas el Dr. Medina Corbalán.

Inspector provincial de sanidad

Cuando llegó la epidemia gripal de 1918 el trabajo de la Junta de Sanidad y de su presidente, D. Juan González, se multiplicó indefinidamente8. Desde el 10de septiembre hasta mayo de 1919 casi todos los días tuvo que prestar una atención excepcional. Ahora bien, la prensa no manifestó ni una sola protesta en contra, al contrario, se ve al inspector provincial continuamente actuando. Así el 30 septiembre de 1918 acudió a Béjar, y luego procedió a dar normas sobre conducción de basuras, lavado de ropas, entierros, desinfección de estaciones de ferrocarriles, apertura y cierre de farmacias, aseos en los cafés, etc. Siendo muy importante la petición que hizo al gobierno y consecución de medicamentos, por medio de la inspección nacional de Sanidad o directamente. D. Juan recibió comisiones de los pueblos, encargó a los alcaldes completar cuestionarios sobre afectados por la gripe y las defunciones ocurridas, e hizo publicar diversas circulares en el Boletín Oficial de la Provincia para que se llevaran a cabo las normas indicadas para evitar o aminorar los efectos de la epidemia, bajo pena de sanción administrativa.

También se puede contar algún caso especial. En 1918 el médico de Alba de Yeltes, D. Isidoro Nieto Zurdo, fue denunciado alegando ausencia del servicio, pero resultaba que se había dedicado de pleno a atender a los enfermos de la epidemia variolosa9 en el pueblo de Diosleguarde y alguna otra localidad de las proximidades. Pero D. Juan González Pelaéz, a quien le llegó la denuncia como inspector de Sanidad Provincial, promovió la idea de “la concesión de la Cruz de la Beneficencia al favor del mencionado médico”, pensamiento que encontró eco y seguidores. De esta suerte el Dr. Peláez, que ya era bastante conocido, consolidaba su personalidad y valía.

El 25 de octubre de 1919, El Adelanto trae una larga entrevista con este doctor, porque, como Inspector de Sanidad Provincial, “estaba promoviendo una Campaña Sanitaria, y para ello había enviado un luminoso informe al Ayuntamiento”. Según el Dr. Peláez, Salamanca pasaba entonces por un período de múltiples infecciones gastrointestinales, determinadas por los microbios de las fiebre tifoideas y paratíficas10. Para evitar su extensión D. Juan señalaba las actuaciones que se habían de acometer y proponía once medidas profilácticas, entre las que cabe mencionar no beber aguas contaminadas, la mayor higiene posible y la atención que a estas medidas han de ponerlos padres y los maestros para que los niños procuren tomar conciencia de los cuidados higiénicos que son necesarios cotidianamente.

Publicaciones

Prontamente comenzaron a aparecer en El Adelanto, en los primeros días de cada año nuevo, varios artículos suyos sobre lo que había sido el “Año Médico” antecedente en la provincia. Por ejemplo, en enero de 1907 y en el de 1908 salen artículos encabezados con títulos como Medicina e Higiene y Medicina y Cultura. Más importantes fueron los trabajos que vieron la luz en revistas profesionales, sobre todo en Revista Salamanca Médica11.Así, en junio de 1906 La cirugía del simpático en el Congreso de Lisboa”, en que habla de la ponencia que presentó Jonnesco y de cómo la resección del simpático en algunos casos tuvo buenos resultados.

En la sesión inaugural del curso 1906-1907 de la Academia Médico-Farmacéutica hizo un estudio metódico y acabado de las “Hematurias quirúrgicas”, que reseñó El Dr. D. José Bustos en Revista Médica Salmantina.

En la aludida revista, en diciembre de 1906, publicó El año Médico, extenso trabajo que resume lo más destacado ocurrido en la Medicina del Mundo y de España.

En abril de 1907 se celebró el Congreso de la Sociedad Alemana de Cirugía, y con relación a lo tratado en el mismo, D. Juan G. Peláez publicó la Cirugía del corazón y pericardio en Revista Médica Salmantina. En el mismo año y en la misma revista en el mes de septiembre salió su trabajo Tratamiento de las fracturas por el masaje y la movilización precoz; y en elmes de octubre el artículo El cáncer cutáneo y los rayos X.

A estas publicaciones hay que añadir o tras de divulgación científica aparecidas en la prensa local.

Algunos rasgos de su personalidad

Aunque hay referencias para tratar de confeccionar un retrato psíquico y moral de este personaje, tarea siempre dificilísima, en la cual se puede caer en graves errores, mejor que hacerlo así, será presentar algunos rasgos de su destacada personalidad.

La revista El Eco Escolar, describió el3 de noviembre de 1918 a D. Juan J. G. Peláez como un profesor muy puntual, serio y exigente en su profesión, que cada día ponía unos cuantos ceros a los estudiantes que no llevan la lección al día, y añade: Aunque nunca se ríe, no hade creerse por eso que es un Nerón…pero es el caso que cuando al verle pasar por cualquier sitio, con cara seria, labios fruncidos y lentes de gran diámetro, me quito respetuosamente la gorra, corresponde siempre con un saludo afectuoso.

Además de la precedente descripción, las anotaciones que en diversas ocasiones va haciendo El Adelanto dejan claro que era un personaje estudioso y un infatigable trabajador. Pero sobre todo es en la necrológica en donde mejor se deja una visión de las cualidades humanas de este doctor. Dice, en efecto:

“Juan José González Peláez, catedrático de Medicina e Inspector de Sanidad murió el 6 de febrero de 1920. No hace muchas noches el doctor Peláez, hombre de ‘una vida recogida y austera’ abrió un paréntesis en su labor constante para asistir a una fiesta escolar, en la que se premiaban los méritos de un ilustre compañero suyo en el claustro: el doctor Población.

En aquella fiesta íntima y simpática habló a sus alumnos tan cordial y tan efusiva y cariñosamente, que parece que fue la oración de despedida. “No tengo el espíritu rígido, no soy inafectivo, tengo alegrías como vosotros… Soy un hombre de tan delicadas y puras afecciones como lo puede ser el primero. Si algún día me recordáis, no os acordéis de la adusta seriedad de mi rostro, sino de la nobleza de mi espíritu”. Era algo nuestro, era una gloria legítima de esta Salamanca adorable, era un hombre que con “su vida ejemplar, su constante labor, con su ciencia inagotable y con su valer positivos” daba a la ciudad dentro y fuera de ella – conocida la fama de su nombre-, si posible fuera ya, un mayor prestigio científico y personal.

Fue un caso singularísimo y ejemplar de estudio y competencia: la vida del ilustre catedrático salmantino fue dedicada, por entero, al trabajo. El doctor Peláez no conoció la ociosidad, más bien le faltó siempre tiempo para que su naturaleza muy delicada, aunque robusta, tuviese el descanso necesario para no fatigarla con tanta y tan continuada labor.

Su firma de doctor Hito fue pronto catalogada entre las de mayor relieve y sus observaciones médicas y sanitarias constituyeron guía y orientación, lo mismo de las gentes de ciencia que del vecindario profano”.

Por tanto, queda visto que D. Juan González fue una eminencia y fue un gran maestro. Me queda desear que estas líneas precedentes sirvan para hacer memoria de la entrega a la profesión médica con alta nobleza de espíritu de este eminente doctor salmantino.


Notas:

  1. Además con esta denominación hubo en Salamanca un famoso comercio, Antonio Peláez; un profesor de Derecho, D. Antonio Peláez de las Heras; y un presidente del Consejo de la Caja de Ahorros, D. Fernando Peláez. ↩︎
  2. No he querido investigar los grados de parentesco para no desviarme del tema. ↩︎
  3. Aunque D. Juan José González Peláez tenía como segundo nombre “José” y como primer apellido “González”, su segundo nombre fue prácticamente olvidado, y otro tanto se hizo del apellido “González”, en cambio para hablar de él se hizo uso con harta frecuencia del apellido Peláez, generalmente conocido por don Juan Peláez, y familiarmente por Juanito. ↩︎
  4. Ejemplos: En 1913 asistió al homenaje tributado al D. Tomás Bretón. En 1914, tras la destitución de Unamuno de rector de la Universidad, formó parte de una comisión de la Facultad de Medicina para intentar resolver el problema planteado sobre las deficiencias que sufría la Facultad, y el rumor de que estas enseñanzas y las de Ciencias iban a ser trasladadas a Valladolid . En 1919 en Salamanca se planteó el alojamiento de las tropas en el Palacio de Anaya. A fin de resolver el delicado asunto de la cesión temporal de ese edificio por la Universidad, se reunió el claustro de profesores de la misma. D. Juan fue uno de los catedráticos que votaron a favor de la referida cesión. ↩︎
  5. A la muerte de D. Juan González Peláez fue impartida por D. Godeardo Peralta. ↩︎
  6. Sacaron la oposición Julio Salcedo, Antonio Rodríguez Bondía y José Carlos Herrera. ↩︎
  7. Pero tuvo que regresar de Madrid sin que acabara el congreso probablemente por la muerte que ocurrió en aquellos días de un cuñado suyo. ↩︎
  8. La Inspección Provincial de Sanidad funcionaba mediante un inspector y unos delegados y subdelegados provinciales y una Junta que se reunía periódicamente, presidida por el gobernador civil, estaba formada por unas catorce o quince personas, entre ellas médicos, farmacéuticos, profesores y destacadas personalidades de la ciudad. Generalmente la Inspección Provincial de Sanidad tenía que atender el estado general de la salud pública, vacunaciones de niños militares y otros colectivos, reclamaciones de médicos o de vecinos, huérfanos, medicinas, situación de hospital y de las clínicas, etc. ↩︎
  9. Nótese que no se dice epidemia gripal de bronconeumonía, sino de “viruela”. Léase la nota siguiente. ↩︎
  10. En octubre de 1918 cuando el Dr. Peláez daba normas para que no se lavaran ropas en una charca que había en el Rollo, para que los cafés pusieran retretes y urinarios, y para que se desinfectaran los trenes en las principales estaciones, se informa que en Salamanca “sólo había dos casos de viruela”, (por noviembre- diciembre de 1909 había de 20 a 30 casos), y de que no había conseguido que se trasladaran a un leprosería “dos leprosos” recogidos en el Hospital de la Santísima Trinidad. A fines abril de 1919 parecía que se estaba dando un rebrote de la epidemia gripal y las bronconeumonías, por eso se reunió la Junta de Sanidad Provincial. En la reunión habló D. Juan González Peláez y se determinó “no declarar oficialmente” la existencia de epidemia. Así pues, cuando llega octubre de ese año y hay unos brotes epidémicos, aunque de otra naturaleza, se puede decir que llovía sobre
    mojado y que se podía generar gran alarma de contagio entre las gentes. En consecuencia la Inspección de Sanidad actuaba con prontitud. ↩︎
  11. En esta revista publicaban artículos Hipólito Rodríguez Pinilla, Agustín del Cañizo, Francisco Díez y otros prestigiosos doctores, pero no se conservan todos los números. Dejó de editarse en 1910. ↩︎

* Foto tomada de la Gaceta Regional, autorizada su reproducción por la Biblioteca General de la Universidad de Salamanca.

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