José Luis Pérez Fiz siempre ha sido muy admirado para mí, por su extensa cultura sobre la historia del arte y por ser un auténtico creador de pintura. Ese tipo de artista raro de encontrar, que trabaja callada y silenciosamente, procurando dotar a su obra de las máximas excelencias que ha logrado siempre el gran arte de la pintura, incluso creando nuevas técnicas y llevando al lienzo otras materias que pudieran también enriquecer sus creaciones.
Cuando a un estudiante le toca desarrollar un asunto atractivo se alegra enormemente, pues se presta al lucimiento. La biografía de Dr. López Alonso resultaba a priori un trabajo apetecible, por cuanto el aludido médico escribió mucho, a la vez que de él se habló siempre elogiosamente. Con estas alegrías iniciales emprendía yo el trabajo, cuando me sucedió como al opositor que halla que otro en lista antes que él ha expuesto el tema brillante y meritoriamente. Porque prácticamente resulta imposible no ya superar, sino tan siquiera aproximarse literariamente a las cariñosas y sentidas notas necrológicas (siete páginas) que D. Arturo Núñez García escribió de su amigo y compañero, el Dr. López Alonso (E. Esperabé: Maestros y Alumnos más distinguidos de la Universidad de Salamanca). A ellas remito a quienes deseen leer algo expuesto con sinceridad, sin lisonja, con corrección y elegancia. Tres necrológicas más he visto sobre López Alonso, una en El Adelanto, otra en El Lábaro y la tercera en El Noticiero Salmantino, periódico que días después publicó otra extensa reseña con bastante información, firmada por don Dionisio García, médico de Villavieja de Yeltes. Además ofrece un resumen biográfico E. Esperabé en Salmantinos Ilustres. No son todos los escritos sobre este personaje, sino que hubo alguno más.
A mediados del siglo XIX, en1851, se creó en Salamanca el Hospital de Dementes, en el Colegio de Huérfanos. Los primeros asilados fueron acogidos el 22 de enero del citado año. Hasta entonces, los pacientes salmantinos eran atendidos en Valladolid por la Diputación de la provincia vecina. A partir de ese día y hasta el momento actual ha sido la Corporación provincial de Salamanca la que ha corrido con los gastos de la atención de los enfermos mentales
“Ser profesor de Salamanca marca, lleva un sello y debe valorarse, hay que sentirse orgulloso de ello”