Pinceladas de feminismo en la era de ‘Urraca Rex’

José Mª Manuel García-Osuna, médico de Familia, historiador y colaborador de ‘Salamanca Médica’, ensalza en su quinto libro el carácter independiente de una reina ‘rompedora’

El Dr. José María Manuel García-Osuna y Rodríguez es un médico como los de ‘antaño’, humanista de espíritu y práctica, como confirman innumerables indicios: hace crítica literaria, participa en diversos espacios radiofónicos, tiene 7.000 discos de música culta y se mete en ‘berenjenales’ políticos sin siquiera inmutarse. Pero lo que más le apasiona a este médico de Atención Primaria que retomó la carrera de Medicina después de 13 años en los que se dedicó a otros menesteres y a cultivar sus múltiples inquietudes es, sin duda alguna, la Historia. Sobre ella atesora más de 7.000 libros que son la base de sus trabajos.

Bromea cuando afirma que la prefiere a la Medicina, porque los personajes históricos “no me piden PSA y otras analíticas”, pero lo cierto es que se hace difícil entender de dónde saca el tiempo –dice que de su “gigante” capacidad de trabajo–para atender sus obligaciones asistenciales y seguir ‘engordando’ al tiempo su vasta producción de escritos, en la que se cuentan ya 200 trabajos y cinco libros. El último es como una hogaza recién salida del horno, Urraca I de León. Primera reina y emperatriz de Europa, editado por El Lobo Sapiens/El Forastero, una obra con la que resarce a la monarca de la injusta fama alimentada durante siglos desde la mentalidad misógina.

De hecho, sostiene sin titubeos que Urraca fue toda “una pionera del feminismo”, y aporta para demostrarlo multitud de rasgos y momentos en su vida que ciertamente debieron resultar ‘rompedores’ en una “Europa medieval donde se contempla con desconfianza y rechazo que una mujer ocupe un trono”. Cuenta el Dr. García-Osuna, colaborador habitual de Salamanca Médica, que Urraca Alfónsez la Temeraria sucede a su padre, Alfonso VI, cuando su hermano Sancho Alfónsez muere en batalla. Fue “matrimoniada” primero con el conde Raimundo de Borgoña, “medrador por antonomasia”, y tras la muerte de su esposo es obligada por la Corte a contraer nuevas nupcias con el rey Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y de Pamplona, que es, según este experto en Historia Antigua y Medieval, un hombre con gran fuerza física y poderío militar, pero también “un neurótico palpable”. “El matrimonio será un desastre continuo”, escribe José María Manuel García-Osuna, hasta el punto de que la reina siempre se refería a su casamiento como unas “bodas descomulgadas”, por lo que el matrimonio acabará viviendo separado, e incluso enfrentado bélicamente. “Ella no estará dispuesta dejarse pisotear en su autoridad y en su dignidad”, afirma el autor, quien aporta en su obra otras muchas pinceladas de feminismo, como el hecho de que, en pos de su libertad, Urraca no renunciara a disfrutar “de unas relaciones extramatrimoniales plenas y satisfactorias” con el hombre de quien estaba verdaderamente enamorada, el conde Pedro González de Lara, con el que tuvo “dos hijos documentados”.

Firmaba como ‘Urraca Rex’

Es más, continúa el médico e historiador, Urraca I – que se definía como “emperadora de León y Reyna de todas las Espannas”– “tiene una clara concepción de que ella ocupa la titularidad de su reino y de que su segundo esposo es el consorte, por lo que siempre firma como Urraca Rex, dejando claro “que ella es el rey, y no la reina, ya que este segundo caso presupondría que el titular es Alfonso I el Batallador, un hecho inaceptable para ella”. Con todo, la protagonista de su quinto libro –el primero que dedica a una mujer, aunque no será el último, según avanza– tiene “una personalidad muy acusada” que se aleja de algunos de los maliciosos ‘retratos’ que de ella se han escrito, como el que recoge el Chronicon Compostellanum, donde se afirma que Doña Urraca era “una criminal víbora cargada de pestífero veneno” y que gobernó “tiránica y mujerilmente”. Nada más lejos de la realidad, defiende el Dr. García-Osuna, quien apunta que la mujer “ha sido bastante vilipendiada en la Historia, aunque no tanto en el Reino de León”. Él, sin embargo, destaca la fuerza y el carácter independiente de esta monarca “que tenía bien claro que las féminas no son un simple adorno o algo etéreo y volátil, sino seres con derechos, personalidad y deberes”. Curiosamente, murió “de sobreparto” un 8 de marzo, el de 1126, sin imaginar que lo hacía en un día que, siglos después, sería efeméride de la lucha feminista.

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