Su privacidad es nuestra prioridad. Je, je… para venderla

Por Germán Payo Losa

Director de Educahumor

“Encontramos en internet mucha información… Un día, por curiosidad, conté 256 empresas a las que venden lo que yo hago, visito, digo o miro, y que todo esto es legal porque se basa en el INTERÉS LEGÍTIMO”

“Por dónde se va a la plaza?”, me preguntan. Y siento ganas de jugar un poco y responder: “Me da usted su nombre, edad, domicilio, DNI, cuenta bancaria, informe médico, localizador para que sepa por dónde va… y yo le digo GRATIS la respuesta a su pregunta. Además, puedo hacerle un perfil con la información que usted deseará de Salamanca, darle una publicidad personalizada de acuerdo con sus gustos, recomendarle dónde encontrar comida saludable y de calidad… Todo ventajas. Pero si ustedes rechazan esta oferta, pierden la personalización de la publicidad y sólo verán anuncios genéricos, y claro, será peor para usted”…

“Siga todo recto”, respondo. Estaba en la plaza de los Bandos, dando vueltas a esto de la privacidad. Hace años conocí a un neurólogo que estaba colaborando en un programa mundial para hacer un mapa del cerebro y estudiar su funcionamiento. Ya en 1986, Geoffrey Hinton inventó los algoritmos de retropropagación, fundamentales para el entrenamiento de redes neuronales. Él dice: “El cerebro humano es la mejor máquina. Mi objetivo era comprender cómo trabaja la gente y simular ese sistema, y creo que la mejor manera de hacerlo es construir modelos de redes neuronales artificiales”.

Estos descubrimientos ya los tenemos aquí. Espero que no hayan tomado como modelo el cerebro de un imbécil, porque estamos apañados. Cada vez tenemos ordenadores más potentes que manejan millones de datos por segundo, que resuelven problemas y que enseñan a otros ordenadores. Ya hay ordenadores más capaces que los humanos. Depende de qué ser humano. Hay 450 millones de cubos de Rubik por el mundo, y yo no he sido capaz de resolverlo. Más capaces que yo, un montón. Con el ChatGTP puedes redactar artículos –no sé qué hago aquí tratando de que estas palabras tengan sentido–, tesis doctorales, informes… casi al instante.

El creador de la inteligencia artificial se retira de Google, a los 75 años, no para jubilarse, sino para poder hablar libremente de los peligros que la inteligencia artificial tiene, sin que eso afecte a la compañía. Avisa de que hay que tener cuidado, no creemos un ordenador que no podamos manejar o se rebele y no quiera obedecer órdenes de los humanos, como pasó en la película 2001: Odisea del espacio. Hoy día ya hay programas que crean vídeos falsos. Con escuchar tu voz diez minutos pueden hacerte decir lo que quieras, en vídeo. Carlos Latre imita voces. Este programa, voces e imágenes. Y claro, se pueden inventar todas las noticias falsas que les apetezca, y va a ser difícil separar fantasía y realidad. Oyendo a gente en campaña electoral uno lo ve.

Es fantástico que se pueda investigar sobre enfermedades y que se compartan los logros y los diagnósticos, y se aprovechen los recursos de la inteligencia artificial en medicina. Estoy contento por esto, pero lo que quiero indicar es que la privacidad ha desaparecido.

Hace años, ya Edward Snowden denunció que el Gobierno de Estados Unidos espiaba todas las llamadas que sus ciudadanos hacían dentro y fuera de su país. Llamabas a tu vecina a pedir sal… y grabado. Hace poco han condenado en Europa a $1.300 millones a Meta (Facebook, WhatsApp…) por haber vendido datos privados a empresas de Estados Unidos. Esa cantidad, para ellos, es como si a nosotros nos ponen una multa de un euro. En el Clínic de Barcelona han robado datos sensibles y privados y piden unos millones. Van publicando partes, para que vean que la cuestión es seria. Y claro, si son capaces de pinchar el teléfono de Angela Merkel y robar datos, supongo que mucha privacidad no tengo con el mío. Quizá esa era una de las razones por las que el famoso capo de la Mafia, que vivía en Corleone, mandaba todas las órdenes y mensajes en papelitos escritos a mano.

Que usen nuestra privacidad se ha vuelto normal. Encontramos en internet mucha información: Este sitio utiliza tanto cookies propias como de terceros, que llaman Nuestros socios. Un día, por curiosidad, conté 256 empresas a las que venden lo que yo hago, visito, digo o miro, y que todo esto es legal porque se basa en el INTERÉS LEGÍTIMO. “La base legítima… es nuestro interés legítimo en términos de optimización del servicio, análisis y mercadotecnia”. Está claro. Aquí es donde la inteligencia artificial, en cuestión de segundos, te crea un perfil y lo vende a empresas que al instante te inundan con su publicidad. Si tratas de comprar un móvil, lavadora o viaje, lo experimentas. Te llueven ofertas por todos los lados.

Antes teníamos los programas de cotilleo, donde se ventilaban intimidades. Ahora venden la tuya, sin problemas, ya que para consultar algo en la red te piden permiso para almacenar o acceder a información en un dispositivo. Vista la venta de datos ilegalmente conseguidos, me pregunto si cuando ponen: Configurar –> Preferencias del usuario –> Rechazar todo o Aceptar todo, y yo pulso Rechazar todo, de verdad me hacen caso o me hacen una peineta.

Hay una pestaña sabrosa: Aceptar el Utilizar datos de localización geográfica precisa. O sea, que yo les regalo dónde voy y dónde estoy en cada momento del día, me interese o no que se sepa. Claro, que también se ha conocido que tu teléfono puede grabar tus conversaciones, aunque esté apagado. No sólo los normales, sino el iPhone 5s también. La inteligencia artificial que tenga que procesar algunas de las tertulias plastas tendrá la cabeza frita.

En conclusión, nos importa tu privacidad para hacer dinero con ella. Berlusconi ya decía: “Hacemos audiencia para vender publicidad, no a la inversa”. Es lo que hay. Por eso da un placer grande pasar días de vacación sin móvil y que el mundo siga girando sin mí y dejar de ser un objeto de deseo publicitario por un tiempo. Eso sí, si tu objetivo en la vida es ser espía, el horizonte de trabajo es inmenso.

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