Un hospital para franceses en la Guerra de las Naranjas

En el solar junto al aparcamiento del botánico se levantaba el Colegio de Cuenca, uno de los cuatro mayores de Salamanca

Para seguir este artículo, aconsejo al lector que se acerque al aparcamiento del botánico, junto a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca. Desde allí se observa una extensa excavación arqueológica inconclusa que ocupa las antiguas pistas polideportivas universitarias. En ese gran solar se encontraba el Colegio de Cuenca, uno de los cuatro mayores que tuvo Salamanca. Limitaba con la calle de Los Milagros, en la Vaguada de la Palma, con el convento de los Agustinos, el Colegio Mayor de Oviedo, el convento de San Cayetano y el Colegio del Rey.

Preludio del final

Los que conocieron este centro universitario escribieron maravillas de él. Su claustro era tan bello como el del Arzobispo Fonseca, y sus escaleras, una copia de las que podemos disfrutar en los dominicos y jesuitas. La desgracia se cebó con este centro de enseñanza superior. Estuvo en obras desde su fundación, en el siglo XVI, hasta el XVIII, y cuando los escolares gozaban de un edifico de lujo, el rey Carlos IV, en 1798, decretó su supresión, al igual que la del resto de los colegios mayores de España. Aquella decisión fue funesta para el futuro de Salamanca, que vio cómo desaparecían cuatro focos de educación y cultura nacionales ubicados en su suelo. Años antes, su antecesor en el trono, Carlos III, había dado por finalizada la independencia de los colegios mayores, su autonomía, preludio de su final.

Salamanca vio cómo desaparecían cuatro focos de educación y cultura nacionales ubicados en su suelo

Al año siguiente, el rey decretó la creación de un centro nuevo para la Universidad de Salamanca, el Colegio de la Facultad Reunida, que englobaba los estudios de Medicina y Cirugía. En el mismo decreto, el Estado cedía el jardín y las edificaciones del que fuera Colegio de Cuenca para destinarlo a jardín botánico, laboratorio químico, museo de simples, hospital de clínica, aulas y oficinas, es decir, todo lo necesario para poner en marcha los citados estudios. La vigilancia de la nueva institución fue asumida por la Universidad, cuyo edificio de Escuelas Mayores se encontraba a un tiro de piedra.

Poco tiempo tardó el Estudio en tomar posesión del Colegio de Cuenca, solamente un mes después de salir el decreto. Solo entraron en el lote cedido los inmuebles; los muebles fueron subastados al mejor postor. Como es de bien nacidos ser agradecidos, la Universidad encargó dos retratos, uno del rey y otro de Mariano de Urquijo, ministro de Estado, para colgarlos en la nueva facultad. Gustaron tanto, que se quedaron con ellos. El del monarca fue instalado en la Sala de Grados; para ello descolgaron de aquel lugar otro de Carlos IV, que fue a parar al Colegio de Cuenca. El lienzo representando a Mariano de Urquijo se colgó en la antesala de la rectoral.

Otra vista de la excavación arqueológica en el solar del antiguo Colegio de Cuenca.

Alquiler para viviendas

En 1800 comenzaron las obras de acondicionamiento de la nueva facultad. Para preparar el espacio donde se instalaría el jardín botánico se contrató a un mozo para ayudar al obrero fijo que mantenía la Universidad; pocos brazos para tan gran obra. Por ese motivo, falta de mano de obra, pronto se abandonó la idea de destinar el colegio a estos menesteres. A partir de entonces, todo fue de mal en peor. A las autoridades académicas no se les ocurrió otra idea que destinar la iglesia y algunas de sus dependencias a panera del Estudio, y alquilaron el resto para viviendas familiares. En 1801, la capilla fue destinada a almacén de paja para el ejército. Decisión tan descabellada se justificó porque la obra del templo no estaba concluida.

Ese mismo año, la alianza franco-española logra vencer a los portugueses en la denominada Guerra de las Naranjas. Fruto de la contienda, el país vecino perdió Olivenza, actualmente en la provincia de Badajoz. Salamanca ocupó un lugar importante en el paso de las tropas francesas hacia Portugal. El 11 de mayo entraron las tropas galas en la ciudad, camino del país vecino. Pernoctaron en ella hasta 25.000 hombres, siendo el momento de mayor ocupación el mes de agosto, en el que llegaron a residir en Salamanca 15.000 hombres. Utilizaron conventos y colegios para acoger a la tropa. Aunque el obispo Tavira favoreció la acogida, su estancia no estuvo exenta de altercados y muertes violentas.

Varias dependencias fueron ocupadas con camas, ropas y efectos sanitarios para instalar un hospital francés

Almacén sanitario Fue aquel año de 1801 cuando varias dependencias del Colegio de Cuenca fueron ocupadas con camas, ropas y efectos sanitarios para instalar en él un hospital francés que no llegó nunca a usarse. Más bien fue un almacén sanitario. Seguramente de allí salió el material para los hospitales de sangre situados en el frente de batalla.

A partir de entonces las cosas empeoraron. En 1804, la Junta de Socorro y Beneficencia solicitó a la Universidad la cesión del Colegio de Cuenca para acoger a los ‘sin techo’. La institución cedió dos dependencias, una para hombres y otra para matrimonios, donde se albergaron durante un tiempo los indigentes de la ciudad. Fue la primera casa de la mendicidad salmantina. Ese mismo año, la Universidad cedió parte del inmueble al Colegio de Huérfanos a cambio de seis mil reales para reparar la zona que iban a ocupar. Con este desembolso se les exoneraba de pagar arriendo alguno los tres primeros años de ocupación.

La portada del Colegio de Cuenca se encuentra en el Museo Provincial de Salamanca, en el Patio de Escuelas.

En 1805 la Universidad se dirige al Rey protestando por la intención de su Gobierno de querer convertir el colegio en cuartel de caballería. Para disuadir de tal empeño, el Estudio comunica que no tiene cimientos por su complicada situación, junto a la calle de los Milagros, y que hacen de sustento del edificio unas bóvedas que no resistirían el peso de los animales a estabular en el recinto. El coronel de caballería basó su argumentación en que la Universidad había destinado el Colegio de Cuenca a panera y almacén de los libros de los colegios desaparecidos, soportando pesos mayores y, por tanto, bien podía ser cuartel de caballería.

En 1809 el colegio fue ocupado por las tropas francesas. En 1812, el duque de Ragusa comunicó a la Universidad su destrucción junto con Trilingüe, con la excusa de obtener piedra para la construcción del fuerte. En mayo de ese año se perpetró la ignominia de la destrucción del Colegio de Cuenca. La Universidad pidió una compensación, que fue prometida, pero que nunca llegó a sustanciarse. Las ruinas del claustro y de la fachada llegaron hasta mediados del XIX. Todavía entonces se podía leer el lema socrático del fundador del colegio: “Conócete a ti mismo”.

Las ruinas, objeto de rapiña

En 1861, la Dirección General de Instrucción Pública destinó nueve mil reales procedente de los fondos de los Colegios Unidos para cercar los terrenos del Colegio de Cuenca. La Universidad intentó canjear el solar al Ayuntamiento por otros junto a Trilingüe, donde se construía el Colegio del Príncipe Alfonso, pero no se llegó a efectuar la operación. Las ruinas fueron objeto de rapiña, incluso la Universidad acopió piedra para realizar la reforma de Trilingüe.

El 23 de agosto de 1868, las ruinas y el solar del Colegio de Cuenca salieron a pública subasta, creándose un pequeño jardín botánico para el servicio de la Facultad de Ciencias. En los años sesenta del siglo XX se construyeron unas pistas polideportivas universitarias que desaparecieron con la excavación arqueológica previa a la construcción de la biblioteca de Humanidades que la Unesco impidió edificar. En el solar del Colegio de los Verdes, hoy Facultad de Geografía e Historia, se instaló durante un tiempo otro jardín botánico, de tal manera que Salamanca puede decir que tuvo dos instalaciones dignas de tal nombre, pero de efímera vida y de modestas funciones.


Bibliografía:

1- Ana Castro Santamaría y María Nieves Rupérez Almajano publicaron en 1993 una monografía titulada monumentos salmantinos desaparecidos. El Colegio de Cuenca. En sus páginas 69-74 hacen referencia a la ocupación por los franceses del Colegio de Cuenca para almacenar el material sanitario hospitalario al que nos referimos.

2- Caja Salamanca y Soria publicó en 1996 un ciclo de conferencias organizado por el Gobierno Militar de Salamanca sobre “Salamanca en la Guerra de la Independencia”. Ignacio Berdugo Gómez de la Torre firmó un artículo titulado “La Universidad de Salamanca durante la Guerra de la Independencia”; en su página 105, habla de la ocupación de los colegios universitarios de Cuenca y Trilingüe.

3- Joaquín Zaonero escribió El Libro de noticias de Salamanca, que empieza a rejir el año 1797. Ricardo Robledo realizó una edición crítica en 1998 publicada por Librería Cervantes. Las páginas 13-16 están dedicadas a dar cuenta de los acontecimientos acaecidos en Salamanca en 1801.

4- Para entender los primeros años del siglo XIX en Salamanca, recomendamos la lectura de La crisis del Antiguo Régimen, de Ricardo Robledo, páginas 41-50. Editado dentro del tomo IV de la Historia de Salamanca, publicado por el Centro de Estudios Salmantinos en 2001.

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