Mª Concepción Oñate Regojo

Coordinadora del centro de salud de Béjar

“Hemos sido la discreta atención que no ha hecho ruido”

La Dra. Oñate pone en valor el papel callado y entregado que ha desempeñado la Atención Primaria durante la crisis, consiguiendo “que los hospitales no estallaran”

1. Desde su experiencia, ¿qué debilidades y qué fortalezas ha sacado a la luz la pandemia en el sistema sanitario de Salamanca?

Creo que la debilidad mayor del sistema sanitario durante esta pandemia fue la falta de previsión ante la provisión de material de protección personal. No se esperaba que lo que llegó fuera a ser lo que en realidad fue, y el sistema no previó ni asimiló la magnitud del problema. En cuanto a las fortalezas, destacaría el potencial del equipo humano de todo el centro de salud donde yo trabajo. Desde el personal de limpieza, administrativos, celadores, auxiliares, fisioterapeutas, higienista dental, dentista, médicos voluntarios, enfermeros, médicos… Todos se pusieron a trabajar desde el primer momento, y sabiendo del problema que se avecinaba, para poder responder a la atención sanitaria ante la pandemia sin saturar el hospital de referencia.

2. Con ese análisis previo respecto a las deficiencias encontradas, pero también poniendo en valor los puntos positivos, ¿qué retos deben asumirse a corto, medio y largo plazo?

Si estamos hablando de retos ante la posible reaparición de la pandemia, a corto plazo tenemos la obligación de procurar que no tengamos de nuevo escasez de equipos de protección. A medio plazo, dos retos: por un lado la ciencia tiene el desafío de buscar una solución y, por otro, desde los profesionales, concienciar a la población para que guarde las medidas de higiene y seguridad personal. A largo plazo, analizar qué hemos hecho durante la pandemia y después protocolizar métodos de actuación y control.

3. Con los datos y la evolución que se han observado en Salamanca, ¿se podría explicar por qué es una de las provincias más afectadas de España?

Nuestro análisis en la ciudad y la zona rural ha sido que la proximidad con la Comunidad de Madrid y el desplazamiento de personas, especialmente en las semanas previas al confinamiento, nos ha azotado. Hay que recordar que la ciudad y la comarca presentan mucha cercanía a la capital de España. Realmente, los primeros casos que se atendieron fueron pacientes que se habían desplazado desde esa comunidad o familiares de personas con residencia en ella.

4. ¿Cuándo cree que seremos capaces de recuperar la normalidad asistencial? ¿O considera que la atención que se presta en los centros sanitarios ya nunca volverá a ser como antes?

El sistema de atención que se está empezando a implantar en la actualidad hay que valorarlo como una posibilidad para aplicar a partir de ahora. Quizá una de las cosas buenas que ha dejado la pandemia ha sido que hemos sido capaces de realizar casi todos los trámites vía telefónica: visado y tramitación de recetas, partes de incapacidad temporal… Para todos esos asuntos, que requerían tiempo de atención en la consulta presencial, parece –según las primeras impresiones– que es más efectivo y que se rebajaría la cantidad de pacientes que acuden para simples trámites administrativos al centro de salud. Si realmente conseguimos que ese tipo de atención se resuelva por vía telefónica, la atención presencial al paciente será de mejor calidad.

5. ¿Qué medidas son más urgentes para dar respuesta a las necesidades asistenciales que han sido aparcadas por la COVID-19? ¿Es necesario un plan nuevo para paliar las listas de espera?

La mejora de la consulta presencial, junto con la administración de un tiempo suficiente para que esa consulta sea realmente efectiva, incidirá en la capacidad para valorar adecuadamente a los pacientes y así mejorar la atención de los mismos. Mucha gente no ha acudido en estos meses a su médico y ha dejado de lado patologías que ahora deberían no demorarse mucho en el tiempo. Habría que hacer un análisis para mejorar las cifras tan largas de listas de espera que hemos tenido durante tantos años.

6. Desde su perspectiva y posición, ¿está Salamanca preparada ahora para afrontar una pandemia como la vivida estos meses? ¿Y para un rebrote de la COVID-19?

Ojalá no sea necesario. La Atención Primaria ha demostrado que es capaz de atender a una gran cantidad de pacientes que han sufrido la COVID-19 y que, con la atención que se les ha prestado, no han precisado ingreso hospitalario. Hemos sido la discreta atención que no ha hecho ruido, pero que ha conseguido que los hospitales no estallaran. Hemos atendido a muchos pacientes que, afectados, se han quedado en su casa, que han cumplido adecuada y rigurosamente su tratamiento y que no han necesitado ingreso hospitalario. Creo que Atención Primaria sí estaría preparada, pero ojalá que no tengamos que pasar por ello otra vez. Para lo cual todos tenemos que poner nuestro granito de arena, no solo el personal sanitario.

7. ¿En algún momento han sentido miedo o la sensación de que la situación no podría ser controlada? ¿Debe la población tener miedo?

Cuando se trabaja en las trincheras, cuando se trabaja atendiendo al paciente COVID y se afirma que no se tiene miedo, no se dice la verdad. Es imposible no tener miedo a contagiarte, a contagiar a tus familiares. Y sobre todo cuando has tenido compañeros que han fallecido; es imposible no tener miedo. Nos hemos cuidado mucho, aquí estamos para contarlo. Desbordados o con sensación de desbordamiento, no. Ha sido, más que nada, una sensación de un trabajo sin tregua. Hemos acabado una guardia y hemos seguido llamando a los pacientes por teléfono, para que ellos recibieran la llamada de su médico. Y, sobre todo, se ha trabajado mucho, duro y firme.

8. ¿Qué mensaje hay que trasladar en estos momentos a los ciudadanos? ¿Qué consejos o recomendaciones?

La población debe tener muchísimo respeto por esta enfermedad. La COVID es una pandemia mundial, y debe ser tenida en cuenta como tal. En los últimos días estamos percibiendo que no se tiene especial cuidado con las medidas impuestas. Hay que transmitirles que tengan mucha cautela. Este virus sigue entre nosotros, existe. Y si no tenemos cuidado con las medidas básicas, como son el distanciamiento social, el uso de mascarillas y la higiene de manos, vamos a tener un rebrote importante y serio, lo que podría ser una desgracia personal y económica brutal para todos.

9. La pandemia ha puesto en evidencia graves deficiencias en las residencias de ancianos, ¿necesitamos un nuevo modelo de asistencia sociosanitaria? Si es así, ¿cómo debe ser?

Respecto a esta pregunta, yo tengo que decir que ha habido residencias donde se ha trabajado de una manera impecable, donde los pacientes han recibido una atención adecuada y donde los trabajadores han puesto el 100% de su empeño y dedicación. Y se han hecho bien las cosas. Es cierto, por otra parte, que hay residencias donde ha habido deficiencias que habrá que analizar y estudiar profundamente para que no vuelvan a suceder.

10. Resuma en unas líneas cómo ha vivido esta crisis sanitaria en su ámbito, qué ha supuesto en su vida profesional, qué ha aprendido, qué valora más de la experiencia y qué pediría una vez superados los momentos más aciagos.

En el ámbito profesional, la verdad es que ha sido una experiencia dura muy difícil de explicar. Porque estábamos luchando contra un enemigo que no conocíamos. Y cada vez que no conseguíamos la respuesta esperada con los tratamientos, la situación era más exasperante. Por otro lado, nuestra experiencia ha sido positiva en cuanto al trabajo en equipo, al análisis de la situación de los casos, de los ingresos hospitalarios… A nivel personal, la verdad es que, como a todos, nos ha hecho poner el freno en nuestras vidas y pensar en lo que tenemos, a analizarlo, a disfrutar. A valorar el tiempo, la salud y la de nuestros familiares. Además, transmitiría lo mismo de siempre: que para evitar que esto rebrote hay que mantener tres medidas básicas: distancia social, uso de mascarilla y normas de higiene extraordinarias en las manos. En este momento, hay tiempo para todo si hay tiempo. Pero el tiempo se puede terminar de un día para otro si nos infectamos y no logramos superarlo. Cuando me hacen una entrevista, siempre digo que el ciudadano debe respetar el trabajo de todos los profesionales sanitarios. Debe ser una máxima en nuestro día a día, y nunca deben olvidase los aplausos. Queremos que los aplausos se traduzcan en respeto y consideración al personal sanitario que tienen a su lado y del que depende la salud de cada uno de ellos.

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