Por Jesús Málaga
Los salmantinos tenemos la suerte de contar como paisano con el iniciador del teatro en España. Juan del Enzina nació junto a la Catedral, y en ella ejerció como músico. No fue profeta en su tierra, y tuvo que emigrar a otras tierras donde si fue reconocido por su talento musical y poético. Los templos, colegios mayores, palacios y plazas eran los lugares elegidos para las representaciones.
Los teatros estables nacieron en corrales y patios de comedias con asientos de madera, tablones alineados al cielo raso. El primer patio o corral de comedias en Salamanca surgió junto al Hospital de la Santísima Trinidad, el viejo edificio que hoy acoge el colegio de las Siervas de San José.
Sabemos que ya existía en el siglo XV y que, en el XVI, Felipe II, concretamente en 1581, redujo drásticamente el número de hospitales de su reino y Salamanca no fue una excepción; en la ciudad del Tormes, la mayoría de los pequeños hospitales fueron refundidos en el de la Santísima Trinidad.
El Teatro de Comedia, conocido como Teatro del Hospital, era propiedad del citado centro sanitario. El Consistorio, años antes de esta drástica medida del rey, mantenía en vigor una ordenanza municipal en la que se prohibían las representaciones teatrales en los días laborales, estipulando el coste de las entradas en no más de 12 maravedís; en caso de no obedecer la ley municipal, la compañía tendría que devolver el doble de lo cobrado. La cuantía obtenida por las sanciones era destinada a los pobres acogidos en el centro sanitario. Como castigo a los infractores, también se les prohibía representar en el futuro en la ciudad.
A los forasteros que asistían al teatro se les procuraba un buen lugar. Esta misión la cumplían el portero y el alguacil, presentes en cada uno de los espectáculos. El Patio de Comedias de Salamanca puede considerarse como el espacio escénico más antiguo de Europa. Seguramente se cubrió a principios del siglo XVII, y las obras fueron financiadas por el Hospital de la Santísima Trinidad.
Conocemos muchos de los avatares del Patio de Comedias por el historiador Villar y Macías, que cita al padre Mendo cuando da a conocer un suceso acaecido en el verano de 1634.
Jacinto Varela, actor de la Compañía Roque de Figueroa, amigo de Lope de Vega, cayó muerto en plena representación. El público presente creyó que, al desmayarse en el escenario, estaba representando su papel.
Parece cierto que Lope de Vega, Calderón de la Barca y Miguel de Cervantes vivieron durante temporadas en Salamanca, y seguramente asistieron y representaron algunas de sus obras en el Patio de Comedias. Los días festivos en los que los estudiantes tenían conclusiones también estaban prohibidas las sesiones de teatro, ya que los estudiantes preferían las comedias a las conferencias y clases.
“El 31 de julio de 2010 cayó el telón del Teatro Bretón. Salamanca perdió uno de sus santuarios laicos”
En 1746, un obispo integrista, José Zorrilla de San Martín, prohibió las representaciones teatrales en el Patio de Comedias por considerarlas pecaminosas. No le importó pagar siete mil reales de su renta para que el hospital pudiera seguir abierto, ya que el centro asistencial vivía de las rentas del teatro. Al morir el prelado, en 1762, Juan de Sagarvinaga realizó el proyecto del nuevo Patio de Comedias. Según las crónicas tenía techumbre, asientos corridos de madera, al estilo de los que se encuentran en aula de Fray Luis de León, foso y palcos destinados a las autoridades municipales. Tenía también cazuela, espacio para las mujeres. Las féminas tenían entrada por puerta distinta a la de los hombres. El Patio de Comedias tenía un espacio para los descansos, donde tomar un tentempié o refresco.
En su interior estaba decorado con colgaduras y el escudo de Salamanca. En 1795 se añadieron las pinturas de José Peruchetti y Domingo Velasco. Según Isabel Muñoz, a partir de entonces el teatro acogió obras del marqués de Somosaguas, del duque de Rivas y se celebraron en él juegos florales. Durante la ocupación napoleónica, se convirtió en teatro para los ocupantes, con representaciones en francés, acogiendo compañías de más allá de los Pirineos. El Patio de Comedias acogió también mítines, reuniones y proclamas durante la Guerra de la Independencia.
A mediados del siglo XIX, el hospital, que había sido suprimido durante la francesada, tenía sus días contados. Su teatro, el Patio de Comedias, amenazaba ruina. La Diputación del Hospital de la Santísima Trinidad pidió ayuda a los salmantinos, y estos fueron generosos con su espacio cultural por excelencia.
Así surgió en 1846 el que sería Gran Teatro Bretón, obra del arquitecto Tomás Cafranga, decorado con pinturas de Benito Diana. Con la nueva construcción, el Patio de Comedias pasó a llamarse Teatro del Hospital.
El 31 de julio de 2010 cayó el telón del Teatro Bretón, y en tan solo unas horas, unas potentes excavadoras lo tiraron abajo tras siete años de permanecer cerrado. Salamanca perdió uno de sus santuarios laicos. Se pensó construir un aparcamiento en el solar resultante, pero la idea del Ayuntamiento presidido por Julián Lanzarote topó con la justicia, y el resultado de aquel desaguisado está a la vista. Después de más de una decena de años, Salamanca tiene una cicatriz profunda en el solar que ocupó el Patio de Comedias y el Gran Teatro Bretón. La Plataforma Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio realizó una publicación en la que daba a conocer los antecedentes históricos, algunos de los cuales se recogen en este artículo.
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