Por Ramón Martín Rodrigo
Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia
La Universidad de Salamanca ha tenido tres profesores muy significativos de apellido Carrasco. El primero de ellos, don MIGUEL Carrasco, eminente catedrático de Derecho en el siglo XIX; el segundo, don CASTO Prieto Carrasco, catedrático de Medicina en el siglo XX, coetáneo del doctor de esta biografía. Posiblemente don DARÍO, el tercero de referido apellido, merecidamente digno de reconocimiento, no tuvo parentesco familiar con ninguno de los dos anteriores, pero si buena relación y amistad con don Casto Prieto. Una biografía breve, reuniendo unas hermosas semblanzas de don Darío Carrasco, ha sido publicada por don Luis Carlos TEJERIZO LÓPEZ en el libro La Real Academia de Medicina de Salamanca, Una crónica muy personal (Salamanca, 2006)1. Por tanto, aquí mi trabajo tiene como objetivo completar y ampliar las noticias sobre el doctor Carrasco Pardal2.
Don Darío Carrasco Pardal nació el 8 de febrero3 de 1905 en Pereruela (Zamora) y fue hijo de un maestro de Instrucción Primaria. Al quedar huérfano muy pronto, se hizo cargo de su crianza y de la de su hermano José un tío médico, que vivía en el pueblo de Crespos (Ávila). La segunda enseñanza la realizó en el Instituto General y Técnico de Salamanca. Por entonces su domicilio en Salamanca estaba en la calle de Arriba. El niño desde luego ya comenzaba a destacar. Según refleja su expediente personal académico, “Obtuvo el Grado de Bachiller con PREMIO EXTRAORDINARIO en la Sección de Ciencias y de SOBRESALIENTE en la de Letras en el año 1921”. También sacó Sobresaliente en todas las asignaturas del Preparatorio, exceptuada Medicina Legal4.
La vocación por la carrera de Medicina pudo nacerle de las vivencias que tuvo con su tío, pero también de que en Salamanca estuvo tutelado por el eminente y famoso doctor don Agustín del Cañizo. Don Darío Comenzó la carrera de Medicina el curso 1921- 1922. Las notas de todas las asignaturas específicas de la carrera tampoco desmerecieron, al contrario, fueron extraordinariamente no sólo buenas, sino excelentes. La carrera de Medicina constaba de 28 asignaturas. Pues bien, en todas y cada una de ellas don Darío sacó SOBRESALIENTE–PREMIO, excepto en dos disciplinas en que el sobresaliente fue superado con MATRÍCULA DE HONOR: Oftalmología y Patología Quirúrgica, ambas en segundo curso.
Mientras hacía la carrera fue becario, por oposición (septiembre de 1922) de los Colegios Mayores de Salamanca, y alumno Interno, por oposición (noviembre de 1925) de la Facultad de Medicina de Salamanca, agregado a las cátedras de Patología Médica y Dermatología. En junio de 1928 verificó los ejercicios de Grado de Licenciado. Constituyeron el tribunal los doctores Agustín del Cañizo, Julio Sánchez Salcedo y Jesús Escanilla. Él desarrolló el tema de “las luxaciones” y el de “síntomas y tratamientos de los miomas uterinos”. Como era de esperar, don Darío también obtuvo la calificación de SOBRESALIENTE. Llegando a los cursos de doctorado nuevamente sus notas fueron cuatro SOBRESALIENTES en las cuatro asignaturas que lo conformaban. En enero de 1933 defendió la tesis doctoral, que versó sobre La secreción interna del páncreas y el metabolismo nitrogenado, siendo calificado con SOBRESALIENTE Y PREMIO EXTRAORDINARIO. La tesis fue publicada en Salamanca aquel mismo año.
Como se habrá caído en la cuenta viendo sus notas, estamos ciertamente ante un estudiante excepcional, una persona “fuera de serie”, o como se diría a nivel de calle, se trataría de “un gran talento”, para gloria de la Facultad de Medicina, un joven que a los 23 años había terminado la licenciatura de Medicina con expediente inmejorable, fruto de la inteligencia y del estudio.
De inmediato en la profesión médica. Ayudante de Clases Prácticas desde junio de 1930 y Auxiliar Temporal por oposición en 1931
Terminada la carrera, don Darío tuvo que incorporarse al Servicio Militar, conforme dice su expediente académico, que no añade en qué lugar lo cumplía5, pero sí que en aquel entonces su cédula personal fue expedida en Crespos (Ávila ) el 1º de octubre de 1929, y ya sabemos que este lugar había sido su segundo pueblo. Pero ese tiempo castrense ni tan siquiera se puede catalogar como un paréntesis en sus estudios, por cuanto las publicaciones que realizó durante referido periodo confirman que no cesó su afán por los conocimientos médicos, y así en el curso 1929- 1930 fue Ayudante de Clases Prácticas en la Facultad de Medicina de Salamanca. Por lo que no se explica bien cómo pudo compaginar la mili y la ayudantía. En junio de 1930 pasa a desempeñar la Auxiliaría temporal de Patología Médica y Sifiliografía, con la gratificación anual de 3.000 pts, que entonces era una cantidad muy considerable. Luego realizó la oposición, y obtuvo plaza de Auxiliar Temporal de Patología Médica y Dermatología comenzando en la misma en 1931. Eso no quitaba que, además de la docencia, tuviera abierta consulta particular6. Así en 1931 un anuncio suyo en El Adelanto dice que atiende a “Enfermedad del corazón, pulmones, y Rayos X”. Este anuncio al siguiente año se realiza conjuntamente con D. Celedonio Benito, especificando “Medicina interna. Rayos X. Corrientes eléctricas. Análisis clínicos. Consulta diaria a las doce. Avda. de Canals Nº 1″.
Se puede considerar que a partir de 1931 comienza a brillar su buena estrella, siguiendo una trayectoria de ascenso profesional, que precisamente coincide con los años de la Segunda República española, y eran años en que la competencia era grande, pero también para los jóvenes médicos se producían poderosos estímulos7. Desde 1931 es Auxiliar Temporal de Patología Médica y Dermatología en la Universidad de Salamanca, por oposición. El verano del referido año realizó un cursillo de Exploración Clínica Médica y también en aquel mismo año, a partir del 17 de octubre, pasa a ser ENCARGADO DE CÁTEDRA y de otras clases “por acumulación”.
A partir de 1931 comienza a brillar su buena estrella, siguiendo una trayectoria de ascenso profesional en la Segunda República
Por entonces hubo diversos actos, como conferencias de Medicina, patrocinados conjuntamente por la Academia Médico-Escolar y el Colegio Médico de Salamanca. Unas conferencias estaban destinadas a médicos y otras, “denominadas sesiones clínicas” en que intervenían estudiantes de Medicina, iban dirigidas fundamentalmente a los estudiantes. El cursillo inicial fue inaugurado el 22 de noviembre del 1932 con una conferencia del doctor D. Carlos Jiménez Díaz sobre Bronquitis y asma. Una vez terminada la conferencia, se estableció un coloquio en el que intervino el profesor Escanilla especialista en Neurología y Psiquiatría.
Siguiendo con los actos del referido cursillo, el día 29 de noviembre de 1932, El Adelanto dice: Esta tarde tendrá lugar la Sesión Clínica de la cátedra del profesor Darío Carrasco Pardal que se celebrará en una de las aulas del Hospital Provincial, sesión en la que presentarán comunicaciones los doctores Carrasco Pardal, Escanilla Escudero Bueno (del Hospital de Bilbao) y Alonso. No era la primera conferencia que impartía, pero ahora lo importante era que cursillo y conferencias se realizaban bajo el denominador común de “actividades de la cátedra del doctor Carrasco Pardal”. Sin extendernos demasiado he aquí unos fragmentos de la reseña de esa conferencia:
Bajo la presidencia del doctor Peralta8 se celebró en su aula del Hospital Provincial una sesión clínica de la cátedra del profesor Carrasco Pardal. La concurrencia fue superior a todas las esperanzas, y entre ella figuraba un gran número de médicos. El profesor Carrasco expuso el objetivo de estas reuniones: Desarrollo entre los médicos y los estudiantes del espíritu de solidaridad y colaboración. Aspiramos a ser el núcleo de una sociedad Médica del Hospital, o de una Academia Médico-Quirúrgica. Presentaron comunicaciones los doctores Escudero Bueno, Escanilla, Carrasco y Alonso, e intervinieron en la discusión de casos todos ellos.
La segunda sesión clínica tuvo lugar el 8 de diciembre de 1932 y en ella nuevamente presentaron una comunicación conjunta Escanilla y Carrasco sobre un tumor de tuberculosis de cerebelo. La Memoria de la Universidad de Salamanca del curso 1931- 32, y Anuario para el curso 1932- 33 muestran que don Darío formaba parte de la Junta de Gobierno de la Universidad, pues era uno de los 22 miembros del referido organismo. Igualmente la Memoria del curso de 1932- 33 y Anuario para el curso de 1933- 1934. En ese año de 1932 es Presidente de la Academia Médico Escolar
En 1933, como va dicho, defendió su tesis doctoral, y que se publicó la secreción interna del páncreas y el metabolismo nitrogenado. (90 páginas). Ese mismo año consiguió, por haber obtenido una beca, ser pensionado durante 5 meses (a partir del 10 de noviembre de 1933) con el fin de ampliar estudios sobre tuberculosis en Alemania, en la Universidad de Freiburg. Hay que recordar que en la asignatura de alemán, de preceptivo estudio en el Instituto, había obtenido Sobresaliente.
En 1934 se renueva su contrato de Profesor Auxiliar, por otros cuatro años, según estaba legislado. Don Darío continuó en primera línea entre los médicos. Y así el 10 de mayo de 1934 impartió una conferencia sobre la Radioterapia de la tuberculosis pulmonar, (se refería a la aplicación de los Rayos X como agente terapéutico, recordando que eso lo había visto durante su permanencia en el laboratorio de St. Blalieu). Dirigiéndose a los estudiantes de Medicina, sus palabras son bastantes aclaratorias de respecto de uno de los cargos que tuvo y ya se ha señalado. Dijo esto:
Me puedo enorgullecer de haber sido yo parte muy principal de la fundación, allá por los años 1926, de la Academia Médico-Escolar. Y en pago a los trabajos de organización fui elevado a la categoría de Presidente de la misma. Si bien, por mis escasas condiciones de político, como mi amigo el apreciado secretario de la institución, dimitimos… Y quiero deciros hoy que los equivocados éramos el secretario y yo.
A todo esto hay que sumar que por esos años también había logrado ser médico de la Beneficencia Municipal de Salamanca, más exactamente dicho, ser uno de los siete médicos de servicios de la Beneficencia los numerarios de la Beneficencia eran diez).
En resumen que en 1936 don Darío llevaba en su Hoja de Servicios haber sido Ayudante de Clases Prácticas, Auxiliar Temporal, Encargado de Cátedra, médico de la Beneficencia, Presidente de la Academia Médico-Escolar y vocal de la Junta de Gobierno de la Universidad. Y todo eso en una época en que abrirse paso entre médicos muy competentes resultaba francamente muy difícil.
No voy a transcribir todas y cada una de ellas, pues entonces esta semblanza del personaje perdería agilidad. Diré solamente que comenzó a publicar en 1927 siendo estudiante de quinto curso de Medicina. Ese año dio a la imprenta cuatro trabajos (uno premiado por el Colegio Médico de Salamanca) y cinco en el siguiente de 1928. Y de ahí hasta 1935, le siguieron otros veinte9. De estos estudios vieron la luz en la Revista del Colegio Médico de Salamanca, uno en Anales de la Casa de Valdecillas, otro en Estudio Médicos de Murcia y dos en Anales de Patología Médica del Dr. Marañón. y cuatro fueron en colaboración con uno de los médicos que siguen: con L. Barcala, Navarro Martín, Gutiérrez Churruca y Téllez Plasencia. No terminaron entonces sus publicaciones, sino que más adelante también realizó otras varias.
Nada es de extrañar que don Darío siguiera las ideas republicanas si poco después de terminar su carrera, proclamada en España la Segunda República, había un médico salmantino, Filiberto Villalobos, ministro de la República; el alcalde de Salamanca, don Casto, era catedrático de Medicina, el rector de la Universidad de Salamanca, don Miguel de Unamuno era ferviente republicano, y él era amigo de tertulio de los aludidos, y otros varios compañeros médicos, como Julio Sánchez Salcedo, que también eran republicanos.
El Alzamiento Nacional le pasó factura como a otros significados profesores. Por orden del 28 de noviembre de 1936 de la Junta Técnica del Estado don Darío quedó suspenso de empleo y sueldo como Auxiliar Temporal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca. La cuestión, siendo grave para el afectado, no fue duradera, pues «Visto el expediente instruido a don Darío Carrasco Pardal,… de conformidad con la propuesta de la Comisión de Cultura y Enseñanza, y con arreglo a Decreto de 8 del XI de 1936, y Orden del 10 del mismo mes y 17- II- 1937- esta Presidencia ha acordado levantar la suspensión de empleo y sueldo del mencionado profesor, Burgos 12 de junio de 1937.»
De esta suerte el paréntesis de docencia no había alcanzado más que un curso y no completo. Pero lo que en tiempo de paz se soluciona fácilmente en momentos de guerra se complica. Y encontramos que, por las causas que fueran, en las que posiblemente no sería ajena la propia voluntad de don Darío, en 1938 no se renovó su cargo de Auxiliar Temporal. En efecto, en un oficio del rector consta: Habiendo transcurrido ocho años desde su toma de posesión de la Auxiliaría Temporal de que era titular en la facultad de Medicina de esta Universidad el día 30 de junio último, de conformidad con la Orden de 17- XII- 1936, ha cesado V en el expresado cargo…«
Así pues don Darío dejó de pertenecer a la Universidad. Peroaún hubo algo más, y fue que el Ayuntamiento de Salamanca, siguiendo órdenes, también lo cesó como médico de la Beneficencia municipal. El calvario de penalidades no acaba fácilmente. Queda por superar el proceso abierto de “Responsabilidades Políticas” en el que se estaba entendiendo en febrero de 1940, que finalmente lo daría formalmente por depurado, como en la práctica ya lo estaba desde años antes, según se deduce de lo que expongo en el párrafo que sigue:
Don Darío siguió ejerciendo la Medicina en su consulta particular. Y así se relaciona en la guía de 1938, como médico de medicina general. Más interesante que esto es resaltar lo que se deja ver en el Boletín del Colegio Medico de 1938 y en el de 1939. Y es que don Darío Carrasco formó parte de la Junta de Gobierno de la mencionada entidad, constituyendo la comisión ejecutiva permanente del mismo en 1939.
Pues bien, según las actas del Colegio Médico, la junta directora del mismo contribuyó con “modesta pero entusiasta aportación al Glorioso Movimiento Nacional” (diciembre de 1938), y en enero de 1939 los vocales de la junta del Colegio Médico, entre ellos el señor Carrasco, acompañan a las autoridades del Patronato Médico de Huérfanos a la entrega de regalo de Reyes, y en abril de 1939 el Colegio felicita al Jefe del Estado por su victoria, reiterando por aclamación su adhesión10.
Por eso, aunque por alguien se haya resaltado la ideología republicana de este doctor y de otros, habría que considerar despacio la cuestión11.
Utilizando un símil podemos decir que D. Darío retomó el vuelo docente, poco a poco a partir de 1945, pero quizás él mismo no quisiera volar muy alto. Deduzco esto de lo reflejado en la prensa y en las Memorias de la Universidad, que hacen ver que ha habido cambios en el profesorado y en la docencia y al parecer a don Darío Carrasco no ocupaba ya un cargo tan destacado como unos años antes.
Al inicio del curso de 1945-46 cuatro profesores Auxiliares Temporales se encargaron de respectivas cátedras vacantes y cuatro Ayudantes de Practicas pasaron a desempeñar la Auxiliaría correspondiente. En ese movimiento de cargos en la plantilla de profesores, don Darío Carrasco, Ayudante de Clases Prácticas, tomó posesión como Auxiliar Temporal de Patología12 con fecha 1 de octubre de 1945. Y en este cargo continuó, renovándose el nombramiento hasta el curso de 1964-65 que deja definitivamente la docencia.
En esta segunda fase también imparte alguna conferencia y realiza alguna publicación, pero ya ambas cosas con menor intensidad.
En 1948, publica una obra con el título de Practicantes, que viene a ser como un manual de esta profesión13, y en 1962 escribe unos temas del libro contestaciones al programa de oposiciones libres a médicos titulares, dirigido por Miguel Moraza, y realizado en colaboración con otros ocho doctores.
En 1965 se inaugura la Residencia Sanitaria Virgen de la Vega, conocida como el Ambulatorio, que es atendida por facultativos de la Seguridad Social. Don Darío es uno de ellos. Y así entre los vocales representantes titulares y suplentes de los jefes de Departamento y servicios del mencionado centro son representantes por Medicina Interna D. Vicente Moreno de Vega como titular, y D. Darío Carrasco Pardal, como suplente14. También algún tiempo fue uno de los doctores del cuadro médico de sociedades vinculadas a Muface, llegando a ser considerado como uno de los mejores especialistas. Y, como se ve en dos de las esquelas mortuorias, también era Vicepresidente y consejero-delegado de los Baños de Retortillo, y también Tesorero de la Cooperativa Cívico-Militar de Salamanca.
No he visto noticia alguna ni oficial ni particular de la jubilación de don Darío. Cabe pensar que de algunas actividades iría retirando voluntariamente en los últimos años de su vida y dejaría las que reglamentariamente le cumpliera abandonar al cumplir los 70 años en febrero de 1975. Poco tiempo pudo disfrutar del merecido descanso. En 1977, fue nombrado Académico electo de la Real Academia de Medicina de Salamanca con fecha 24 de junio de 1977, pero murió el 5 de octubre de 1977. Varias esquelas mortuorias nos dejan ver quiénes vivían de su familia: su mujer, sus hermanos, cuñados y sobrinos15. No he visto una necrológica larga y destacada como se merecía, lo que no quiere decir que algún amigo o discípulo no la haya escrito. No obstante creo que ese recuerdo falta en la prensa local y en las memorias de la Universidad, y no debería haber sido así. Tiempo atrás los periódicos informaban hasta de las personas que acudían a funerales y sepelio, y por esos datos se calibraba la importancia del finado. Las necrológicas exponían sus cualidades. Menos mal que respecto del profesor Carrasco Pardal, don Luis Carlos Tejerizo dejó escrito que era un “ médico de los de antes”, cabal, honesto y honrado; serio, tolerante y comprensivo” y que los vecinos del barrio de Pizarrales sabían muy bien de su atención desinteresada y vocacional. Eso ya es bastante.
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