Dr. D. Ambrosio de Prada y Garrido: El médico que lideró la lucha antituberculosa en Salamanca

Por Ramón Martín Rodrigo

Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia

Vulgarizar la ciencia, hacerla asequible a todas las inteligencias, y muy especialmente a todo aquello que a la vida y salud se refiere, es el mayor bien que puede hacerse a la humanidad…porque prevenir las enfermedades es de mayor mérito y utilidad que curarlas. Velar por la salud del pueblo es nuestro primer deber Evidenciarles las causas de las enfermedades, saber cómo éstas se adquieren y el sitio en que aquellas se encuentran vale tanto como aportar elementos de riqueza a los pueblos y evitar desgracias sin cuento a las familias”1

Un olvido que puede corregirse

He mirado el callejero de Salamanca, sus monumentos y la lista de personajes con Medalla de Oro de la ciudad. El nombre de D. Ambrosio de Prada no figura en ninguno de estos sitios. Parece imposible, pero así es. ¡Cuán rápido se olvidan las generaciones de sus antepasados!, sobre todo de los que pasaron de modo silencioso por la vida. Él logró infinitos beneficiosa la sociedad, haciendo que muchísimos enfermos se curaran, y otra gran cantidad de personas no sucumbiera a la morbilidad de una temida enfermedad muy contagiosa. ¿Y quién se acuerda de tributarle un merecido homenaje con ocasión de un determinado aniversario?

Sensibilizar tanto a la opinión pública como al poder político

Al recoger la biografía de este eminentísimo doctor necesariamente he de hacer alguna breve digresión para hablar de la tuberculosis. En el siglo XIX, la sociedad española vivía con un miedo enorme a la tuberculosis, enfermedad que hacía estragos a fines de esa centuria y continuaba con vigor en la primera mitad del siglo XX. La tisis prendía fácilmente en las clases humildes poco alimentadas y que habitaban viviendas insalubres y faltas de higiene. Cuando una persona contraía esta enfermedad se ocasionaba la ruina de su familia. Donde había un enfermo de tisis apenas entraba nadie, si moría, había que quemar las ropas, porque así precisamente estaba mandado por las autoridades.

Director del Dispensario Antituberculoso de Salamanca, primero, y después del Sanatorio Antituberculoso

A fines del siglo XIX aún había médicos que lanzaban hipótesis tan peregrinas para la cura de esta enfermedad, como la de un médico que observando que la tuberculosis no atacaba a los trabajadores en canteras de cal, propugnaba como remedio para los afectados de tisis ponerles en tales lugares, sino a trabajar, al menos a hacer alguna sencilla tarea para que el polvo del carbonato cálcico entrase en sus pulmones.

Bien es verdad que desde el descubrimiento por Roberto Koch, en 1882, del bacilo que lleva su nombre, y la aplicación de los rayos X (Wilhem Römtgen, 1895), que permitió conocer el estado de los pulmones de los pacientes, las cosas habían comenzado a cambiar, aunque aún había mucho camino por andar. 

En los comienzos del siglo XX se comenzaba a difundir la idea de la necesidad de sanatorios especiales para los afectados de tisis pulmonar. Estas ideas llegaron a las autoridades provinciales, que comenzaron a estudiar las posibilidades de que nuestra provincia contase con un sanatorio. El Dr. Don Luis Sánchez Granjel dice:

La problemática social seguía planteando que la tuberculosis, con sus altas cotas de morbilidad y mortalidad obligó a promover una intervención gubernamental a la que precedió una activa campaña médica que buscó sensibilizar tanto la opinión pública como al poder político2.

Seguidamente D. Luis cita una serie de doctores, promotores del objetivo mencionado, entre otros, Rollo Villanova, Espina y Francisco Moliner. Me hubiera gustado que el Dr. Granjel mencionase a don Ambrosio Prada, y lo relativo a esta campaña en Salamanca, pero no tocó el tema. Por entonces surgen abundantes testimonios escritos, se organizan cursos especializados y se difunden normas de educación sanitaria, iniciándose el establecimiento de una red de dispensarios y sanatorios3 que hicieran posible el tratamiento de la tuberculosis en régimen de hospitalización. La primera institución asistencial en España fue el Sanatorio de Valdelatas (1915)4.

Primeros pasos en Salamanca de la lucha antituberculosa

No cabe duda de que las autoridades provinciales salmantinas estaban preocupadas por la salud pública, pero la economía provincial de las primeras décadas del siglo no iba pajera con las preocupaciones.  Éstas se pusieron ya de manifiesto tempranamente5, en 1908. Por el año1914 el interés sanitario se centraba en la construcción de un manicomio provincial. Luego vino la gripe de 1918, (que fue precisamente por bronconeumonía, que estudió don Primo Garrido) y una continuada escasez artículos de consumo. Y aunque un decreto de 1924 estableció el Real Patronato Antituberculoso, y para llegar fondos se autorizó una cuestación pública anual a la que se le dio el nombre de “Fiesta de la Flor” (1913), Salamanca tuvo que esperar aún unos ocho años para ver realizado el primer dispensario antituberculoso.

Imagen del Dispensario, que fue instalado provisionalmente en un hotelito frente a la plaza de toros, en agosto de 193219.

Y surgió el médico adecuado, oportuno y vocacional

Para las grandes obras hacen falta grandes personas por preparación, vocación y entrega. Afortunadamente para gloria y beneficio de Salamanca el doctor necesario para la dirigir el dispensario antituberculoso primeramente, y luego el sanatorio antituberculoso, fue D. Ambrosio de Prada y Garrido, que en 1932 sacó las oposiciones a la plaza de director del Dispensario Antituberculoso de Salamanca. No me olvido de las gestiones políticas de D. Filiberto Villalobos, no. Pero ese trabajo iba en otra dirección, también muy meritoria, como la de conseguir del Estado la decisión de crear un sanatorio antituberculoso en Salamanca y la aportación del dinero suficiente.

Ascendencia, nacimiento matrimonio e hijos

D. Ambrosio de Prada y Garrido, hijo Damián Prada y Paula Sánchez, nació en Valero6 (Salamanca) el 21 de diciembre de 1900. De esta villa eran naturales sus padres y alguna persona más de su familia. Pero lo más peculiar es que su abuela paterna, doña Antonia Pedraz, y su abuelo materno, don Juan Garrido Sánchez, eran los maestros de instrucción primaria en el referido pueblo7. D. Ambrosio se casó el día 8 de enero de 1931 en la iglesia de San Pedro de Ciudad Rodrigo, con María Luisa Hernández Pérez. En esa boda estuvieron invitados cuatro médicos: D. Primo Garrido, tío del novio, que fue el padrino de boda, D. Antonio Pérez, tío de la novia, D. Alonso Hernández, y D. Emiliano Martín. ¡No estaba mal tal ámbito profesional!8 De este matrimonio entre Ambrosio y María Luisa nacieron dos hijos: Juan José y Ambrosio, ambos vivos en la actualidad.

Brillantísima carrera de Medicina y sólida formación

No es caso único, ni siquiera en la Sierra de Francia, en el que el hijo o el nieto de un maestro ha realizado estudios brillantes, llegando luego a las cimas de la sociedad. Pero en este caso se añade también que la madre de D. Ambrosio era hermana del que fue un competente doctor y catedrático de la Universidad de Salamanca, D. Primo Garrido Sánchez9,que se convirtió en protector, mentor y más tarde compañero de don Ambrosio10.Así pues, el chico realizó los estudios de enseñanza primaria en la escuela de Valero, y puede suponerse que, lógicamente, estuvo bien guiado por sus padres ya abuelos, como luego en los estudios dela Bachillerato y carrera universitaria, ya en Salamanca, sería aconsejado y animado por su tío, el doctor don Primo.

Estudiante, bien pronto logró destacar por su inteligencia y su enorme entusiasmo. Estudiante tercer curso ingresó en el internado, por oposición, de Patología Médica, y al finalizar la carrera se le otorga el premio extraordinario. De las 24 asignaturas de las carreras en 22 obtuvo Matrícula de Honor y en 2 Sobresaliente11.

Terminó la carrera en 1925 (licenciado 17 de junio 1925)12. Lógicamente a continuación realizaría la tesis doctoral en Madrid, pues como veremos al año siguiente obtenía el primer destino.

Hoja de servicios

En efecto, el 26 de marzo de 1926, en virtud de oposición y a propuesta del tribunal calificador era nombrado Médico de Guardia del Hospital Clínico de la Facultad de Medicina de Salamanca, con sueldo anual de 1.500 pts13.

En el curso de 1927-28 es ayudante de clases prácticas de Patología Médica, destino en que continúa otros dos cursos el 1928 -29 y el 1929- 30. De paso no ha perdido el tiempo, porque en 1927 obtuvo el número 1 en las oposiciones a la Beneficencia Municipal. Ese mismo año,1927, sacó la oposición, celebrada en Madrid, para Inspector Municipal de Sanidad. Ya tenía por tanto suficientes destinos para ejercer y ganarse la vida, sin embargo donde hay voluntad y afán de superación se aspira a metas más elevadas. El 2 de junio de 1930 es nombrado, a propuesta de la Junta de Profesores de la Facultad de Medicina de Salamanca Profesor Auxiliar de Clínica Médica14.

Y finalmente, en 1932, obtuvo la plaza de director del Dispensario Central Antituberculoso. La cosa no fue nada fácil. He aquí un fragmento de lo que dijo El Adelanto:

Las oposiciones han sido duras y reñidas. Se presentaron 147 opositores de toda España. Muchos de ellos después de ocho o diez años de preparación en los mejores Centros Científicos nacionales y extranjeros. D. Ambrosio Prada obtuvo uno de los primeros puestos.

Desde que se licenció en la Facultad de Medicina ha ido forjando su espíritu en constante estudio y triunfando en cuantas oposiciones realizó, espíritu de lucha batallando siempre en el progreso de la especialidad a que dedicó sus entusiasmos y sus conocimientos15.

Lógicamente el desempeño de esta última plaza le exigió dejar los destinos previamente alcanzados, y así en septiembre de 1932, los médicos y demás personas de la Beneficencia Municipal le dedican un banquete- homenaje, cuando se despide de ellos, porque ha puesto la excedencia.

Un intermedio circunstancial sobrevenido

Don Ambrosio había sacado la oposición a director del Dispensario Antituberculoso durante la Segunda República, y en este Régimen se había comenzado a construir el Sanatorio de los Montalvos (1935). En julio de 1936 surge el Alzamiento Nacional, y en agosto de ese mismo año es “depurado” por el jefe de Gobierno de la Segunda República, JoséGiral16. Nada extraña pues, que fuera encuadrado en las estructuras sublevadas, según escribe Ricardo Robledo17.Como la mayoría de los médicos de Salamanca, por orden de la Junta de Defensa Nacional, fue llamado a presentarse en el Rectorado de la Universidad de Salamanca, lo que realizó el 15 de septiembre de 1936. Es fácil suponer lo que siguió. Él, que había quedado exento del servicio militar, pasaría a desempeñar servicios médicos en el bando sublevado. Lo que ya no se entiende tan fácilmente es que la Universidad no renovara en 1938 su contrato de Profesor Auxiliar, en lo que probablemente tuvo que ver la propia voluntad de Dr. Prada. Así pues, en los siguientes años pasará consulta como especialista de pulmón al lado de su tío don Primo Garrido18.

Del Dispensario al Sanatorio de los Montalvos

Como dato curioso hay que señalar que en esta ciudad primero hubo director de Dispensario Central de Salamanca que el centro físico y material como tal, que lógicamente se estaba tratando de establecer y que fue instalado provisionalmente en un hotelito frente a la plaza de toros, en agosto de 1932 (foto adjunta)19.

Pero como entonces la población provincial estaba más dispersa que en la actualidad, y no existía la facilidad de  transporte que en nuestros días, era necesario que se estableciesen otros centros sanitarios a nivel provincial, como en efecto se hizo. De esta suerte a fines de noviembre la prensa local anunciaba la proximidad de la puesta en marcha de uno de estos establecimientos en Peñaranda y poco después, el 7 de diciembre de 1932 se daba cuenta de ello con las siguientes palabras: Acto brillante en Peñaranda en la inauguración del Centro Secundario de Higiene. Asistieron altas personalidades sanitarias. En el referido acto habló unas palabras el Dr. Prada Garrido20.

La labor de un dispensario consistía en ser centro de reclutamiento y clasificación de los afectados por tuberculosis, prevenir la enfermedad mediante la vacunación y la prueba de la tuberculina, y, en una palabra, la lucha contra la TB. El cometido del Dispensario fue expuesto por D. Ambrosio en uno de sus artículos de divulgación científica21. De manera que no es exagerado decir que gracias a los desvelos y al celo de D. Ambrosio fue Salamanca la primera provincia de Castilla y León que comenzó a desarrollar con éxito la lucha antituberculosa22.

Los sanatorios, en cambio, se concibieron como centros de hospitalización. Después de diversos estudios sobre el lugar más adecuado para construir el sanatorio antituberculoso provincial de Salamanca, siendo uno de los propuestos la Sierra de la Tonda en las estribaciones de la Sierra de Béjar, se optó por el sitio de los Montalvos, colocándose la primera piedra el 25 de abril de 1935. Con la guerra se paralizaron las obras, y la mayor parte de los médicos de Salamanca fueron militarizados. Acaba la contienda, reanudadas las obras en 1941, aquel mismo año comenzaron a llegar los primeros enfermos. D. Ambrosio fue nombrado director del Sanatorio de los Montalvos en enero de 1948 (entonces denominado de Martínez Anido), comenzando su gestión como el primer director que tenía este importante centro, cargo o tenido desde luego por sus méritos singulares, que no sin más ni más. Ese año se empezó a implantar la fotoseriación radiológica para la detección precoz de la tuberculosis respiratoria.

Según el Decreto de 4 de diciembre de 1945 en toda España se dedicaría una fecha, el llamado “Día de la flor”, para hacer cuestaciones para dedicar la recaudación a la curación de la tuberculosis. Ese día sería fijado por las autoridades locales. En 1948 el Gobernador de Salamanca lo puso en el día 21 de septiembre. Con ocasión de ese día el Dr. Prada Garrido publicó en los periódicos locales diversos artículos de divulgación científica, como también venía haciéndolo en diferentes fechas. He aquí un resumen, de artículos.

Día 2-XII-1932: El papel del Dispensario en la lucha antituberculosa.

Día 21-XII-1932: La importancia social de la tuberculosis.

Día 2-I-1933: La durabilidad de la tuberculosis.

Día 8-IX-1948: Importancia social de la Tuberculosis.

Día 10-IX-1948: Contagio y Herencia.

Día 15-IX-1948: Medidas de profilaxis antituberculosa. La lucha antituberculosa.

Día 18-IX-1948: Patronato Nacional antituberculoso: Su labor.

No quedan reseñadas todas las publicaciones que dio a la imprenta en los siguientes años.

Ir con el siglo. Cargo de mucha dificultad y responsabilidad

Ciertamente D. Ambrosio supo ir con su siglo, y no sólo cronológicamente (recordemos que nació en diciembre de1900), sino con los avances científicos de su especialidad, que por suerte parala humanidad fueron muchos.

Estar al frente de todo el complejo del sanatorio era tarea difícil y de mucha responsabilidad. Se trataba de un centro que superaba las 500 camas, en el que había que atender no sólo a los enfermos, sino también dirigir al equipo de médicos con su jefe clínico, y todo el conjunto de ayudantes, celadores y restante personal, es decir, había que hacer marchar diariamente a todo un entramado social, económico y sanitarios. Una ligera idea de aquella complejidad la proporciona El Adelanto, cuando con ocasión dela inauguración oficial del Sanatorio por Franco, escribió: 

Recibieron a su Excelencia,… el doctor Prada Garrido, los 8 médicos del Sanatorio, dentista y otorrino, los dos padres mercedarios y las 28 monjas de la misma orden23.

Gracias a sus desvelos y su celo Salamanca fue la primera provincia de Castilla y León que comenzó a desarrollar con éxito la lucha antituberculosa

Por otra parte, por el Sanatorio pasaron durante su periodo de director prestigiosos especialistas, y hasta figuras pioneras de la cirugía torácica24,como el cirujano Carmelo Gil Turner (de 1952 a 1954). Si toda esta labor era esencial, no menos trascendente fue ir pasando de los tradicionales medios terapéuticos como la sobrealimentación, el reposo y aireación, las sales de oro y los preparados de calcio, a la aplicación de las nuevas terapias. La aplicación de éstas requería estar al día de las innovaciones que se iban produciendo, como la aplicación de la fotoseriación, la estreptomicina (de S. Wakmsman y A. Schatz, 1944), el ácido paraaminosalicílico (PAS) y las hidracinas, la isoniacida (1952), que consiguió hacer la tuberculosis curable en la mayoría de los casos, hasta la más reciente rifampicina (años de 1960) que acortó los tiempos de curación.

Estar al día significaba no sólo conocer las medicinas que se iban divulgando en revistas científicas, sino acudir a congresos en que adquirir, debatir y transmitir conocimientos. Ese destacado año de1954, se realizó en Madrid la IV Reunión de Sanitarios españoles.

Por otra parte, es bien conocido que en aquellos años de mediados del siglo XX en el Sanatorio de los Montalvos había un clima de humanidad y de cordialidad, sin faltar hasta el ambiente festivo, celebrando fiestas de disfraces por carnaval, realizándose teatro y cine, y, en cierta ocasión, alguna capea, además de las misas y procesiones y otros actos religiosos. Todo lo cual se ha de apuntar como positivo en la balanza del haber del que era entonces el director del centro.

Valladolid, 27 de octubre de 1979

D. Ambrosio en los últimos meses de su vida, que ya no se encontraba en buen estado de salud, se fue a vivir con uno de sus hijos a Valladolid. Allí le sorprendió la muerte el 27 de octubre de 1979. Desde Valladolid fue conducido su cadáver hasta Ciudad Rodrigo, para ser enterrado allí en un panteón familiar. En Salamanca le dijeron misa en la iglesia de María Auxiliadora, y se publicó en la prensa la esquela mortuoria. Con todo, a mi juicio, se debería haber destacado bastante más su memoria con motivo de su fallecimiento, pero quizás influyó negativamente en ello haber ocurrido la defunción en Valladolid y ser inhumado en Ciudad Rodrigo.

Siempre eché en falta algún escrito sobre él, a raíz de la fundación de la Real Academia de Medicina de Salamanca, aunque ahora voy cayendo en la cuenta de los motivos. Fue don Ambrosio un doctor muy competente, muy trabajador y profesional, pero algo reservado y poco extrovertido. Fue una figura eminente de la Medicina con muchos años de servicio, que tenía, además del cariño de su familia, el de infinidad de enfermos y de sus amistades, afectos cordiales que él, recíprocamente conservaba imborrables.

Nota aclaratoria: Al escribir esta semblanza necesariamente por falta de espacio y por apartarse del tema, he de obviar la historia de la lucha contra la tuberculosis, la vacunación, la prueba de la tuberculina, los congresos de neumología, la historia del Hospital de los Montalvos, etc. Pueden consultarse, entre otras obras, las siguientes. – Historia del Sanatorio Los Montalvos (1935-1986) tesis doctoral por Antonio Medina Alarcón. – Recuerdos de los Montalvos, por Dámaso García García. – El Sanatorio de los Montalvos, por Miguel García Figuerola y otros. – Contribución al estudio de la epidemiología de la tuberculosis en Castilla y León, por Abilio Burgos de Prado y colaboradores.


Notas:

1 2 3 56 7 8 9 1112 1314 15 16 17 1819 20 21 22 23 24

  1. Gasalla González, Pedro: Los Cafés considerados como una de las causas más principales de la Tuberculosis. (Tesis doctoral). Palabras que se leen en la introducción. Lugo 1893. ↩︎
  2. Sánchez Granjel, L.: La Medicina Contemporánea. Universidad de Salamanca, 1986,Capitulo V, epígrafe “Luchas sanitarias”, págs. .127 – 128. ↩︎
  3. Los primeros construidos fueron en Alemania, a fines del siglo XIX.4 Ídem la nota anterior. ↩︎
  4. Idem la nota anterior. ↩︎
  5. La revista Médica Salmantina de 1908 en la página 89 da la siguiente noticia: “Se ha  constituido en nuestra ciudad el Comité Regional del Primer Congreso Nacional de Tuberculosis, que se ha de celebrar en Zaragoza del 2 al 6 de octubre de este año”. ↩︎
  6. También de los pueblos pequeños pueden nacer o vivir grandes personajes: De Valero cabe citar a don Francisco Silvero, a don Lázaro Andrés y a don Primo Garrido, más el que estuvo unos años de párroco don Juan Pacheco ↩︎
  7. Libro de bautizados de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Valero, signatura 371/7 folio 223 vuelto en el Archivo Diocesano de Salamanca. ↩︎
  8. Cuya familia tuvo en Salamanca la farmacia Mirueña ↩︎
  9. Véase su biografía en Salamanca Médica nº 27, marzo de 2008, págs. 29-31. ↩︎
  10. pues vivían en la misma casa, en la Plaza de España, en donde pasaban consulta. ↩︎
  11. El Adelanto, 17 de agosto de 1932. ↩︎
  12. Memoria de la Universidad de Salamanca, curso 1924-1925. Aquel año se licenciaron en Medicina 23 estudiantes, entre otros Luis Estella, que consiguió Matrícula de Honor en Dermatología, como lo mismo consiguió Ambrosio Prada. ↩︎
  13. Expediente profesional, Archivo de la Universidad de Salamanca. ↩︎
  14. Los de profesor Ayudante y Profesor Auxiliar figuran en su expediente profesional, en el Archivo de la Universidad de Salamanca. Lo de la Beneficencia figura en El Adelanto del 17 de agosto de 1932. ↩︎
  15. El Adelanto 17 de agosto de 1932. ↩︎
  16. Decreto publicado en el periódico ABC el 16 de agosto de 1936 ↩︎
  17. Robledo, R. y Claret Miranda: Esta salvaje pesadilla: Salamanca en la Guerra Civil Esp., pág. 218. ↩︎
  18. Una guía médica de 1938 (Guías Fag) así lo relaciona al ir exponiendo los especialistas. ↩︎
  19. Esta fotografía ha sido obtenida de La Gaceta Regional, 22 de julio de 1932, autorizada expresamente para esta publicación por la Biblioteca General de la Universidad de Salamanca. También la primera fotografía, el retrato de don Ambrosio procede del El Adelanto, con igual autorización. ↩︎
  20. El Adelanto, 7 de diciembre de 1932. También se abrieron dispensarios en Ciudad Rodrigo y en Béjar, y además en esta ciudad se instaló el Sanatorio Llano Alto. ↩︎
  21. El 2 de febrero de 1932. Dice: Un Dispensario, sería un cerebro, un centro coordinador de esfuerzos, orientador de iniciativas y sugerencias. Y de él dependerían un hospital, sanatorios y colonias agrícolas para los convalecientes. Los aspectos del Dispensario en España son: 1ºCentro de diagnóstico; 2º Centro de observación y distribución de enfermos. 3º Centro de examen sistemático de todas aquellas personas que hayan podido ser infestadas. Es además centro de vacunación, y tiene la misión educativa y cultural para por este medio vaya disminuyendo la enfermedad. ↩︎
  22. D. Ambrosio en sus publicaciones aporta datos de enfermos de tisis en España, porcentajes con relación a la demografía nacional y a la provincial, datos de coste económicos, etc. para así ir demostrando las ventajas de la profilaxis y de la prevención sanitaria. ↩︎
  23. El Adelanto, día 11 de mayo de 1954. ↩︎
  24. Por ejemplo., D. Rafael Sastre Martín. Véase Salamanca Médica nº 15 febrero-marzo de 2006 págs. 6-10. Otros cirujanos, han sido Izquierdo Laguna y Ledesma. Han sido jefes clínicos Fernando Sánchez León, Martínez Salinas y Abilio Burgos. (sin considerar si estaba aún en la dirección don Ambrosio, o ya se había jubilado). Le sucedieron como directores Enrique Sala. Fernando Sánchez León Rafael Sastre, Rosa Valdeón. ↩︎

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