Por Ramón Martín Rodrigo
Licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte
y doctor en Geografía e Historia
El pasado 2022 se cumplieron 170 años del nacimiento del eximio doctor don Santiago Ramón y Cajal. Con este motivo se realizaron en España diversos actos en recuerdo y homenaje a la gran figura española de la investigación médica. Aunque a las generaciones actuales les queda muy lejana la época de Ramón y Cajal, en la primera mitad del siglo XX no había libro de estudio ni publicación que, citando personajes ilustres de España, no ofreciera la imagen de un sabio inclinado sobre un microscopio: era don Santiago Ramón y Cajal, un sabio eminente, como don Marcelino Menéndez Pelayo, don Gregorio Marañón y don José Ortega y Gasset, por ejemplo.
Mi propósito no es repetir la biografía de don Santiago Ramón y Cajal, que se ha publicado infinidad de veces, sino aprovechar un homenaje póstumo que se le hizo en Salamanca para actualizar la historia de la medicina de esta ciudad. Saldrán, pues, recuerdos de varias eminencias médicas de nuestra Facultad de Medicina. Algunos de aquellos doctores ya han sido presentados anteriormente en Salamanca Médica, y de otros apunto ahora unas nuevas y breves semblanzas.
Cajal comenzó a gozar fama tempranamente; por supuesto, antes de que ganase el Premio Nobel de Medicina. Su nombre destacaba por ser un extraordinario docente como catedrático, sucesivamente, de las facultades de Valencia, Barcelona y Madrid; por sus cualidades de trabajo y de buen dibujante; por su plena dedicación a la investigación médica; por sus muchas publicaciones y por los premios y honores que le iban concediendo.
Ya en 1894 se dijo que su nombre recorría desde hacía veinte años las columnas de las publicaciones científicas, especialmente de trabajos histológicos. En 1894 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cambridge. En 1901, un comité científico francés le otorgó el premio de Ciencia Útil a los Hombres. En 1906 se le otorgó el Premio Nobel junto al italiano C. Golgi. Pero fue a partir de 1922 cuando creció y se divulgó por toda España el mérito de este doctor. En 1923 se iba a levantar un monumento al insigne neurólogo. Entonces, el Colegio de Médicos de Salamanca propuso la venta de retratos de este doctor —la foto aquí incluida es de La ilustración artística. Tomo XIII; 21-V-1894— y su adquisición por todos los colegiados para ayudar a su levantamiento.
A partir de la muerte de Ramón y Cajal, en octubre de 1934, se vuelven a multiplicar los homenajes de cariñoso recuerdo, pues creó escuela y dejó importantes descubrimientos para la ciencia médica.
El homenaje in memoriam que se le hizo a un personaje tan importante como don Santiago Ramón y Cajal, en Salamanca tenía que realizarse en correspondencia a sus méritos y fama y por una institución de prestigio y categoría cultural: la gloriosa Universidad de Salamanca. El acto no podía ser mezquino ni insignificante, sino relevante y bien meditado, en consonancia con la significación cultural de nuestra Facultad de Medicina. El Colegio Médico de Salamanca, a cuyo frente se hallaba don Nicasio Cimas Leal, programó esa especial necrológica. Lo hizo en unión de la Academia Médico Escolar, presidida por don José Longueira, y de la Facultad de Medicina, cuyo decano era don Godeardo Peralta. Se creó una comisión para el caso y se pensó como lugar más apropiado el paraninfo de la Universidad, cuyo rector era don Miguel de Unamuno. Por tanto, se unieron cuatro instituciones para el mismo fin.
Para este homenaje se programaron dos actos, el primero unas conferencias retrasmitidas por Radio Inter Salamanca, a las once menos cuarto de la noche; y el segundo acto unas exposiciones necrológicas a cargo de las más señeras figuras de Medicina de esta ciudad.
El día 1 de noviembre de 1935 se anuncia el homenaje in memoriam de don Santiago Ramón y Cajal en Salamanca y, a la vez, se explica que constará de dos partes. La primera consistiría en una serie de conferencias de divulgación cultural retransmitidas por Inter Radio Salamanca, con las siguientes intervenciones:
Don Manuel Rodríguez Bondía García-Puente, vicepresidente de la Academia Médico Escolar, presentó estas conferencias. Hijo de don Antonio Rodríguez Bondía, terminó Bachillerato en 1931 y seguidamente cursó la licenciatura de Medicina, donde obtuvo varias matrículas de honor y sobresalientes. Fue pensionado en los Estados Unidos y, en Salamanca, especialista en las enfermedades del tórax.
Don Darío Carrasco Pardal (1905- 1977). Había sido presidente de la Academia Médico Escolar en 1932. Leyó su tesis doctoral en 1933. Le correspondió la primera conferencia. En ella habló sobre el Cajal ciudadano (su biografía, en Salamanca Médica n.º 46; enero de 2016). En 1977 fue elegido académico de la Real Academia de Medicina de Salamanca.
Don Francisco Díez Rodríguez (1883-1948). Licenciado en 1905. Hizo la tesis doctoral en 1907. Fundó el Sanatorio Villa Teresa en 1928. Afable y enamorado de su profesión de cirujano, en su conferencia disertó sobre los últimos años de vida de Cajal (su biografia, en Salamanca Médica n.º 16, año 2006).
Don Nicasio Cimas Leal. Nació en 1889. Licenciado en 1915, médico de la Beneficencia y de Medicina General, presidente del Colegio Médico de Salamanca desde 1926 hasta pasada más de una década. Cerró este ciclo de conferencias con unas palabras finales (biografía en Salamanca Médica n.º 49, julio de 2015).
El día 3 de noviembre de 1935 tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca el Acto de homenaje a la memoria del eximio doctor don Ramón y Cajal. Asistieron las autoridades académicas y de la ciudad, como el gobernador civil y el militar, así como el decano de la Facultad de Derecho. En el homenaje pronunció una serie de discursos (con más propiedad habría que decir exposiciones o, sencillamente, palabras). Todas ellas se retrasmitieron por radio y estuvieron encaminadas a destacar los méritos y la fama que alcanzó Cajal, así como sus cualidades: trabajador, vocación investigadora, buen dibujante, generosidad, modestia, españolismo, etc. Seguidamente expongo lo más destacado de cada uno de los intervinientes:
Don José Longueira da Silva-Ciudade
Como se deduce de sus apellidos, este señor procedía de Galicia. Había sido elegido poco antes presidente de la Academia Médico- Escolar. Habló sobre el Cajal estudiante. Don José demostró que ya desde la juventud don Santiago fue un estudioso acuciado por el ansia de saber. Aquel estudiante a fines del XIX se daba cuenta de la necesidad de un cambio y mejora en docencia en Medicina, y también de lo apremiante que resultaba estar al día en los avances médicos.
Era catedrático de Medicina e impartió la asignatura de Medicina Legal en la Facultad de Medicina de Salamanca, cuya plaza había obtenido recientemente por oposición, y ejerció como especialista en Nerviosas y Mentales. El procedía de la Universidad de Valladolid. En el acto del Paraninfo desarrolló el tema Ramón y Cajal, psicólogo. Examinando la obra de Cajal, extrajo datos que confirmaban la importancia de este investigador en los estudios de Psicología. Villamil, de acuerdo con su capacitación, tuvo que intervenir en Salamanca, a requerimiento de Criminología, en hechos como autopsias e informes de diferentes sujetos (por entonces estaban en auge los estudios de Sigmund Freud y el psicoanálisis).
Primo Garrido Sánchez (1877-1942)
Catedrático de Patología de la Universidad de Salamanca (biografía en Salamanca Médica n.º 27, marzo de 2008). Importa destacar que en 1920 fue pensionado por la Universidad de Salamanca, con informe favorable del insigne don Ramón y Cajal, a un Congreso Médico en Berlín. En el Paraninfo desarrolló el tema Cajal, profesor. En primer lugar, establece las diferencias que existen entre un profesor y un maestro. Luego puntualiza las condiciones que debe reunir un profesor ejemplar, y expone las diferencias entre los conceptos de cultura y educación, según las definiciones clásicas, y concreta que las cualidades en que debe sobresalir aquel. Afirma que Cajal reunió todas las condiciones de un buen docente, y que su vida fue un modelo de trabajo fecundo y aleccionador que debe servir de ejemplo para todos los estudiantes. Examina la serie de descubrimientos y trabajos de investigación y concluye que por eso será inmortal este maestro.
Don Rafael Ramos Fernández
Como consecuencia de su aplicación a los estudios, consiguió unas notas excepcionales y recibió muchos premios ya en Bachillerato y desde el comienzo de su carrera en la Universidad Central de Madrid, en los años treinta del pasado siglo. También ganó un premio en el examen de Licenciatura en 1933. Ese mismo año, la Sociedad de Pediatría lo nombró secretario de sus actas y él consiguió una beca de la fundación Conde de Cartagena. En este tiempo había publicado varios trabajos. El 30 de julio de 1935 salió la orden de su nombramiento de Catedrático de Pediatría de la Universidad de Salamanca. Así pues, empezó a ejercer aquí siendo muy joven, en octubre del curso de 1935-36. Destacó el españolismo de Cajal y su amor al trabajo, y expuso que se deberían aplicar estas dos máximas: critica, pero trabaja y el entusiasmo y la perseverancia hacen milagros. Añadió que Cajal puede ser un símbolo del verdadero español.
Don Miguel Moraza Ortega (1889-1985)
Su larga biografía se puede consultar en Salamanca Médica núms. 30 y 31, de septiembre y diciembre, respectivamente, de 2008. Catedrático de Terapéutica Quirúrgica en la Facultad de Medicina de Salamanca, en el homenaje referido se fijó en el tema Cajal, maestro. Primero señala las características que debe tener un maestro de juventudes, y expone sus recuerdos personales sobre la manera de enseñar don Santiago. Recuerda algunas anécdotas, la ejemplaridad de su vida, el calor que ponía en las explicaciones de cátedra, el afecto con que acogía siempre a los alumnos deseosos de aprender y los consejos dados a los que se proponían trabajos de investigación. Y finaliza añadiendo que para hacer una obra grande como la de Cajal hay que poner pasión al servicio de una idea.
Don Arturo Núñez García (1867-1943)
Licenciado en el curso 1890-91. Catedrático de Histología y Anatomía Patológica de la Facultad de Salamanca (su biografía, en Salamanca Médica n.º 20, diciembre de 2006). También en la entrevista en El Adelanto del 25 de agosto de 1927. Entre sus publicaciones caben citar Un cuadro sinóptico de Histología y Manual de Técnica Histológica, porque por el mismo título se deja ver el seguimiento de Cajal. Cuando tenía 24 años se marchó a Madrid e hizo los estudios de doctorado al lado del sabio e ilustre don Santiago Ramón y Cajal. Después de 22 años de ejercicio docente se dedicó de lleno a estudios en el laboratorio de Histología. En el homenaje remarcó que por haber sido alumno de don Santiago se creía obligado a recordarlo y a agradecer todas las palabras que se pronunciaban para exaltar a un sabio, un hombre bueno. Y terminó su discurso con esta frase: “¡Maestro, estás honrado!”.
Don Dámaso de la Peña Hernández
En 1908 fue uno de los niños premiados en la Escuela Primaria de Villar de Gallimazo. De 1911 a 1914 realizó los estudios de Bachillerato con buenas notas. De 1914 a 1921 cursó la licenciatura de Medicina, con matrículas y sobresalientes. Este mismo año le llegó el título de licenciado. En 1922 contrajo matrimonio, en 1933 leyó su tesis doctoral y en 1935 era el secretario del Colegio Médico. En el homenaje de referencia explicó la significación del acto y la finalidad que se proponía.
Don Godeardo Peralta
Nació en 1879. Se graduó de doctor en 1902 y ganó la cátedra de Anatomía Topográfica de la Universidad de Salamanca en 1913. Fue decano de la Facultad de Medicina de 1930 a 1936. Recordó que él fue un alumno del sabio profesor, y comentó cómo aquel enseñaba y cómo estaba cada vez más preocupado por las cosas más elementales, haciendo que los alumnos se fijaran en ellas, que eso era siempre lo fundamental.
DON MIGUEL DE UNAMUNO
Para cerrar el acto hizo uso de la palabra don Miguel de Unamuno. Recordó su amistad con Cajal, y dijo que la última vez que lo vio fue antes de su destierro, y que en los últimos años de vida de don Santiago no era agradable verlo, porque estaba muy preocupado con su propia muerte y no oía, o hacía como que no quería oír, porque por entonces sentía cómo se iba derrumbando su vida. Luego desmenuzó algunas de las afirmaciones que se habían dicho en el acto del homenaje, y añadió que Cajal fue la transición de la época letamendiana a la actual. Precisó también que a la gloria de Cajal contribuyó mucho el prestigio que alcanzó en el extranjero, y que muchas veces en España no nos enteramos de los méritos de algunos españoles hasta que nos los cuentan desde fuera. Luego refirió algunas anécdotas muy sabrosas y subrayó algunos de los aspectos de Cajal ya expuestos, como su laboriosidad, su generosidad, su vida recogida y amor a la patria y a la verdad, por todo lo cual era un buen ejemplo para todos.
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