Respecto a las debilidades, se ha notado especialmente la falta de médicos que sufre el sistema sanitario a la hora de poder cubrir las vacaciones o las bajas en Atención Primaria. En su momento, sobre todo al principio de la pandemia, también sufrimos de forma especial la falta de EPI y de pruebas PCR y ELISA para los profesionales sanitarios. También considero que ha habido un exceso a la hora de emplear a médicos residentes para tareas relacionadas con pacientes COVID. La mayor fortaleza es disponer de un hospital universitario de nivel cuatro que tiene muy buenos especialistas y ha contado con una buena gestión desde la dirección del Complejo Asistencial para aumentar las camas de cuidados intensivos que se necesitaban para afrontar con garantías la asistencia sanitaria.
A corto plazo, hay que aumentar las reservas de equipos de protección sanitaria para los profesionales (EPI) y disponer de test diagnósticos suficientes para poder afrontar con garantías una segunda ola o cualquier brote relacionado con la pandemia. Además, es necesario contratar a médicos, de forma especial en los servicios de Medicina Interna, Urgencias, Atención Primaria y 112. Ya se ha incrementado la dotación de UCI y respiradores, algo que también era muy necesario.
Hay algunas situaciones objetivas que podrían explicar esta alta incidencia en Salamanca, como es el turismo constante que llega desde Madrid y la gran movilidad de estudiantes universitarios que vienen de fuera de la provincia, no sólo españoles, sino también estudiantes Erasmus de numerosos países.
La normalidad total creo que no se logrará hasta dentro de unos años, cuando esté controlado el virus. Y en Primaria, considero que la atención nunca volverá a ser como antes. Se pretende cambiar de modelo asistencial, con atención a la demanda y telefónica.
Hay que incrementar el número de consultas y el número y la actividad de los quirófanos de patologías No-COVID. Para ello, es necesario contratar más personal o pagar horas extra a los profesionales que asuman mayor carga asistencial para poder ir aligerando las listas de espera.
En recursos materiales, ahora estamos mejor que al inicio de la pandemia, sobre todo en material de protección sanitaria. También en el ámbito organizativo estamos más preparados. Pero en cuanto a la motivación del personal, estamos peor; hay mucho cansancio acumulado y los profesionales necesitan recargar pilas, sobre todo el personal que ha estado trabajando con jornadas muy intensas, soportando la incomodidad de los EPI, con mucho calor y sensación de agotamiento.
Ha habido mucho miedo de que la pandemia se volviera inabordable sanitariamente.
La prevención es la ÚNICA medida eficaz hasta que haya una vacuna efectiva. Debemos concienciarnos. Es verdad que en Salamanca ahora se ve mucha conciencia entre la población, pero hay que insistir en la labor de transmitir que el virus está ahí y no debemos relajarnos. Yo sé que es difícil de entender, sobre todo para los jóvenes, parece que lo ven ya lejos, pero deben saber que pueden hacer las mismas actividades, pero con mascarilla y distancia social.
Hay que mejorar la atención sanitaria en las residencias de ancianos. Se han visto muchas deficiencias durante esta crisis. También se debe mejorar la atención que se les presta desde los centros de salud. Una de las cartas que le escribí a la consejera fue para que derogaran las medidas especiales para las residencias en cuanto a evitar derivaciones de los residentes al hospital, pero no me hicieron caso. Y la realidad, más allá del papel, es que muchos ancianos murieron; quizá habrían fallecido igual en el hospital, eso nadie lo puede saber, pero cualquiera puede ver que tuvieron menos medios para la atención. Por lo menos se debe reconocer y pedir perdón, no esconderlo ni justificarlo, hay que ir con la verdad.
Pediría a la población solidaridad para prevenir nuevos brotes y que se habiliten ayudas para quien económicamente lo necesite tras estos duros meses de crisis, que ha sido sanitaria, económica y social.
“Desde el primer momento, hemos mantenido un carácter reivindicativo, dirigiéndonos a las autoridades sanitarias para solicitar el material de protección necesario, pero también hemos ofrecido toda nuestra colaboración a las gerencias de Atención Primaria y Especializada. Hemos dirigido varios escritos a la Consejería de Sanidad sobre la situación de nuestros médicos y sobre la realidad de las
residencias, y hemos difundido varios comunicados dirigidos a la población salmantina para que cumplieran todas las medidas sanitarias. Lo que resaltaría de todo el trabajo que se ha hecho desde el Colegio de Médicos es la enorme colaboración de los médicos voluntarios con las residencias, una iniciativa pionera en toda España. Posteriormente, la Consejería de Sanidad creó el grupo COVID-Residencias, dirigido por dos geriatras del hospital y con una coordinadora de Atención Primaria, y también con personal de Enfermería para ir a residencias a hacer pruebas y llevar medicamentos. Pero la iniciativa fue del Colegio, y todos los médicos voluntarios acabaron formando parte de este grupo, aunque no institucional ni formalmente, pero la información que transmitían de cada residencia ha sido imprescindible. A lo largo de la pandemia, detectamos muchas necesidades desde el Colegio para el colectivo médico y actuamos en varios frentes, desde procurar alojamiento o cuidadores para los menores hasta pruebas diagnósticas con fiabilidad”.
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