Por Ramón Martín Rodrigo
Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia
Entre 1945 a 1975 se produce un gran cambio en la sociedad española, que va desde el subdesarrollo, pasa por estar “en vías de desarrollo” y, a partir de 1959, con los Planes de Desarrollo, va a ir alcanzando el desarrollo pleno al término de la etapa señalada en este estudio. Para tener una somera visión del contexto en que se desenvuelve la Jefatura Provincial de Sanidad, voy a exponer, de manera elemental, un recordatorio de los centros de estudio y los de atención sanitaria existentes en Salamanca y de los creados en el referido periodo. De algún modo, todos los centros médicos y sanitarios contribuían a que la Jefatura Provincial de Sanidad de Salamanca pudiera desarrollar sus actividades para alcanzar sus objetivos. Y
Ya conocemos que se habían creado el Instituto Provincial de Sanidad y varios Centros Secundarios de Higiene en diversos pueblos. En la capital, existían el Hospital Provincial (y el particular de la Santísima Trinidad), la Facultad de Medicina, la Casa de Socorro, la Cruz Roja, el Patronato antituberculoso y el Dispensario antivenéreo. Varios de estos centros tenían necesidad de mejora. También hubo necesidad de ir creando otros recursos.
Pasada la guerra, aparece el Auxilio Social, en 1948 se inaugura el Hospital de Los Montalvos y poco después, el sanatorio del Llano Alto (Béjar). Le siguen el Hogar Cuna y el Jardín Maternal. La residencia de Nuestra Señora de la Vega y un centro de especialidades comienzan a funcionar en 1965. En 1971 se inauguran el Hospital Infantil, el Hospital Psiquiátrico y el Centro Rural de Higiene de La Fuente de San Esteban. Por entonces comienza la construcción del nuevo edificio del Instituto Provincial de Higiene, y se efectúa la rehabilitación del Centro Secundario de Sanidad de Peñaranda. Además, se inician las obras del nuevo Hospital Clínico, que se inaugura en 1975. También se han ido construyendo en la provincia diversos centros médicos y casas para el médico en varios pueblos.
En otro orden de cosas, como el legislativo, se puede recordar la Ley de Bases de la Sanidad (1944), el Seguro Obligatorio de Enfermedad (1944), la obligación de la vacunación infantil, de la vacuna diftérica para ingresar en escuelas y colegios, de la tuberculina para ser funcionario, del tifus al iniciar el servicio militar, etc.
Se creó la Academia Médico-Quirúrgica Pérez Herrera. Y van apareciendo sucesivamente AISNA (1972), el Ministerio de Sanidad (1977), el INSALUD (1978)… También en 1978 se creó la Real Academia de Medicina de Salamanca. Se muestra, pues, que desde esa década en adelante se entra en otra fase de la Sanidad en España, y por eso pongo fin a esta tapa en 1975.
De 1945 A 1975, la Medicina y la Sanidad fueron avanzando notablemente. Se fueron generalizando las sulfamidas, la penicilina y algunos fármacos nuevos, como la estreptomicina, especialmente aplicados para combatir la tuberculosis. Hubo avances médicos muy señalados: aplicación del riñón artificial, trasplante de riñón, trasplantes de otros órganos y, señaladamente, de corazón, operaciones a corazón abierto1, etc.
En el contexto recordado, la Jefatura Provincial de Salamanca se encuentra con ciertas necesidades que debe ir atendiendo. En los inicios de los cuarenta, fue la de acabar la epidemia del piojo verde, también continuar con la extinción del paludismo. Enfermedades terribles eran la tuberculosis, el tifus exantemático, la difteria, la viruela, la meningitis, la gripe, sobre todo la de clase A, y el sarampión. En los años sesenta y setenta, se atiende a vacunar contra la poliomelitis. Posteriormente aparece el llamado síndrome tóxico del aceite de colza, etc. Desde la Jefatura de Sanidad de Salamanca se fue atendiendo en la medida posible a la erradicación de estas enfermedades, y sus logros fueron importantes.
La Jefatura de Sanidad procuraba divulgar la necesidad de que la población guardase las medidas higiénicas más elementales, bien por medio de los médicos titulares en sus respectivos partidos, bien mediante conferencias y comentarios en la prensa local, bien convocando cursos, cursillos y conferencias y dando a conocer simposios, asambleas y jornadas a nivel nacional para la formación y perfeccionamiento de médicos y del personal sanitario. Todo ello era proyectado para lograr una puesta al día de los avances en la Medicina y la divulgación de aspectos higiénicos y sanitarios.
Paulatinamente, se fue creando en la sociedad la conciencia de vacunarse contra el tétanos, la rabia, la viruela, el sarampión, la escarlatina, la tosferina y otras enfermedades epidémicas. Colaboraban unánimes en estos objetivos con la Jefatura de Sanidad la Facultad de Medicina, la Escuela de Enfermería, el Colegio Médico y el de Sanitarios, el Hospital Provincial y otros organismos2.
Es muy destacable la organización de cursos o cursillos todos los años, y en algunos, haciéndose varios de éstos. En ellos daban su lección profesores de la Facultad de Medicina, doctores de los departamentos del Instituto de Sanidad Provincial, e incluso jefes de Sanidad Provincial que, no estando en Salamanca, eran llamados, así como otros personajes relevantes en el campo de la bacteriología, la microbiología y el sanitario. Por citar algunos ejemplos, señalo los siguientes: X Curso de Paludología (1947), Curso de Diplomados de Sanidad (1950), Cursillo de Perfeccionamiento Sanitario (1953), Curso de Iniciación a la Puericultura para enfermeras (1956), etc. Respecto a las conferencias, citaré algunas al ofrecer las semblanzas de los jefes provinciales de Sanidad.
Desde los años cuarenta hasta mediados de los setenta del siglo XX, son seis los protagonistas en el alto mando de la Sanidad provincial salmantina. Cuatro de ellos con el cargo de jefe, uno como jefe accidental y otro en el puesto de segundo jefe, según expongo seguidamente, tras citar a unos cuantos médicos, no todos, relacionados con la labor sanitaria, ya dando clases en cursos y cursillos, ya desde su puesto de trabajo.
Entre otros, cabe destacar a Félix Arcocha al frente del Departamento de Bacteriología del Instituto Provincial de Sanidad; Sánchez Villares, puericultor de los Servicios Provinciales de Higiene; Luis Prieto, en el Dispensario antituberculoso; Ambrosio de Prada, director de Los Montalvos; Enrique Sala, tisiólogo; Fermín Querol, decano de la Facultad de Medicina; Antonio García Bernalt, presidente del Colegio Médico de Salamanca, etc.
Don Ramón Fernández Cid3 tomó posesión en Salamanca en octubre de 1944. Para presentar a este señor, haciendo como otros casos, elijo las palabras publicadas sobre él en El Adelanto, que decían lo siguiente :
Don Ramón Fernández ha desempeñado varias jefaturas de las más importantes de España, entre
ellas, la de La Coruña durante 14 años, habiendo realizado una labor admirable que ha merecido
unánimes elogios de las autoridades sanitarias españolas. Últimamente ha desempeñado el mismo
cargo en Santander. Ha estado en Norteamérica pensionado en varias ocasiones, habiendo trabajado
en la Organización Sanitaria, habiendo adquirido conocimientos superiores que le han permitido llevar
a cabo una labor magnífica en España. También ha estado en África dedicado a estudiar el paludismo
en nuestra zona de frontera de Protectorado, donde estudió minuciosamente la Organización de la Lucha
Antituberculosa. En virtud de concurso viene a esta provincia, donde le ligan buenas amistades y antiguos
afectos.
Su labor va a tener como fondo la Ley de Bases de la Sanidad de 1944 y, en paralelo, encontrará la implantación de la Seguridad Social y el Seguro Obligatorio de Enfermedad (SEO)4. Sobre esta Ley de Bases, la revista Gaceta Médica Española abrió la posibilidad de exponer pareceres en pro y en contra, siendo varios los médicos que dieron su opinión favorable, entre otros, el doctor Rodríguez Fornos (desde Valencia) y el doctor don Antonio García Bernalt (desde Salamanca).
En Salamanca, don Ramón Fernández se encuentra con construcciones nuevas con relación a la Medicina, como son el Museo Anatómico y la Casa de la Madre (mayo de 1945). Entre sus confeerencias, cabe señalar La familia y el médico (1946) y La legislación sanitaria (1950), y entre los cursos que se organizaron destaca el III sobre Virus (1950). También es reseñable el aviso dado en la prensa de unas Jornadas Médicas en Sevilla en las que intervinieron el doctor Palanca y el doctor Blanco Soler.
Don Joaquín nació el 3 de marzo de 1888. Realizó los estudios de enseñanza secundaria en el colegio de San José de Calasanz de Valladolid5. Tras licenciarse en Medicina, realizó su tesis doctoral en la Universidad Central sobre Carbuncosis humana (1913). En Salamanca, realizó su labor como inspector jefe provincial en los años veinte y treinta del siglo XX. Acabada la guerra civil, quedó al frente de la Jefatura Provincial de Salamanca, y desde la misma organiza o colabora en campañas anti enfermedades infecciosas que de nuevo adquieren mayor difusión y gravedad (paludismo, tifus, tuberculosis, venéreas, difteria, etc.).
Igualmente, desde la Jefatura de Sanidad atiende, y en ocasiones programa cursillos, conferencias para la formación de sanitarios y divulgación de las medidas más adecuadas y convenientes.
Por concurso de traslados, en 1945 don Joaquín es nombrado jefe de Sanidad de la provincia de Valladolid y, posteriormente, de la Burgos. Vacante la jefatura de Salamanca por traslado de don Ramón Fernández, don Joaquín de Prada vuelve a la jefatura de Salamanca en 1952 por nombramientos de jefes provinciales.
Aquí continúa su labor meritoria y muy apreciada, por ejemplo, dando a conocer el 26 de febrero de 1953, juntamente con el doctor Gil Collado, la turalemia. En 1954, es promovido al empleo de médico mayor de segunda clase.
Pasa a ser nombrado jefe provincial de Badajoz, y estando en esta ciudad alcanza la jubilación. Vuelve a vivir en Salamanca, en donde finamente manifiesta su apego a la ciudad y su sabiduría ornitológica cuando, en 1961, concede a El Adelanto una entrevista, a la cual corresponde la fotografía aquí incluida6.
Nació el 26 de septiembre de 1900. Llegó Salamanca en 1931. En los años treinta del siglo XX, es subinspector de Sanidad en la provincia de Salamanca. Sigue en las décadas de los treinta7 y los cuarenta en ese cargo, primero al lado de don Joaquín de Prada, y luego, de don Ramón Fernández, pero al final de la década de los años cuarenta ya ha ascendido a inspector de Sanidad.
En la citada década de los cuarenta, participa en campañas sanitarias en cursos y conferencias. Entre estas cabe citar la del 2 de diciembre de 1947 y la de 21 de enero de 1949, en la que se reseña la clausura del Curso de Enfermeras-Visitadoras del Seguro Obligatorio. Otra lección suya fue sobre el Concepto de epidemiología (15 de marzo de 1950) y una más en ese año (25 de junio), la clausura del Cursillo de Diplomados en Sanidad.
En 1944, es jefe accidental de Sanidad Provincial de Salamanca durante unos meses, y vuelve a serlo el 1 de marzo de 1950. En marzo de 1954, cuando don Joaquín Prada se traslada a la provincia de Badajoz, queda vacante la jefatura de Sanidad, que pasa a ser ocupada por don Julio Pérez. El 9 de septiembre, en El Adelanto, se le hace una entrevista en la cual se dice lo siguiente:
Sobradamente es conocido en nuestra ciudad para que nosotros lo presentemos. Su laboriosidad, hombría de bien, magníficas dotes morales son las virtudes que le adornan y hacen de él una figura relevante, tanto en su profesión como en el ambiente de la ciudad. A don Julio se le quiere y se le respeta, y es que desde hace 25 años que lleva entre nosotros se ha granjeado la simpatía de la ciudad y él corresponde a la cita sintiéndose un salmantino más. Conocemos sus desvelos e inquietudes por el éxito de la Fiesta de la Flor, que personalmente se encarga de organizar.
Por lo que toca a Salamanca, en los años sesenta y setenta del siglo pasado se lleva a cabo la vacunación de escolares y niños más pequeños frente a la poliomelitis, que se tomaba echada en un terrón de azúcar. Es la célebre vacuna del doctor Sabin.
En una nueva entrevista recogida en El Adelanto el 18 de febrero de 1956, don Julio se expresa rotundamente, de forma que sus palabras parece que también sirven para el presente. Dijo así:
Don Jaime Ferrán, el médico español que brindó al mundo la primera vacuna anticolérica, decía que “la
vacunación constituye la gran higiene, capaz por sí sola de abortar cualquier epidemia. Y la experiencia se ha encargado de demostrarlo con largueza. Vacunándonos en los plazos precisos estaremos preparados contra la enfermedad y, lo que es a veces peor, contra el miedo.
Sigue en esta entrevista comunicando que en España se han reducido grandemente las enfermedades contagiosas y que cuando los jóvenes llegan a los 20 años ya han recibido tres vacunas. En el año 1961, se publicó el escalafón de los médicos de Sanidad, y él figura en el listado de los 24 jefes de primera clase.
En fecha tan avanzada, como entonces nos parecía, el verano de 1970, había algún caso de cólera en París, y ante la alarma se tuvieron que desarrollar campañas preventivas contra el cólera en España, y se vacunó el personal de puertos y aeropuertos.
A inicios de agosto se inauguró un nuevo Centro Secundario de Sanidad en Peñaranda, que era una restauración del que existía anteriormente. Finalmente, el día de su 70 cumpleaños, el 26 de septiembre de 1970, don Julio cesó como jefe provincial de Sanidad.
Todo el personal del Instituto Provincial de Sanidad y de Servicios le rindió homenaje de despedida8. Tras el agasajo, pronunciaron unas palabras de despedida don Mario Sánchez, subjefe provincial de Sanidad, y don Luis Prieto Pedro, director del Dispensario antituberculoso.
Como era subjefe de Sanidad, al jubilarse don Julio Pérez pasó a ser jefe provincial accidental de Sanidad de Salamanca desde el 27 de septiembre de 1970 hasta el 8 de marzo de 1971. Unos meses más tarde, en ese mismo año, es nombrado jefe provincial de León. Finalmente, vemos que, en 1981, en una asamblea extraordinaria de la SEE (Sociedad Española de Epidemiología), se presentaba como vocal de una nueva junta directiva cuya presidencia ostentaría Enrique Nájera Morrondo, que no llegó a ser elegida.
Don Fernando Martín, según lo denominaba la prensa, tomó de posesión como jefe provincial de Sanidad el 8 de marzo de 1971. Se celebró el acto en el Gobierno Civil, presidido por el gobernador civil, el señor Navarro Villodre. Entonces mismo se dan algunos datos de este doctor:
Se incorpora a su cargo después de haber desempeñado idéntica misión en León, donde también fue profesor adjunto de la Cátedra del doctor Santas Ovejero de la Facultad de Veterinaria de aquella ciudad.
Anteriormente estuvo en la Jefatura de Cádiz como especialista epidemiológico.
Pocos meses después de estar en el cargo, muestra a los salmantinos el proyecto de edificar un nuevo edificio para sede del Instituto Provincial de Sanidad, por cuanto el antiguo no estaba en buenas condiciones para prestar los servicios requeridos en aquella actualidad. En una entrevista concedida a un periodista de El Adelanto el 13 de noviembre de 1971, don Fernando Martín habla del proyecto (que ya dejó en su inicio don Julio Pérez), muestra los planos, da explicaciones de cómo va a ser el edificio proyectado, según lo ha diseñado el arquitecto Fernando Población, y precisa que se prevé su terminación en tres meses, con un presupuesto que supera los 30 millones de pesetas.
El entrevistador añade por su cuenta que don Fernando Martín es hombre joven, inquieto, preocupado porque todavía las cosas no ocupan el lugar que deberían. Sin embargo, no era tan joven, pues la Dirección General de Sanidad, por Orden de 10 de abril de 1982, dispone su cese como “director provincial de Sanidad”, lo que en algún medio se ha interpretado como inicio de su jubilación. Precisamente el año anterior pasó por una crisis la SEE, y sucedió al síndrome tóxico del aceite de colza.
Nació en Alba de Tormes el 10 de abril de 1940. Ganó el Premio Extraordinario de Licenciatura en Medicina. En diciembre de 1971, el gobernador civil de Salamanca le impuso la Encomienda de la Orden Civil de Sanidad. El jefe provincial de Sanidad, don Julio Pérez, dijo: “Don José Ángel ha ganado esta Encomienda por su trabajo y espíritu de sacrificio”.
El doctor García Hernández, hombre de fácil palabra, destacó su condición de becario de la Organización Sindical, y añadió: “Mi ingreso en la Orden de Sanidad se ha debido al cumplimiento de una obligación. Soy la cabeza visible que recibe el galardón, pero me corresponde sólo en pequeña proporción. La Encomienda corresponde a todos los sanitarios, desde el alto funcionario al más humilde”.
Como ya va dicho este doctor fue segundo jefe de Sanidad Provincial y también un destacado profesor en la Facultad de Medicina de Salamanca.
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