En esta primera parte el autor hace un recuerdo histórico y se refiere a sus orígenes
Siempre hay
por qué vivir,
por qué luchar…
Y al final
las obras quedan las gentes se van.
Otros que vienen las continuarán…
Son duras, muy serias estas cornadas pero Aleixandre, en fuerte paradoja, las llama beso: “El beso / con su testuz de sueño / y seda, insiste, / oscuro, negro”.