Carlos Roncero

Jefe del Servicio de Psiquiatría

“La COVID-19 ha sido un tsunami para el servicio de Psquiatría”

El Dr. Carlos Roncero considera que la pandemia ha sido “un gran reto del que hemos aprendido mucho, pero que todos deseamos que nunca más se vuelva a producir”

1. Desde su experiencia, ¿qué debilidades y qué fortalezas ha sacado a la luz la pandemia en el sistema sanitario de Salamanca?

Teníamos un sistema sanitario en el límite de profesionales en condiciones normales, y en la pandemia esto se ha puesto de manifiesto. Necesita ser reforzado tanto desde el punto de vista clínico como de personal de investigación. La fortaleza ha sido la entrega de los profesionales y la implicación de muchos de ellos por encima de lo razonable. Ha habido personas que han tenido que multiplicarse, cubrir a compañeros que estaban de baja por la COVID o habían sido recolocados en otros servicios, y los que quedaban han tenido que realizar múltiples funciones.

2. Con ese análisis previo respecto a las deficiencias encontradas, pero también poniendo en valor los puntos positivos, ¿qué retos deben asumirse a corto, medio y largo plazo?

A corto y medio plazo, hay que reforzar los equipos de profesionales. Estamos en una situación clara de déficit en todas las especialidades, y en momentos de crisis, como la que hemos tenido, cuando hay personas que están de baja o que van a trabajar a otros servicios como refuerzo, tanto médicos, como enfermeros o trabajadores sociales, el sistema se vuelve de difícil manejo. Hay que retener e incorporar profesionales de manera estable, cambiar la filosofía de vivir al límite con una plantilla tan ajustada, porque al final hemos tenido que trabajar con menos profesionales de los habituales y, además, en una situación tan complicada.

3. Con los datos y la evolución que se han observado en Salamanca, ¿se podría explicar por qué es una de las provincias más afectadas de España?

Utilizando el sentido común, Salamanca tiene un gran peso de docencia universitaria, tanto en la USAL como en la UPSA, y en cursos para extranjeros, y eso supone movimiento: estudiantes y profesores de otras partes, viajes, congresos, reuniones… En definitiva, muchos desplazamientos que en parte pueden explicar por qué se transmitió aquí de forma tan intensa. Lo que es uno de los valores añadidos de Salamanca, en este caso ha podido jugar en contra.

4. ¿Cuándo cree que seremos capaces de recuperar la normalidad asistencial? ¿O considera que la atención que se presta en los centros sanitarios ya nunca volverá a ser como antes?

En Psiquiatría, iremos hacia un sistema híbrido, que también incluya la atención individual o grupal con el uso de las nuevas tecnologías. Habrá más atención ‘online’ y, en este sentido, la crisis sanitaria va a marcar un antes y un después. La prueba de fuego para el sistema sanitario será este otoño-invierno, para ver hasta qué punto se puede manejar o controlar la normalidad que tenemos ahora o nos toca volver a situaciones más complicadas.

5. ¿Qué medidas son más urgentes para dar respuesta a las necesidades asistenciales que han sido aparcadas por la COVID-19? ¿Es necesario un plan nuevo para paliar las listas de espera?

Nosotros ahora contamos con algunos profesionales más. El hospital nos ha apoyado en este sentido con tres personas de refuerzo, para, precisamente, cubrir huecos, bajas e intentar eliminar las listas de espera. Quiero ser positivo y pensar que podamos eliminar las esperas en un periodo de tiempo razonable, siempre y cuando no volvamos a situaciones complicadas de la pandemia en los próximos meses.

6. Desde su perspectiva y posición, ¿está Salamanca preparada ahora para afrontar una pandemia como la vivida estos meses? ¿Y para un rebrote de la COVID-19?

Todo el mundo ha aprendido, en todos los niveles. Hay muchas acciones que antes eran impensables y ahora todos las tenemos en la cabeza; podemos ser optimistas en ese sentido. Lo que se hizo de forma intuitiva ahora ya se está estudiando para ver cuál es la mejor manera de proceder, y estamos más preparados. Pero es importante que las autoridades sean conscientes de que hay que reforzar el sistema sanitario.

7. ¿En algún momento han sentido miedo o la sensación de que la situación no podría ser controlada? ¿Debe la población tener miedo?

Miedo como tal no, pero sí he tenido sensación de respeto y de que estábamos ante algo nuevo que no sabíamos muy bien cómo iba a evolucionar o qué iba a pasar. Mucha preocupación a nivel personal y profesional, sobre todo por las más de 170 personas que formamos el servicio de Psiquiatría. Más que miedo, la población debe tener conciencia y precaución en torno a las cuestiones que se plantean desde las autoridades sanitarias. No son restricciones que se tomen por gusto, sino necesarias. Todos debemos tener responsabilidad y respeto a este virus que todavía no se conoce de forma completa, pero que sabemos que puede llegar a ser muy peligroso.

8. ¿Qué mensaje hay que trasladar en estos momentos a los ciudadanos? ¿Qué consejos o recomendaciones?

Hay que ser responsables, el riesgo no ha desaparecido. Sabemos que si la infección se descontrola puede llegar a ser de muy difícil manejo, y todavía se sabe poco de los efectos a medio y largo plazo. En salud mental, se está estudiando a las personas que han tenido COVID-19, cómo les afecta al cerebro y cómo afecta a las dinámicas familiares y sociales también la situación de confinamiento. Hay que estar atentos, seguir las indicaciones, y la realidad es que a veces los medios de comunicación transmiten imágenes lamentables que dan la sensación de que no hay ningún problema, pero sí lo hay.

9. La pandemia ha puesto en evidencia graves deficiencias en las residencias de ancianos, ¿necesitamos un nuevo modelo de asistencia sociosanitaria? Si es así, ¿cómo debe ser?

Yo no soy experto en residencias, pero desde el punto de vista de la atención a la salud mental, hay que montar algún sistema más proactivo para facilitar la detección de este tipo de problemas en las personas que viven en las residencias, más en una comunidad como Castilla y León, con un gran porcentaje de mayores de 65 años. Evidentemente, hay que replantear algunos aspectos de la atención a estas personas. Se ha planteado la necesidad de medicalizar algunos aspectos de las residencias o generar circuitos de asistencia; habrá que estudiarlo y perfilarlo en los próximos meses.

10. Resuma en unas líneas cómo ha vivido esta crisis sanitaria en su ámbito, qué ha supuesto en su vida profesional, qué ha aprendido, qué valora más de la experiencia y qué pediría una vez superados los momentos más aciagos.

Ha sido un reto inimaginable, impensable unos meses atrás, que en nuestra unidad ha supuesto un cambio radical que ha implicado desmontar el servicio en las primeras ocho semanas, derivar profesionales a Medicina Interna o Neumología, ver cómo muchos de ellos han estado de baja… En el terreno personal, también una gran preocupación por los miembros del servicio. Hay que quedarse con lo positivo y conservarlo, como la telepsiquiatría. En definitiva, un gran reto del que hemos aprendido mucho, pero que todos deseamos que nunca más se vuelva a producir.

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