Por Germán Payo Losa
Director de Educahumor
Dos cazadores de Nueva Jersey caminan por un bosque, cuando uno de ellos se desploma. Da la impresión de que no respira y tiene los ojos vidriosos. El otro coge el teléfono y llama al servicio de emergencias. Dice con voz entrecortada: “¡Creo que mi amigo está muerto! ¿Qué debo hacer?”. El operador le contesta: “Cálmese. Le ayudaré. En primer lugar, asegúrese de que está muerto”. Hay un silencio y a continuación se oye un disparo. De nuevo al teléfono, el cazador dice: “Muy bien, ¿y ahora qué?”.
—¡Pásalo tía, éste promete ser bueno!— dice una neurona a otra, y en décimas de segundo una corriente eléctrica sacude ambos hemisferios del córtex hasta que se detecta la incongruencia y, como recompensa, se libera dopamina, sensación de placer, que se somatiza en una carcajada tras involucrar a la amígdala y al hipocampo.
—Ponte guapa, que nos están haciendo una resonancia magnética funcional y luego nos sacan en los papeles—. Al tiempo, se peina y maquilla un poco, coqueta ella.
—He oído que éste ha sido proclamado el chiste más gracioso del mundo. R. Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, en Inglaterra, hizo una investigación y recibió unos 40.000 chistes y un millón y medio de votaciones.
—Pues a esa que está tomando una caña no le ha hecho gracia.
—Dicen que hay un humor distinto de hombres y de mujeres.
—El mismo investigador comentaba que sólo al 15% de mujeres, aunque al 54% de los hombres les resultó gracioso éste:
Un agente de policía para a un hombre que va por la autopista. El agente le pregunta: “¿Sabe que su mujer y su hijo se han caído del coche hace un kilómetro?”. El hombre sonríe y exclama: “¡Gracias a Dios! ¡Pensaba que me estaba quedando sordo!”.
—Vi dos lápidas en un cementerio: “Aquí descansa mi querida esposa, Brujilda Jalamonte. Señor: recíbela con la misma alegría con la que yo te la mando”. Y la otra: “Aquí yace mi marido y yo descanso en paz”.
—Me parece claro cuál le gusta más a un hombre o a una mujer.
—La sorpresa es la clave de esas historias ¿Te acuerdas de esa mujer que contaba que estaba dando de cenar a una paciente con alzheimer? “¡Anda, toma un poquito más, cariño!”. Pero la mujer se negaba. “Ya sabes que yo te quiero mucho, mujer, anda, hazlo por mí”, insistía. La anciana la miró detenidamente a los ojos unos momentos y le dijo: “¡Gilipollas!”.
—Chica, cuando en las risas nos llegan endorfinas y serotonina y nos barren la adrenalina y el cortisol que nos deja el estrés, yo me quedo tan a gusto que estoy dispuesta a trabajar a tope.
—Por eso dicen que nostras funcionamos mejor en un estado de relajación y de bienestar y que si hemos de aprender algo, un nuevo hábito, o adaptarnos a una situación repentina, por cáncer, diabetes, infarto, una sonda nanogástrica o bolsa de ileostomía, prohibición de alcohol, tabaco o panceta, el humor nos hace más fuertes, generamos emociones positivas, mejor actitud y más salud.
—Las personas que tienen buen humor y ríen más resultan más atractivas, y eso es de sentido común, y no porque lo digan en la revista ‘Evolutionary Psychology’, que investigó sobre cuáles son las características de personalidad que resultan más seductoras. El resultado fue contundente: a las mujeres les resultan muy atractivos los hombres que tienen la capacidad de reírse de sí mismos.
Las personas que tienen buen humor y ríen más resultan más atractivas y eso es de sentido común
—Nuestras colegas, las neuronas espejo, son también responsables de que la risa sea contagiosa, y el buen humor también.
—Claro, porque cuando vemos que podemos tomar con humor algo que hemos aprendido a sufrir, generamos nuevas conexiones. “¡Qué golpe, vaya desgracia, el coche ha quedado destrozado! Estoy triste, asustado, deprimido…”, podemos creativamente verlo de un modo positivo, creativo: “¡Estoy vivo!”. Esta gimnasia neuronal nos gusta y nos fortalece, ya que nuestra plasticidad no envejece, siempre que la ejercitemos con nuevas ideas, retos y aventuras que nos coloquen fuera del modo de pensar habitual. O sea, intentando ver otro punto de vista distinto, con ingenio.
—Plasticidad toda la vida. ¡Qué envidia nos deben tener otras células!
—Eso vale para las noticias. Me encantan cuando las ayudan a ver con una sonrisa. “Madrid prohíbe aparcar en el centro, ir a más de 70Km/h, por los índices que marcan los aparatos que miden la contaminación. Critican a la alcaldesa por no hacer lo que la anterior: desconectaban los medidores y tan panchos todos: ¡solucionado el problema!”.
—Lo que hemos avanzado desde la trepanación hasta hoy. Nos hacen fotos y nos sacan en documentales, programas de todo tipo, nos estudian por todos los lados, aunque les queda mucho por saber. ¿Crees que somos ‘sexys’?
—¡Pues claro, mujer! ¡ Y listas! A mí me sorprendió que reír sin motivo, provocar risas porque sí, nos afecta tanto como los chistes graciosos. Y hay personas que por la calle se van riendo por los ‘bajinis’ y me encanta ver eso, me pongo contenta yo también.
—Aprendemos, trabajamos, nos relacionamos, nos reproducimos mejor si reímos. ¿Qué descubrirán más?“Si estás dispuesto a aprender, la vida no te dejará de enseñar”.
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