¿Qué es covid? / Abuelidad /

Por Fernando A. Navarro

Traductor médico, Cabrerizos (Salamanca)

Textos seleccionados por el autor a partir de su Laboratorio del lenguaje; reproducidos con autorización de ‘Diario Médico’

AL PAN, PAN…

¿Qué es covid?

El 11 de febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) descartó para la nueva enfermedad respiratoria descrita en Wuhán los diversos nombres descriptivos que venían circulando desde un mes antes –epidemia coronavírica china, enfermedad de Wuhán, síndrome agudo respiratorio grave de tipo 2, nueva neumonía china, etc.– y optó por acuñar en su lugar coronavirus disease 2019 (en forma abreviada, COVID-19); en español, «coronavirosis (o enfermedad por coronavirus) de 2019», por lo general abreviado a covid-19. Dos años después, compruebo que gran parte de la población sigue sin tener claro qué es exactamente la covid-19, y la confunden a menudo con otros tres conceptos:

1. SARS-CoV-2

Son muchos los hablantes –médicos incluidos– que confunden la enfermedad (covid-19) con su coronavirus causal (SARS￾CoV-2). El error es evidente en frases como las tres siguientes: «crece el número de personas infectadas por covid-19»; «está ingresado en la UCI por coronavirus»; «parece más lógico decir “el covid-19”, en masculino, porque es un virus».

2. Infección por el SARS-CoV-2

La d final de COVID, que corresponde al inglés disease, indica claramente que el término tan solo puede aplicarse a una enfermedad. Durante el reciente pico pandémico vinculado a la variante ómicron del SARS-CoV-2, por ejemplo, hemos oído decir que se llegaron a notificar en España cien mil casos diarios de covid-19 cuando en realidad más de la mitad de ellos eran personas asintomáticas, no estaban enfermas. Llevamos decenios intentando explicar a la población que no es lo mismo ser seropositivo para el VIH (estar infectado por el virus de la inmunodeficiencia humana) que tener sida; y ahora resulta que incluso médicos especialistas están confundiendo ser portador asintomático del SARS-CoV-2, haber dado positivo en una prueba de antígenos o en una PCR, con tener covid-19.

3. Covid

Por mucho que ambos términos se estén usando de manera intercambiable e incluso la RAE los dé en su diccionario como sinónimos estrictos, no es lo mismo ‘covid 19’ que ‘covid’ a secas. Una covid (coronavirus disease) es cualquier enfermedad causada por un coronavirus, como el síndrome respiratorio agudo grave del 2003, el síndrome respiratorio de Oriente Medio y, sí, también la covid-19 de la pandemia actual. No está nada claro, en mi opinión, que la enfermedad causada por la variante ómicron del SARS-CoV-2 sea la covid-19. La covid-19 del año 2020 era una enfermedad con una elevada tasa de letalidad en torno al 0,25-1 % en la población general (6-10 % en los mayores de 80 años), mientras que la mortalidad asociada a la variante ómicron parece estar siendo insignificante.

El pasado 13 de diciembre fue portada en todo el mundo la primera muerte de una persona infectada por la variante ómicron, en el Reino Unido; desde entonces, las muertes notificadas siguieron anunciándose con cuentagotas (primera muerte en Alemania el 23 de diciembre, en Australia el 27 de diciembre, en Corea del Sur el 3 de enero…); y en estos casos mortales sueltos ni siquiera suele especificarse si se trató de «muertes con covid» (es decir, muerte por otras causas en un paciente que había dado positivo para el SARS-CoV-2) o «muertes por covid» (es decir, muerte causada directamente por el SARS-CoV-2). La variante ómicron causa covid, desde luego: causa una coronavirosis que no sé si deberíamos llamar ‘covid-21’, ‘covid ómicron’ o cómo; pero no parece ser la covid-19.


VOCABLOS NOVEDOSOS

Abuelidad

La antigua Grecia pasma a quienquiera que se acerca a ella, como gran cultura precursora de la filosofía, la política, las ciencias (incluida la medicina), las artes y otros conocimientos de nuestra civilización occidental. Pero mayor pasmo aún suscita un antiquísimo pueblo de pastores nómadas en un rincón perdido del extremo oriental del Mediterráneo. Sin academias ni bibliotecas, su tradición oral –recogida en la Torá (o Pentateuco) y demás escritos que conforman su Tanaj (o Antiguo Testamento)– sigue alumbrando a más de medio mundo como fuente de sabiduría auténtica. Con razón llamamos a los judíos «el pueblo elegido» por antonomasia.

Entre los libros más hermosos del Tanaj destacan los Salmos, una colección de ciento cincuenta poemas hebreos sapienciales que maravillan, además de por su belleza (apenas un pálido reflejo de la original, pues la poesía hebrea es impo￾sible de trasladar a una lengua como la nuestra), también por su profundidad. El salmo 128 celebra la felicidad doméstica que Dios concede al justo:

¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!

¡Que el Señor te bendiga desde Sion
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén
y veas a los hijos de tus hijos!

Que el pueblo más sabio que jamás ha habido sobre la Tierra considere «ver a los hijos de tus hijos» como la bendición última y más acabada que los mortales podemos experimentar en esta vida significa mucho, me parece.

Por eso me extraña que en español no dispongamos de ninguna palabra para designar el estado, condición o cualidad de abuelo. Se me ocurren al menos siete: abuelaje, abuelanza, abuelazgo, abuelería, abuelez, abuelía, abuelidad y abuelitud; ninguna de ellas registrada aún en el diccionario de la RAE.

Cualquiera de las siete me agrada, pero veo que la penúltima, abuelidad, viene circulando en nuestra lengua desde hace ya más de cuarenta años, acuñada por una médica argentina. La psiquiatra y psicoanalista argentina Paula Redler, en efecto, la formó sobre el modelo de ‘paternidad’ y ‘maternidad’ en 1980, tras consultar con la Academia Argentina de Letras, y explica el concepto con detalle en su libro Abuelidad: más allá de la paternidad (Buenos Aires: Legasa, 1986).

Recién estrenada mi abuelidad, que es ciertamente una bendición de Dios, pido a cuantos integran la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), para el próximo Día de los Abuelos (26 de julio, festividad de san Joaquín y santa Ana), la incorporación de abuelidad al Diccionario de la lengua española.


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