Estreno como R0 en plena pandemia de COVID-19

Por Jesús Martín González

Residente de Familia de primer año en el Servicio de Urgencias
del Hospital Universitario de Salamanca

Como toda buena aventura, esta larga carrera de fondo comienza con una celebración cargada de ilusión: el día que nos convertimos en médicos. A partir de ahí, una larga maratón de fondo es la que tenemos que pasar los jóvenes que aspiramos a una plaza de formación médica especializada, una plaza MIR.

Lo que no sabíamos es que desde el Ministerio de Sanidad se pondrían obstáculos una y otra vez. Comenzaron con un cambio unilateral en el número de preguntas, discriminando mucho menos y haciendo a los opositores más suerte-dependientes, y continuaron avisando tardíamente de la fecha. Todo podría haber quedado en una anécdota, pero decidieron seguir acumulando errores con la corrección del examen… y suspendiendo la comunicación durante la pandemia para la incorporación de los nuevos residentes de primer año.

Como resumen de esta experiencia de preparación MIR, que deja a la mitad de médicos graduados sin posibilidad de acceso a la Sanidad pública (y luego nos quejamos de la falta de especialistas), podemos decir que la dimisión del director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Rodrigo Gutiérrez, también conocido en los mundos de las redes sociales como ‘Rogufe’, se nos hace insuficiente. Si en vez de estar peleándose con el Tribunal Supremo (que le obliga a rectificar) hubiesen cuidado de la Sanidad y de la incorporación de los nuevos residentes, probablemente éstos no tendrían que haber empezado su andadura en hospitales y centros de salud en plena segunda ola de esta pandemia de COVID-19.

Un Ministerio superado por las circunstancias

Mientras esperábamos noticias de un Ministerio silenciado y superado por las circunstancias, muchos de nosotros sentimos la llamada del deber en pleno inicio de la pandemia, y acabamos convertidos en lo que han acabado llamando R0. Asumiendo responsabilidades y retribución de residentes de primer año (cuando prácticamente debieran ya serlo). En mi caso, tuve la inmensa suerte de participar en el magnífico equipo capitaneado por el Dr. Batuecas, que en Fonseca formó parte del plan de contingencia que elaboró la Dirección Médica del hospital y en la que colaboró la Universidad de Salamanca, asumiendo su compromiso histórico con la ciudad. Dicho sea de paso, único centro sociosanitario que contó con la antelación, planificación y ejecución adecuadas para conseguir cumplir con su objetivo.

Tras nuestro paso por Fonseca, recalamos en el hospital de Los Montalvos, donde nos enseñaron el concepto de equipo y donde alguna que otra internista se convirtió en nuestra primera maestra en el mundo médico y nos hizo entender que, más allá de los conocimientos teóricos, se encuentran los pacientes.

Si algo hay que comentar de esta etapa de R0 es el eterno agra￾decimiento a aquellos que lo hicieron posible y apostaron por unos jóvenes ilusionados por su profesión. Tras muchos meses, por fin, llegó nuestra nueva etapa, entrando a formar parte de la formación sanitaria especializada como residentes de primer año. Un inicio acompañado de muchas reivindicaciones por parte de nuestros residentes mayores: mejoras en el descanso, en la formación, en retribuciones… En definitiva, una lucha por la mejora de las condiciones profesionales de los sanitarios que no se detendrá aquí, será continuada por el resto de médicos que, atacados por el Real Decreto aprobado unilateralmente por este Gobierno y que acaba con la calidad asistencial y formativa de las diferentes especialidades, han mostrado su rechazo ante unos máximos dirigentes sanitarios españoles que, o tienen un desconocimiento absoluto de nuestra Sanidad, o la denostan por completo.

Esperemos que, con responsabilidad individual y colectiva, consigamos salir todos juntos de esta pandemia y mejorar la abandonada, y solitariamente defendida, Sanidad española.