Son como niños, pero superdiferentes

Por Saturnino GARCÍA LORENZO
Doctor en Medicina

En España, alrededor del 1% de la población escolar es superdotada. Es decir, en cada clase al menos un niño tiene un coeficiente intelectual por encima de los 130 puntos

Veamos las preguntas que se formulan algunos niños. ¿Cómo sabe la gente el camino para ir al cielo cuando se muere, si no se sabe antes de morir? (Dos años y medio). ¿De qué está hecho un libro? De cerebros (dos años). ¿Para qué sirven los diputados y senadores? Para que nosotros no tengamos que preocuparnos de hacer la política (seis años). ¿Para qué se mete a los malos en la cárcel? Para que no hagan daño a los buenos (cuatro años).

Estos son algunos ejemplos de preguntas y respuestas de niños superdotados intelectualmente recogidos por una revista especializada en Pediatría. Ante una manifestación de éstas, el desconcierto de padres y maestros puede ser brutal.

En España, alrededor del 1% de la población escolar es superdotada. Es decir, en cada clase al menos un niño tiene un coeficiente intelectual por encima de los 130 puntos.

En términos generales, se considera que una persona posee una dotación normal de inteligencia cuando obtiene un cociente intelectual (CI) en pruebas que miden la capacidad psicológica en el entorno de los 100 puntos. Se habla de superdotados cuando en estas mismas pruebas presenta una puntuación por encima de 150.

La inteligencia, además de los genes heredados, viene dada también por las condiciones socioeconómicas y el nivel de educación de los padres. Hasta ahora se ha comprobado quecuanto mayor es el CI del niño más problemas suele tener a la hora de adaptarse en la escuela, con amigos y en la familia. La razón es que se aburre y tiende al aislamiento.

Cuando en una familia hay un niño superdotado, no hay que hacer nada especial

Aunque resulte paradójico, en ocasiones el fracaso escolar pude ser consecuencia de una elevada inteligencia. Así se desprende de las estadísticas que hablan de que hasta un 66% de estos niños tienen un bajo rendimiento escolar, que la mayoría de las veces desemboca en fracaso.

¿Qué hacer ante estos casos? Hasta hace poco, el tratamiento que recibían estos niños era más intuitivo que otra cosa. Sólo a raíz de la LOGSE, que estableció en su articulado los principios de normalización e integración escolar para atender al alumnado con necesidades educativas especiales, se impuso la obligatoriedad de que el sistema educativo dispusiese de los recursos necesarios para la identificación y atención de estos alumnos.

Al contrario de lo que mucha gente cree, cuando en una familia hay un niño superdotado, no hay que hacer nada especial. No se trata de buscar centros especiales, tutores o llevarles a miles de academias para que rindan en función de su potencial. Esto puede ser contraproducente. El problema se puede originar cuando el ambiente de seguridad afectiva se rompe si deja de identificarse con el grupo-familia-clase; por eso se conjugan distintos criterios que mantengan las relaciones habituales con la familia y los amigos.

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