Desde el punto de vista del servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del dolor del CAUSA, las debilidades han venido por la falta de previsión de que una pandemia como tal podía ocurrir, por lo que ni la Sanidad ni la sociedad estaban organizadas para asumir este reto. Una vez que vimos lo que estaba ocurriendo cerca, primero en Italia y luego en Madrid, hubo que cambiar la prioridad de las cosas a realizar y las patologías a atender. El trato directo del paciente en centros de salud y hospitales ha sido la norma hasta que ha ocurrido la pandemia, pero con ella se ha destapado la necesidad de potenciar la informatización del sistema sanitario. Nos hemos visto abocados a la realización de un seguimiento de los pacientes por vía telefónica o telemática, no teniendo previamente un circuito establecido y teniendo que organizarlo sobre la marcha. La principal fortaleza ha sido la implicación de los sanitarios del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, desde celadores, TCAE, enfermeras, médicos, informáticos, equipos de mantenimiento, equipo de dirección, etc. Todos han aparcado sus posibles diferencias para trabajar en pos de cuidar a los pacientes, adaptándose a las circunstancias que iban surgiendo en cada momento y con la voluntad de tratarlos de la mejor manera posible. Otra fortaleza ha sido el trabajo de organización y reconversión de camas de hospitalización habituales a camas para el tratamiento de pacientes con COVID-19. Probablemente, la circunstancia de contar con varios hospitales en el complejo ha favorecido el poder tratar de manera independiente a pacientes con COVID y a enfermos que necesitaban ingreso y tratamiento por otras patologías. Ello ha posibilitado que hubiese los mínimos rebrotes dentro del hospital.
Evidentemente, la apertura del nuevo hospital es un punto clave en todo esto. Debemos saber adaptar su funcionamiento a las circunstancias que nos estamos encontrando. Establecer circuitos de manera adecuada, regularizar la atención a los pacientes, estableciendo unas normas claras para que la población se sienta segura y tenga la atención adecuada.
Probablemente, las circunstancias acaecidas en las semanas previas al brote fuerte ocurrido en Salamanca, como eventos deportivos en los que acudieron a la ciudad personas de otras comunidades, junto con la propagación en Madrid de la COVID-19, el cierre de colegios en esa Comunidad y el desplazamiento a nuestra provincia de las personas que trabajan allí, pero que tienen aquí a sus familiares, ha hecho que hayamos tenido tanta propagación en nuestra provincia. Eso, junto con el desconocimiento generalizado del tipo de diseminación y la evolución de la enfermedad, ha hecho que no hayamos tomado medidas previamente y que la prevalencia haya sido muy importante en Salamanca.
Creo que debemos aprender, debemos ser cautos; se debe tender a la normalidad asistencial, pero adaptándonos a las circunstancias y evitando provocar propagaciones de la COVID-19 en consultas, hospitalización, etc. Con lo que debemos adaptar el funcionamiento del hospital a las circunstancias. No dejando de tratar a los pacientes, pero sí evitando concentraciones importantes de pacientes o familiares, como había previamente.
Evidentemente, para poder ir recuperando la asistencia sanitaria que teníamos previamente se deben tomar medidas extraordinarias, pero a la vez seguras. Como he dicho ya, se debería evitar la concentración de pacientes y ampliar los horarios para poder tratarlos. Además, se tendría que aumentar la dotación estructural y de personal para poder acometer dichas necesidades. Desde la crisis económica del 2008, se han ido realizando recortes en Sanidad que han ido ayudando a que las listas de espera vayan manteniéndose o incluso aumentando, por lo que sí se necesita mayor dotación económica para acometer las medidas necesarias para mantener un nivel sanitario adecuado, tanto para los posibles rebrotes como para la reducción de la lista de espera existente previamente.
Debemos aprender de lo ocurrido y tener preparado un sistema de contingencia, en ello se está trabajando. Del nuevo hospital se está priorizando su dotación, se están manteniendo los contratos de personal para poder afrontarla y se está trabajando desde la Junta de Castilla y León y las direcciones de los hospitales con las distintas sociedades médicas principalmente implicadas para la elaboración de un plan de contingencia a nivel de toda la Comu- nidad. Por lo que sí sabemos que se está preparando todo para un posible rebrote, aunque los sanitarios están en un momento de cansancio importante, tanto físico como psicológico, por lo que la sociedad debe actuar con cordura, con precaución y prevención.
La verdad es que hubo un momento en que sí pensé que la situación nos podía desbordar: el momento en que llenamos los 16 puestos de Reanimación de Críticos con COVID-19 del Hospital Clínico en tres días, estando previamente completas de pacientes la UCI y la Unidad de Coronarias, y recibiendo ya pacientes adultos la UCI Pediátrica. Fueron momentos en que sí pensé que nos podíamos ver desbordados, pese a ir siempre preparando por delante más camas de críticos donde poder tratar a los pacientes (endoscopias, quirófanos…). La población debe tener mucho respeto. Probablemente, con el confinamiento muchas personas desconocen cómo hemos estado estos meses en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, pero los que hemos trabajado, o las personas que han estado ingresadas, sabemos que la situación ha sido francamente mala y hay que evitar a toda costa que vuelva a ocurrir.
Hay que recomendar que la población sea prudente, que se ponga las mascarillas, que se lave las manos con asiduidad, que evite aglomeraciones, sobre todo en lugares cerrados, y que no se confíe con que esto ya ha pasado. Estamos viendo que cuando no se cumplen estas normas están surgiendo rebrotes.
Sinceramente, el tema de las residencias no lo conozco de primera mano, ya que nuestra labor asistencial ha sido plenamente en el hospital. Todos tenemos familiares que están en residencias, algunos han estado ingresados en el hospital y, por desgracia, alguno ha fallecido. Probablemente, sí que habría que reflexionar sobre el modelo de asistencia sanitaria y no sanitaria que hay que realizar en las residencias, sobre todo ante una nueva pandemia. Desde la Administración se debería regular de una manera adecuada para atender a estos pacientes, que en muchos casos precisan mayor asistencia que el resto.
Ha sido una vivencia muy intensa y muy sufrida, por la incertidumbre de qué iba a pasar al día siguiente, por cómo conseguir proporcionar asistencia a todos los enfermos y cómo evitar a la vez el contagio del personal sanitario. Por otra parte, ha sido una experiencia provechosa por la unión y la abnegada implicación del personal sanitario, trabajando los distintos servicios para que los pacientes salieran adelante, con cambios de turnos, con cambios de servicios de trabajo, etc. Lo que pediría es responsabilidad a toda la población, que los ciudadanos sigan manteniendo las normas establecidas para evitar que nuestros allegados y/o no allegados puedan enfermar e incluso fallecer.
La verdad es que es para estar orgulloso de la actitud y el trabajo del personal que trabaja en el servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del dolor del CAUSA. Desde el primer momento, la actitud ha sido de ayuda y colaboración. Durante este periodo, afrontamos muchas reorganizaciones dentro del servicio: la preparación de la Reanimación para el tratamiento de pacientes críticos COVID-19 (nosotros habitualmente tratamos a pacientes críticos postquirúrgicos); la integración con facultativos de UCI, Cardiología y UCI Pediátrica para el cuidado de pacientes críticos COVID-19 en otras áreas (UCI, Coronarias, Endoscopias); la realización de cirugías de pacientes con COVID-19, así como el mantenimiento de las cirugías urgentes y no demorables del resto de pacientes… Ha sido una ardua labor. La actitud ha sido de continua colaboración y ofrecimiento para la realización de las actividades que hicieran falta”.
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