Premio Doctor Don Agustín del Cañizo García

Por Ramón Martín Rodrigo

Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia

“En su momento, este galardón sirvió de estímulo al estudiante merecedor del mismo, pero también a sus compañeros; el premiado, que ya era un alumno aplicado, sentía una mayor responsabilidad, a la vez que se incrementaba su vocación por la Medicina”

1. Una anécdota: Sabia contestación a quien habla sin fundamento

En 2019, tras una conferencia en el Casino de Salamanca, en el turno de preguntas, alguien aprovechó la ocasión para exponer la escasa excelencia de la Universidad de Salamanca, lógicamente, según su peculiar entender. El presidente de honor de la Real Academia de Medicina de Salamanca, don Juan Antonio González, le contestó, muy seria y acertadamente, que de esta Universidad habían salido figuras muy ilustres y que su prestigio era grande; que no había motivo para desprestigiarla. Al terminar el acto, le di la enhorabuena. Luego, madurando esta idea, he pensado que sería bueno demostrar por varios modos los frutos en Medicina de quienes “han sido amamantados” por esta Mater et Magistra.

Hay varios modos de recordar los logros y méritos de los universitarios de Medicina en la USAL, así como de esta institución:

A) Recapitulando sobre los doctores formados en Salamanca que, en diversas universidades y hospitales, han llegado ocupar un puesto de responsabilidad y a tener enorme consideración.

B) Haciendo memoria de las figuras eminentes que han llegado a esta ciudad para conferencias, congresos, homenajes y distinciones.

C) Formando estadística de médicos hispanoamericanos que aquí hicieron su carrera.

D) Recordando la cantidad de expedientes excepcionales, las matrículas de honor y los premios extraordinarios de licenciatura, los premios nacionales y otras clases de distinciones honoríficas y económicas, como el premio fundado por don Agustín del Cañizo García. Hoy trataré de este último y recogeré una buena parte de los estudiantes ganadores del mismo.

2. Don Agustín del Cañizo García

Supongo que todos los lectores saben muy bien quién fue este señor. No voy a escribir con detalles su biografía, sino que solo y brevemente daré unas pincelas para que se comprenda mejor el tema de hoy, debido a una decisión tomada por este doctor. Unas primeras semblanzas de don Agustín se publicaron en el periódico Vítor el 6 de abril de 1930 (de ahí he tomado la foto siguiente). Escribieron en esta publicación sobre don Agustín los médicos don Francisco Díez, el Dr. Cortés y otros, pues aparecen las admirables palabras de Adolfo Núñez, Gaite, Firmat y las de otros intelectuales.

Don Agustín nació en Madrid y fue hijo del director del Instituto de Segovia. Realizó la carrera de Medicina en Madrid, y allí ejerció durante cinco años al lado de Señudo. Luego aprobó las oposiciones de catedrático de Patología Médica de la Universidad de Salamanca, y se vino a esta ciudad en el curso 1903-1904, donde siguió la docencia, de suerte que, en 1930, celebró sus bodas de plata en el profesorado.

Todos los mejores y más elogiosos sustantivos y adjetivos se aplicaron a don Agustín del Cañizo: “maestro”, “gloria de la Medicina española”, “orgullo de esta Escuela de Medicina”, “uno de los prestigios más sólidos de la ciencia médica espa-ñola, de clara inteligencia, con vigor y voluntad férrea para el trabajo”. Y, en lo humano: “cordial”, “amigo cariñoso”, “lleno de bondad”, etc.

Como esto lo dijeron en diferentes ocasiones, no unos pocos, sino bastantes compañeros profesores de Medicina, numerosos médicos e, igualmente, antiguos alumnos, periodistas y personajes de otras ramas distintas a la de Medicina, hay que reconocer que, efectivamente, así fue. Todo ello no sólo se escribió en el homenaje por sus bodas de oro, sino también con ocasión de marcharse a Madrid en 1931 –donde siguió de catedrático en la Universidad Central– y, finalmente, cuando se jubiló. De manera que hasta a las generaciones actuales ha llegado el conocimiento de que Cañizo fue un gran cirujano y un doctor famoso, no sólo en Salamanca, sino también en Madrid, desempeñando la cátedra con éxito y simpatías hasta su jubilación, en 1946.

3. Nace el premio del Doctor Cañizo: Fundación e institucionalización como obra de beneficencia

Cuando en la Facultad de Medicina se conoció que don Agustín del Cañizo iba a celebrar sus bodas de plata como profesor, pronto surgió la idea de hacerle un homenaje de gratitud y cariño por parte de sus discípulos y amigos. Comenzó a prepararse con tiempo para que cuantos quisieran pudieran aportar alguna cantidad, con el objeto de hacerle algún obsequio. Tan pronto conoció esto, don Agustín dijo que para él nada quería, pero le pareció bien la idea de que se constituyera un fondo para hacer una fundación en la Universidad.

Enseguida se formó una comisión y se abrió una suscripción popular. Como eran muchos los compañeros, los alum￾nos y los simpatizantes del catedrático de Patología Médica, inmediatamente surgieron las aportaciones económicas. Las entregas se podían hacer en la librería Calón o en la sede de la comisión. Para que todo fuera público y transparente, todas las donaciones se fueron publicando en El Adelanto. A largo de los siguientes meses, con un intervalo de seis u ocho días, se publicaba la lista de donaciones para el que prontamente se llamó “Premio Cañizo”.

En esas donaciones aparecen bastantes médicos. Algunos ejemplos: D. Francisco Díez, 200 pts, o Villalobos, Luis Infante, Celedonio Daniel, Tejadoy Vicente Tapia, a 50 pts cada uno. También contribuyeron los estudiantes de Medicina Domingo Losada, a 15pts; Antonio Ferreira, a 15 pts, y otros a 10, a 5 pts, etc. La novena de esas relaciones de donantes muestra que el mismo don Agustín contribuyó en aquel momento con 2.000 pts. Así se reunieron 17.554 pts, pero el doctor Cañizo posteriormente añadió una suma más, hasta llegar a 29.000 pts.

La reunión para constituir un Patronato de la organización y entrega del premio anual fue el día 5 de marzo de 1932. Luego tuvo que seguir unos trámites, como legalizarla, por lo que el acta de la fundación lleva fecha de 23 de marzo de 1932. El Patronato estaría constituido por el rector de la Universidad, el decano de la Facultad de Medicina (que podía designar a un profesor de la Facultad) y un estudiante elegido por los alumnos de tercer curso de Patología Médica.

Con la cantidad destinada al Patronato, mediante la gestión confiada al Banco Cobaleda, se adquirieron títulos nominales de la Deuda Perpetua de España, que producían un interés del 4%. Esa cantidad de los réditos era la destinada para darla en concepto de premio al estudiante correspondiente. Durante 1932 hubo que seguir una nuevos trámites legislativos a través del subsecretario del Ministerio de Instrucción, el gobernador de Salamanca y la Universidad. Atendiendo a la Instrucción de 24 de julio de 1913 y a la de 27 de junio de 1932, la autorización legal del Patronato fue publicada en el BOE, y luego, “resultando que el Sr. Cañizo relevó al Patronato de la obligación de presentar presupuestos y rendir cuentas al Protectorado de Beneficencia estatal, y considerando que esta fundación se halla constituida por un conjunto de valores cuyas rentas se destinan al fomento de la enseñanza, cuyo reglamento lo puede cumplir sin recibir auxilios de fondos estatales, se aprueba que se califica de ‘Beneficiencia Particular Docente’ de acuerdo a las leyes”. Esta calificación tiene fecha de 24 de octubre de 1932. De este modo quedó formalizada la Fundación Premio Cañizo en la Universidad de Salamanca.

4. Características del Premio Cañizo

Conforme a lo establecido por el doctor Cañizo, el premio se adjudicaría a un alumno de sexto curso de carrera con el mejor expediente y mejor comportamiento con sus compañeros. Para ello, primeramente se elegiría entre los alumnos un vocal, al que se encomendó la función de secretario. Luego, en la segunda quincena de mayo, el decano de la Facultad, con las personas que él designe, el alumno elegido y varios escrutadores, procederán a realizar la votación del alumno merecedor del premio. Así, se se pueden ver diferentes votaciones, por lo común, entre tres o cuatro estudiantes con expedientes excepcionales, otorgándose el galardón a quien más votos conseguía, que solía alcanzar una destacada mayoría de votos. La cantidad inicial –los intereses producidos en un año– se estimó en 900 pts, pero resultó que hubo que pagar a Hacienda el impuesto de personas jurídicas, cuyo importe se reducía de los intereses, y aunque se reclamó su exención, pasó tiempo sin lograse. Por eso la cantidad del premio fue variando algo al paso de los años.

Como excepción en la concesión, hay que señalar que los años 1937, 1938 y 1939 no se otorgó el galardón a causa de la guerra. En cambio, en 1940, la Universidad realizó dos cursillos para adelantar en lo posible la anterior falta de docencia, y en cada uno de esos cursillos entregó el correspondiente premio.

En 1945, un grupo de alumnos, pasándose de listos, intentaron ponerse de acuerdo para que la votación recayera en determinado estudiante y luego darse una buena merienda entre todos, aplicando para costearla la cantidad del premio. El entramado fue descubierto, la prensa no dice cómo (Boletín de la Jefatura del Distrito Universitario Nº V y Nº VI ). Pero al final según la memoria anual de la Universidad, el premio fue concedido y ya no volvió a darse intento alguno de obviar la normativa.

El Premio Extraordinario de Medicina lo podían alcanzar varios estudiantes, y se debía al esfuerzo personal del alumno. El Premio Cañizo era para uno solo de Patología Médica, de sexto curso y, además, mediante votación democrática. Por tanto, se convertía en una dignísima distinción honorífica. Por eso mismo, los ganadores del correspondiente diploma lo hacían constar en su expediente.

5. Perfil académico de los que recibieron el Premio Cañizo

Sería muy prolijo ir exponiendo uno por uno el currículo académico y profesional de los ganadores del Premio Cañizo. Por eso hago un resumen de las cualidades del estudiante honrado con el diploma (que se entregaba en el acto solemne de apertura del siguiente curso) y que, por lo general, se exponían brevemente en la prensa junto a su foto por el mes de mayo.

Se les suele calificar como “aventajados alumnos”, aplicados en los estudios, estudiantes con expediente excepcional cargado de matrículas de honor, con gran vocación para la Medicina… Solían ser alumnos internos por oposición de una de las clínicas que consiguieron, en convivencia con sus compañeros, su aprecio y la imparcialidad en las votaciones y que se granjearon la alta estima de sus profesores.

Su naturaleza es de muy diferentes lugares: Vilvestre, Tamames, Candelario, Teruel, Salamanca, Zamora, Coria, etc. Hay hijos de profesores, de farmacéuticos, de empleados, de familia humilde y de familia acomodada, etc. Unos tienen 22 años, otros 23 y alguno 24 años, hubo no pocos becarios e internos en alguno de los colegios mayores de la Universidad. De hecho, eran todos jóvenes y llenos de ilusión.

6. Fin del Premio Cañizo. Conclusiones

Como todo en el mundo se acaba, también terminó la entrega del Premio Cañizo. Fue concedido durante unos sesenta años. Por tanto, su balance es muy positivo. En 1978, las cuentas de la Deuda Perpetua de España fueron transferidas al Banco de Santander. La modificación estatal de la Deuda en España, la inflación económica, con la pérdida de valor de la moneda, los nuevos planes de estudios, los nuevos modos de obtener subvenciones para estudios, la corta cantidad pagada por depósitos bancarios (actualmente llegan a cobrar al cliente por un depósito), etc. pudieron ser las circunstancias que contribuyeran al cese de la concesión del premio. Supongo que las causas más concretas constarán en el acta final de cierre, hacia 1990-1993.

El Premio Cañizo, visto después de muchos años –cuando los ganadores del mismo ya han desarrollado su actividad profesional en las ramas docente, investigadora, de publicaciones y de ejercicio medico–, fue una honrosa distinción que dio sus frutos. Aunque de algunos ganadores desconozcamos su trayectoria, hay suficientes ejemplos que lo atestiguan. Entre ellos, los doctores Ángel Díez, Vicente Moreno de Vega, Manuel Hernández… Las biografías de varios médicos publicadas por la Real Academia de Medina de España, por la RAM de Salamanca y en el Diccionario de Ilustres personajes de España así lo confirman.

En su momento, el Premio Cañizo sirvió de estímulo al estudiante merecedor del mismo, pero también a sus compa-ñeros. El galardonado, que ya era un alumno aplicado, sentía una mayor responsabilidad, a la vez que se incrementaba su vocación por la Medicina.

Gracias al Premio Cañizo, su fundador, en vez de sólo ganar amigos de su época, como Peralta, Querol, Pierna, Carrasco Pardal, Gaite, Firmat, Francisco Díez, Adolfo Núñez, A. G. Tejado…, ha ido granjeándose unos nuevos admiradores y seguidores de sus enseñanzas en la distancia del tiempo y del espacio.

El galardón también ha servido para que el nombre de don Agustín del Cañizo perdurase en la ciudad de Salamanca, y así fuera un homenaje renovado y continuado donde, además, los valores del padre han sido continuados por su hijo, catedrático de Otorrinolaringología, digno continuador de la labor de su progenitor

Imágenes de algunos de los médicos que recibieron el Premio Cañizo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.