Por Ramón Martín Rodrigo
Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia
Adolfo Núñez Rodríguez nació en Salamanca en septiembre de 1889. Realizó los estudios de Instrucción Primaria en esta ciudad, e igualmente los de Enseñanza Secundaria, que cursó en el Instituto General y Técnico. Aprobó el Grado de Bachiller en junio de 1907. Durante el año académico 1907-1908 hizo el ‘Preparatorio’ para Medicina, obteniendo muy buenas notas. También cursó en el Instituto un año de alemán, pero durante la Licenciatura.
Conforme avanzaba en su carrera, las calificaciones, siempre buenas, aún fueron mejorando. Así en 1909-1910 obtuvo 4 sobresalientes, de ellos uno con ‘premio’. El curso siguiente ganó 3 ‘sobresalientes con premio’, y en el quinto curso alcanzó otros 5 sobresalientes, de los que 3 fueron ‘con premio’. En junio de1914 se examinó para obtener el Grado de Licenciado. En el ejercicio escrito de referido examen (temas sacados a suerte, y el examinando incomunicado), Adolfo Núñez desarrolló El tratamiento quirúrgico de las tuberculosis articulares, en un ejercicio, y en el siguiente El Tratamiento quirúrgico de los derrames pleurísticos. Naturalmente el examen fue satisfactoriamente superado, con lo que un mes después recibió el título de Licenciado en Medicina por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
En 1916 se casó con Palmira Puertas Arduán, también natural de Salamanca, profesora con el título de Maestra Superior, obtenido, a los 19 años de edad, el 10 de septiembre de 1909, tras haber realizado unos brillantísimos estudios. De este matrimonio nacieron dos hijos, Adolfo en febrero de 1917, de quién hablaré más abajo, y Palmira.
A pesar de su noviazgo y de su boda, D. Adolfo había seguido estudiando en los años siguientes a la terminación de la carrera. Así realizó la tesis doctoral, y muy prontamente, mediante oposición, consiguió una plaza de la Beneficencia Municipal de Salamanca, de tal suerte que ya en 1917 el Ayuntamiento lo nombró Médico Supernumerario de la Beneficencia; D. Ricardo Petit y D. Manuel Mondelo fueron por entonces algunos de sus jefes y compañeros. Ese mismo año,1917, marcado por una triple crisis en España (parlamentaria, militar y obrera con una huelga general) y con repercusión de la revolución soviética, D. Adolfo y otros tres compañeros –Firmat, Gaite y Monge-, jóvenes recién salidos de las aulas, abrieron en Salamanca la “Policlínica Médico Quirúrgica”, con sede en la calle de Toro. En esta policlínica D. Adolfo realizó intervenciones diversas. D. Vicente Gaite escribió los siguientes recuerdos. “Se presentó un hombre que necesitaba de una operación especialísima de una hipertrofia prostática seria y peligrosa: “Aconsejaron al paciente ponerse en manos de un cirujano de prestigio y experiencia. Fue inútil la advertencia, él quiso a toda costa ser operado por el Dr. Núñez. A los pocos días, Adolfo practicó la operación rodeado de los cuatro compañeros. Con serenidad y con maestría, visiblemente preocupado fue realizando todos los tiempos de la peligrosa intervención, que terminó con el más satisfactorio resultado. Transcurrió el tiempo. Nosotros no podemos cambiar la vida. Hay momentos en que la vida nos cambia a nosotros imponiéndonos nuevas direcciones y actividades. Aquella policlínica dejó de existir… Adolfo Núñez conquistó en ella desde el comienzo una personalidad quirúrgica que fue adquiriendo cada vez mayor y más merecido relieve gracias a su constante laboriosidad y a su clara inteligencia”.
Además de atender a la Beneficencia Municipal y a la Policlínica D. Adolfo Núñez Rodríguez tuvo otra actividad, la de profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca. Comenzó su labor docente como auxiliar temporal gratuito de Obstetricia a partir de la propuesta hecha por la referida Facultad el 25 de octubre de 1919. Luego el 9 de febrero siguiente toma nueva posesión de auxiliar temporal por cuatro años prorrogables. En junio de ese mismo curso pasó a desempeñar la Anatomía Topográfica y Otorrinolaringología contándole la antigüedad desde el 1º de abril. Luego, en virtud de oposición, y de R. O de 22 de diciembre de 1922, pasó a ser Auxiliar temporal de Patología Quirúrgica y su Clínica, entonces vacante, puesto que desarrolló ocho años, pues su nombramiento por cuatro años fue prorrogado por otros tantos. En su expediente se ve la concesión de prórrogas de docencia en 1927 y en 1930, en tanto que no se hizo lo propio con otros profesores auxiliares temporales. Fueron sus compañeros de docencia profesores de diversas categorías como Prieto Carrasco, Pablo Beltrán de Heredia, Juan Vicente Tapia, Serafín Pierna, Nicasio Cimas, Antonio Pérez, Íñigo Maldonado, Julio Sánchez Salcedo, Emilio Sánchez Salcedo, y Miguel Becerro, entre otros. Por tanto, abrirse camino entre esos destacados estudiosos, y sobresalir entre tantos dignos competentes fue un mérito extraordinario. El sueldo de D. Adolfo, que había sido de 2.000 pts. anuales, pasó a ser de 4.000 pts. por R.O. de 9 de mayo de 1923, si bien su nómina fue variando, incluida alguna bajada en la misma, conforme a las horas de su dedicación docente, atendiendo a las clases teóricas y prácticas que impartía cada curso.
En el verano de 1923 realizó en la Facultad de Medicina de París dos cursos uno de Chirúgique Experimentale de la Salpetriere, y otro de Perfectionament de Technique Chirurgicale a la Salpétriere e á la Faculté. También por aquellos años tuvo alguna licencia puntual para otros asuntos profesionales.
El Casino de Salamanca, calificado de ‘casino de los señores’, reunía por entonces a lo más destacado de la sociedad salmantina. Cada año se elegía una junta directiva compuesta por diez miembros. En 1922, después de varios intentos, no se lograba la elección definitiva de su junta directiva, y en la elegida en mayo fue propuesto para bibliotecario D. Adolfo Núñez, pero la referida junta funcionó sólo unos días. Finalmente el 30de diciembre de 1922 se eligió la junta directiva para 1923 y en ella quedó nombrado bibliotecario el Dr. Núñez, desempañando otros cargos directivos los doctores Serafín Pierna y Prieto Carrasco. Todos tres asiduos concurrentes a la tertulia de D. Miguel de Unamuno. Y fue precisamente D. Adolfo Núñez quien certificó la muerte de D. Miguel el día 31 de diciembre de 1936.
En España se proclamó la II República en 1931 y con ello se formaron nuevos ayuntamientos. En Salamanca ocupó la alcaldía el Dr. D. Casto Prieto Carrasco, también profesor Auxiliar Temporal, como D. Adolfo, que ahora entraba de concejal. Pero el 4 de enero de 1933, El Adelanto recogía una dura crítica a ambos doctores, que había sido escrita en Bastión, Órgano de la Juventud Socialista, y que decía: “La situación del concejal señor Núñez, (don Adolfo) nos angustia desde el 14 de abril de 1931. ¡Qué abnegación la de este hombre en el municipio! ¿Hasta cuándo va a durar? Cuando en las reuniones de la Conjunción, vísperas de las elecciones del 12 de abril le oíamos exaltar el sacrificio que se imponía –5.000 pts. y pico anuales- por obligarle a ser concejal, nos convertíamos en admiradores suyos…”. Y sigue luego criticando su silencio y pidiendo que dimita, y señala que “sus enfermos se están perdiendo la aplicación de su actividad prodigiosa y sabia, digna de mejor causa que la politiquería”. Como se advertirá, a pesar de la censura que se le hace como concejal, se escapan algunas ideas elogiosas en cuanto a su profesión “actividad prodigiosa y sabia” para los enfermos. Sin embargo, a pesar de la crítica a escasas funciones del Dr. Núñez en la administración municipal, también en el Concejo salmantino dejó oír su voz, y así cuando el 6 de marzo de 1933 el Consistorio debatía la conveniencia de la incautación del Hospital de la Santísima Trinidad, para destinarlo a enfermos tuberculosos, según lo había propuesto la Diputación Provincial, D. Adolfo recordó brevemente la historia del aludido Hospital, y se pronunció a favor de la incautación, como también lo hicieron la mayoría de concejales.
Su fama iba in crescendo, por eso en1934, cuando la Facultad de Medicina organiza una serie de conferencias, D. Adolfo es encargado de impartir una de ellas. Lo hizo el 28 de abril, desarrollando el tema El interrogatorio de la úlcera de estómago por medio del cual podía hacerse el diagnóstico de la úlcera gastroduodenal, dado que “los síntomas físicos de queja de estómago en todas sus dolencias son muy pobres”.
Precisamente ese mismo año ve terminada su casa, hecha desde cimientos, su magnífica casa de estilo racionalista, situada en la actual Plaza del Liceo, en donde él pasará consulta particular desde entonces. Con esto se convertía en uno más de los médicos que mejoraba el urbanismo de la ciudad, dando a la misma un buen edificio, como lo hicieron D. Primo Garrido, D. Casimiro Población y otros.
Dos años después, la guerra civil española cortó las posibilidades de salir al extranjero, así como de publicaciones. D. Adolfo permaneció en Salamanca, siendo uno de los especialistas en cirugía, y por tanto uno de los médicos que tuvieron que trabajar grandemente para atender a tantos heridos como llegaban a los hospitales de guerra instalados aquí.
Acabada la guerra, pudo ejercer su labor médica y docente poco tiempo, pues una larga y penosa enfermedad, llevada con conformidad, le apartó de toda actividad. Murió el día 22 de noviembre de 1943, un mes después que su compañero de la Facultad y de profesión Emilio Sánchez Salcedo, éste a los 52 años, y nuestro biografiado a los 53. Tanto la necrológica recogida en la Memoria de la Universidad de Salamanca del curso1943-44, como la puesta en El Adelanto coinciden en señar que Adolfo Núñez fue un caballero ejemplar, una destacada personalidad, cuyo prestigio no logró enturbiar su carácter afable y humanitario. Y La Gaceta Regional apunta: “Su prestigio profesional y sus preclaras dotes científicas y personales contribuyeron a hacerle una de las primeras figuras de la Medicina de Salamanca”.
Aunque la biografía presentada es la del padre, he de exponer unas líneas sobre su hijo D. Adolfo Núñez Puertas, (Salamanca, 1917-Madrid,1999) más recordado por haber vivido lógicamente hasta hace pocos años, y porque aún viven algunos de los que fueron sus amigos cotidianos. Al Dr. Núñez Puertas le tocó hacer la guerra. Luego, ya muerto su padre, en 1945 realizó la tesis doctoral en Madrid que versó sobre Etiopatogenia de las mastopatías y su terapéutica. El periodista Emilio Salcedo le hizo una entrevista, publicada en La Gaceta Regional el23 de octubre de 1958, en la que, además de presentarlo, le hace hablar sobre su profesión: “D. Adolfo Núñez Puertas, dice, es profesor adjunto de la Facultad de Medicina de Salamanca desde 1950.Pertenece a la Asociación Española de Cirujanos, a la Sociedad de Cirugía de Bruselas y al International College of Surgeon de Chicago”. Y continúa el interesante diálogo entre ambos, exponiendo el Dr. Núñez Puertas que acababa devenir de París, en donde ha estado practicando la cirugía del corazón, como también estuvo en Bruselas en el III Congreso Mundial de Cardiología. D. Adolfo Núñez explica entonces que ser cirujano y médico es una misma cosa. Además en esa rica entrevista hay algunos párrafos de Salcedo que me parece oportuno citar: “Su mejor y más auténtico maestro fue el Dr. Núñez Rodríguez, de quien es prolongación familiar”. Por tanto él “continúa la tradición médica, con ejemplaridad y honestidad profesional, superando incluso la memoria de los padres”. “En la Plaza del Liceo no fue necesario cambiar la placa del padre, ya que hacía mucho tiempo que su hijo era el más eficaz colaborador”. “Recuerdo aún el entusiasmo de D. Adolfo por su hijo”. “Hoy ese chico sigue siendo un espíritu joven, mirada aguda, ironía, ingenio incisivo y curiosidad cultural que más allá de la Medicina”.
D. Adolfo Núñez Puertas, tan querido y admirado por los salmantinos, contertulio como su padre en el Casino de Salamanca, dejó Salamanca y marchó a la Universidad de Santiago de Compostela,(1967-68), y posteriormente a Madrid, en cuya Universidad ejerció de catedrático de Patología, y en donde fue Jefe de Departamento de Cirugía del Hospital Universitario Ramón y Cajal, fue también secretario de la Asociación de Cirujanos(1978-1982), y aún llegó a presentarse como candidato independiente a la presidencia del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. No es momento de citar ni su currículo profesional ni sus publicaciones, sólo he de añadir que su necrológica fue escrita por D. J. Álvarez Caperochipi en la revista Cirugía Española, volumen 65, N.º 4, abril de 1999. Para Salamanca baste decir que Adolfo Núñez Puertas no se ha olvidado, pero también es verdad que él eclipsó un poco la nombradía de su padre.
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