San Cosme y San Damián, patronos de los médicos

Por Jesús Málaga

Estos hermanos gemelos ejercían la Medicina desinteresadamente, sin cobrar por su trabajo. Su fama se desbordó cuando practicaron con éxito el trasplante de una pierna, y fueron martirizados durante el reinado de Diocleciano

Francisco José Jaspe y Anido es autor de un libro sobre la iglesia de San Julián y Santa Basilisa de Salamanca. Se trata de un estudio histórico y artístico de una de las joyas más desconocidas de la ciudad. En el interior del templo, en uno de sus laterales, se encuentra un pequeño retablo barroco de los santos médicos, San Cosme y San Damián. Siempre me he preguntado el porqué de la devoción a estos santos en Salamanca y de su presencia en esta iglesia; la lectura del libro de Jaspe me lo ha aclarado. Lo que sí es curioso es que San Cosme y San Damián son de la misma época que los titulares de la iglesia, San Julián y Santa Basilisa, y coinciden con ellos en algunos episodios de sus vidas que pueden justificar la presencia de ambas parejas en la iglesia románica de Salamanca.

San Julián y Santa Basilisa eran esposos, pero no llegaron a consumar el matrimonio. Previamente a su compromiso marital, habían consagrado su vida a Dios, aportándole su virginidad, que respetaron una vez casados. Basilisa murió con placidez; Julián, sin embargo, fue martirizado, decapitado en el reinado de Diocleciano.

Trasplantaron a un hombre la pierna de un criado negro, muerto horas antes de la intervención

Basilisa fundó un convento de mujeres y Julián otro de hombres. Aunque sus biografías son confusas y suelen superponerse con las de otros santos de la antigüedad, parece que la casa de Julián y Basilisa se convirtió en un hospital, donde fueron tratados de sus dolencias un millar de pacientes.

Para poder comparar, veamos ahora los datos más importantes de la vida de San Cosme y San Damián.

Eran hermanos gemelos que ejercían la Medicina desinteresadamente, sin cobrar por su trabajo. También fueron decapitados en el reinado de Diocleciano, en el 300 d.C. Previamente, fueron quemados vivos, sobreviviendo a las quemaduras producidas por el fuego. Su fama se desbordó cuando practicaron con éxito el trasplante de una pierna. Utilizaron el miembro inferior de un criado negro muerto unas horas antes de la intervención del amo. Fueron sepultados en Cirro, Siria. Y desde su subida a los altares, fueron considerados los patronos de los cirujanos. Por su intercesión se obró un milagro que se propagó por todo el mundo conocido, la curación del emperador Justiniano I. Estos prodigios los catapultaron entre los santos y mártires de la cristiandad. En el siglo V, se levantaron dos iglesias bajo su advocación en Constantinopla. Se conserva la espada con la que fueron martirizados en la catedral de la ciudad alemana de Essen.

Mucho más tarde, en Salamanca, el obispo don Gonzalo fundó en las cercanías de la iglesia de San Julián un hospital bajo la advocación de los médicos mártires de la Iglesia, San Cosme y San Damián, que compartieron patronazgo con Santa Margarita.

Los médicos y cirujanos escogieron a San Cosme y San Damián como patronos de su profesión

Corría el año 1204, y Salamanca había comenzado a recibir a las personas que acompañaron a Raimundo de Borgoña en la repoblación exitosa. Al comenzar a funcionar la cofradía que atendía al hospital, la sociedad llegó a tener 24 cofrades que se dedicaban día y noche a la atención de los enfermos.

Como todo santo que se precie, los santos gemelos tenían un día especial para ser recordados por sus devotos. El día de la Ascensión, el Concejo y el Cabildo hacían rogativas en su honor. El Hospital fue reedificado en 1440 por Don Sancho de Castilla y, en la reducción de hospitales acordada por Felipe II en 1581, el de San Cosme y San Damián y Santa Margarita se convirtió en Hospital General, cambiando su denominación por la de Santísima Trinidad, nombre de uno de los centros sanitarios asumidos, y acogiendo las funciones y rentas de gran número de hospitales, ermitas y cofradías que le hicieron el más potente de Salamanca.

Los médicos y cirujanos escogieron a San Cosme y San Damián como patronos de su profesión. Su culto comenzó en Oriente Medio. Habían sido martirizados en el año 287. Galenos, aprendieron su arte en la Siria Romana, ejercieron su profesión en Egea, Cilicia, donde alcanzaron fama por sus conocimientos. Este prestigio hizo que muchos de sus pacientes pidieran la entrada en la religión en la que estaban bautizados, pero el procónsul Lisias, en la persecución de Diocleciano, los mandó martirizar con azotes, lapidación, ahogamiento, asaeteo y descoyuntamiento de huesos en el potro, muriendo finalmente degollados. San Cosme y San Damián eran devotos de San Juan Bautista. Una recreación del martirio está inmortalizada en una pintura del retablo, aunque se ve poco, al estar oculto por una mancha producida por el humo de las velas.

Los santos de la iglesia de San Julián y Santa Basilisa están tocados con birrete rojo, propio de los doctores en Derecho, en vez de amarillo, el de los galenos. La túnica que visten es de color crema. Las esculturas son de madera dorada, vestidos de negro con brocados finos, tez morena y barba negra, muceta dorada y birrete de Medicina; uno de ellos soporta un tarro de farmacia.

Así como los otorrinolaringólogos y los estomatólogos siguen celebrando a sus patronos, San Blas y Santa Apolonia, los médicos y cirujanos fueron abandonando el culto a los santos Cosme y Damián, que bien merecen una visita a la iglesia, donde están acompañados de obras de arte de gran belleza.

“En la reducción de hospitales acordada por Felipe II, el de San Cosme y San Damián y Santa Margarita se convirtió en Hospital General de la Santísima Trinidad”.

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