Desde que en 1988 se fundara la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), llevando por bandera el objetivo de lograr esta especialidad médica, han tenido que pasar 36 años para que, por fin, el Consejo de ministros aprobara el pasado 2 de julio el Real Decreto que lo ha hecho posible, poniendo fin a una situación claramente anómala en España.
La especialidad de Urgencias y Emergencias ya estaba reconocida en más de 100 países de todo el mundo, y en 22 de la Unión Europea, e incluso estaba incluida en nuestro ordenamiento jurídico a partir de la trasposición de la Directiva 2005/36/CE a través del RD 1837/2008, y ya había sido aprobada por el Ministerio de Defensa en la Sanidad Militar mediante Orden DEF/2892/2015, de 17 de diciembre. Pero es que, además, la atención en situaciones de emergencia y urgencia —que va en aumento y requiere cada vez mayor especialización— exige una formación reglada, homogénea y reconocida, que hasta ahora dependía del voluntarismo de los profesionales, dificultando una correcta planificación de los recursos humanos de estos servicios y una merma de la calidad asistencial a los pacientes. Sin olvidar el echar por tierra la vocación de numerosos médicos jóvenes que desean ser especialistas en Urgencias y Emergencias, favoreciendo la fuga de talento, como demuestran las encuestas de SEMES.
A pesar de todo ello, han hecho falta décadas de todo tipo de actividades reivindicativas, entre ellas demandas judiciales, concentraciones masivas, adhesiones de decenas de sociedades científicas y la concienciación de la opinión pública, para que este mes de octubre se haya iniciado el proceso para reconocer la especialidad a quienes cumplan una serie de requisitos entre los 10.000 médicos que ejercen como urgenciólogos en los distintos servicios del país. Este acceso extraordinario al título de especialista EMUE es el primer paso de un proceso ya sin retorno que posibilitará la formación de los primeros MIR de Urgencias en 2026.
El pasado 4 de octubre, el Ministerio de Sanidad procedió al nombramiento de las personas que integrarán la Comisión Nacional de Medicina de Urgencias y Emergencias y se expidió el título de los nueve primeros especialistas de España. En el plazo de un mes desde esta constitución, según marca el Real Decreto, se formará la Comisión Delegada de Atención Inmediata, y en los seis meses siguientes, se elaborarán y publicarán los nuevos programas formativos de las especialidades de Medicina de Urgencias y Emergencias y de Medicina Familiar y Comunitaria, que tendrán los dos primeros años de formación en común. En la convocatoria de la Formación Sanitaria Especializada de 2026, se ofertarán las primeras plazas para acceder como MIR a los servicios de Urgencias y Emergencias, aunque se desconoce cuántas se convocarán y qué servicios podrán habilitarse como unidades docentes.
Flecos que se irán solucionando con los meses, pero que no empañan la satisfacción ante este “hito histórico” para los protagonistas que han venido luchando por esta especialidad desde Salamanca. “Se pone fin a la reivindicación histórica de los más de 10.000 facultativos que trabajamos en estos servicios en toda España con un pasado de lucha compartida durante más de dos décadas para que esto fuese una realidad. Ahora se nos permite mirar a un futuro en el que los especialistas puedan recibir la mejor formación y se beneficie la asistencia que reciben nuestros pacientes y el sistema sanitario”, asegura, al respecto, el Dr. Miguel Ángel Delgado, vocal de Médicos Tutores y Docentes del Colegio de Médicos de Salamanca y jefe de la Unidad Médica de Urgencias del CAUSA.
Tal como él lo ha vivido en primera persona, los hospitales llevan años haciendo equilibrios para completar las plantillas de sus servicios de Urgencias, que se han nutrido de profesionales formados en otras especialidades, la mayoría de Medicina Familiar y Comunitaria, agravando así la crisis que vive esta especialidad. Ahora, la nueva formación —que en principio será de un mínimo de cuatro años, los dos primeros comunes— permite que los profesionales en una de las dos especialidades puedan obtener el título de la otra mediante una prueba de evaluación, lo que, sin duda, traerá beneficios al sistema.
Pero es que, además, como añade el Dr. Miguel Ángel Delgado, la atención en situaciones de emergencia y urgencia ha experimentado un aumento en número y complejidad, para la que se necesitan competencias específicas, por el “incremento de especialización y técnicas”, que ahora se podrá realizar de forma reglada, con un plan formativo adaptado y común a todos sus residentes. “Los profesionales procedíamos de otras especialidades y nos formábamos por cuenta propia. El sistema se ha apoyado en el voluntarismo, y esto significaba que te formabas más y mejor en áreas de tu preferencia, pero podías tener lagunas en otras. En el momento en que tú estableces una formación homogénea y estructurada, vía MIR, como en el resto de las especialidades, todos los médicos de urgencias que salgan a partir de la primera promoción se formarán exactamente igual. Esto garantiza una calidad en su formación que, en último lugar, beneficia al ciudadano, al sistema de salud y al propio profesional”, asevera el urgenciólogo.
Con todo, la nueva especialidad permitirá, como añade el facultativo del CAUSA, planificar adecuadamente los recursos humanos y suplir las previsiones de déficit, que se estiman en torno a 2.000 jubilaciones de profesionales en seis años; y favorecer la ordenación de los recursos sanitarios, “ya que la situación actual es que muchos médicos de familia han acabado trabajando en urgencias, y no se podía calcular cuántos profesionales hacían falta”. En definitiva, “un paso importante que podrá mejorar la gestión del sistema sanitario, hospitales y servicios de urgencias, al reconocer una especialidad que ya existía en Europa desde 2005 (directiva comunitaria 36/2005) y que abre un camino que nos debe ilusionar, lleno de oportunidades, principalmente para las nuevas generaciones y jóvenes MIR”.
Ahora como presidente de honor de SEMES, pero durante décadas en la primera línea de este sindicato, así como en la presidencia de CESM y desde la propia Organización Médica Colegial (OMC), el Dr. Tomás Toranzo recuerda cómo “desde 1988, cuando se fundó la SEMES”, han tenido que lidiar con los responsables de las distintas Consejerías, el Ministerio de Sanidad y los distintos partidos políticos, sin olvidar “que las principales dificultades las hemos encontrado en algunas sociedades científicas que veían la creación de esta nueva especialidad como una amenaza, obviando los verdaderos intereses de los ciudadanos”. Ha sido, como explica, “un largo y dificultoso camino que ha hecho que España sea prácticamente la última de las naciones de la Unión Europea en tener esta especialidad y también una de las últimas en el conjunto de la sanidad mundial”. Por eso ahora siente “una gran satisfacción personal y profesional y un éxito para las organizaciones que lo hicieron posible: SEMES, CESM y también la OMC, que allá por el año 2013 aprobó en su asamblea general, a propuesta del Colegio de Médicos de Zamora, del que yo era vicepresidente, el apoyo a su creación. Y, por supuesto, un éxito para todos los médicos de urgencias y emergencias de España que, con su trabajo diario, convicción y perseverancia, han conseguido que la EMUE sea ya una realidad”.
Un logro que traerá “un cambio sustancial en la asistencia sanitaria a las urgencias y las emergencias en España, tanto en el sistema público como en el privado, y que beneficiará a todos”. A los ciudadanos, que van a disponer de profesionales con una formación reglada, homogénea y específica en patologías tiempo dependientes, con competencias bien desarrolladas y abarcando todo el espectro de la urgencia médica, lo que se traducirá “en mayor seguridad, eficiencia en la utilización de recursos y, sobre todo, equidad y adecuación de las competencias a las necesidades de los pacientes”.
A los profesionales, porque, más allá del merecido reconocimiento, “les va a permitir un correcto desarrollo profesional, facilitar la formación continuada y un estímulo para la investigación y la docencia en este ámbito asistencial. Y posibilitará también la movilidad con otros sistemas sanitarios de los países de nuestro entorno”. Y, por último, saldrá beneficiado el propio sistema sanitario, porque esta nueva especialidad va a facilitar “una correcta planificación de sus profesionales, adecuando las plazas de formación sanitaria especializada a las necesidades del recambio generacional y a las necesidades asistenciales”.
En la misma línea, el Dr. Ángel Bajo, otro destacado líder de SEMES y CESM en la defensa de la especialidad, con 34 años de experiencia como médico de Urgencias, asegura que, por fortuna, “ya estamos en un proceso imparable”, porque varias veces ha estado a punto de aprobarse este Real Decreto, y a última hora se quedaba en el tintero y se disolvían las Cortes generales en periodos de gran inestabilidad política y con sucesivos cambios al frente del Ministerio de Sanidad.
Ahora, al igual que sus compañeros, resalta que la EMUE no solo supone un “reconocimiento a los profesionales que hasta ahora nos hemos formado con nuestros recursos y con nuestro tiempo libre”, sino que “va a redundar en una mejor asistencia” gracias a profesionales “con una formación previa y específica de atención a los pacientes urgentes”, y va a posibilitar “el recambio profesional” y superar “el cajón desastre y la inestabilidad de plantillas” que se sufre en los servicios de Urgencias.
Además, la creación de la especialidad, “aunque piensen lo contrario los médicos de familia”, también les va a favorecer, porque se evitará la fuga a Urgencias de unos 500-800 de los 2500 especialistas de familia que salen formados cada año. Y por último, se abre un futuro esperanzador para quienes, por vocación, quieren ser urgenciólogos y hasta ahora no han podido con todas las de la ley: “Hemos hecho encuestas antes de la pandemia sobre cuántos residentes elegirían Medicina de Urgencias y hemos visto una gran aceptación por parte de los futuros MIR, por lo que estamos muy esperanzados en que se cubran todas las plazas en la primera convocatoria”, asegura el Dr. Ángel Bajo.
La creación del título de Especialista en Medicina de Urgencias y Emergencias (EMIUE) ya es un camino sin retorno, pero en el que todavía queda mucho trabajo por hacer:
√ El primer paso fue la aprobación en el Consejo de Ministros del Gobierno de España del Real Decreto 610/2024, publicado en el BOE del 3 de julio, por el cual quedaba aprobada la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias en nuestro país.√ A principios de este mes de octubre se ha habilitado en la sede electrónica del Ministerio de Sanidad el procedimiento administrativo para la presentación de la solicitud de acceso extraordinario al título de EMUE, empezando por los nacidos en enero. Se puede consultar este DOCUMENTO DE AYUDA DE SEMES.
√ Entre los primeros especialistas legalmente reconocidos el primer día se encuentran dirigentes de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), como Rosa Iban, secretaria de unidades docentes; Carmen del Arco, secretaria científica; Iria Miguens, directora de MUEjeres; y Pere Llorens, su presidente en la Comunidad Valenciana. También aparece Mireia Puig, responsable de la Societat Catalana de Medicina d’Urgències i Emergències (Socmue). Completan este elenco Agustín Julián, jefe de estudios y coordinador de Docencia, Formación, Investigación y Calidad en el Complejo Hospitalario Universitario de Toledo; Rafael Castro, docente en la Universidad de Oviedo (fue el primer profesor titular vinculado a Urgencias); y los jefes de Sección de Urgencias en el Hospital Reina Sofía (Rafael Calvo) y Bellvitge (Javier Jacob).
√Todo esto debería estar terminado a lo largo del mes de mayo de 2025. A partir de ahí, se estaría en condiciones de que, en la convocatoria MIR del año 2025-26, se puedan ofertar las primeras plazas de formación en esta especialidad que, en principio, tendrá una duración de 4 años como mínimo.
No hay que olvidar que en la mayoría de los países de la UE su duración es de 5 años, y converger en su duración facilitará mucho el reconocimiento automático de títulos y la movilidad entre estos países
√ LA EMUE va a tener un periodo de formación común de 2 años con la especialidad de MFYC, lo que posibilitará que, en un futuro, los especialistas de cada una de estos dos especialidades que las hayan ejercido durante un periodo mínimo de 5 años puedan acceder al título de la otra especialidad través de una prueba de evaluación de la competencia y la superación de un periodo formativo de, al menos, dos años.√ OTROS ÓRGANOS: En el plazo de un mes desde la constitución de la Comisión Nacional de la Especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias se formará la Comisión Delegada de Atención Inmediata. En el plazo de seis meses desde la constitución de los órganos asesores, se elaborarán y publicarán los nuevos programas formativos de las especialidades de Medicina de Urgencias y Emergencias y de Medicina Familiar y Comunitaria. √ Sanidad sitúa en abril la aprobación del programa formativo y los criterios de acreditación de unidades docentes para que la primera promoción inicie su formación en 2026. Se desconocen cuántas plazas se ofertarán de esta nueva especialidad, pero las sociedades científicas aspiran al medio millar de puestos, aunque seguramente la cifra será más comedida.
Los datos de la importancia y complejidad que tiene el Servicio de Urgencias de Salamanca no dejan lugar a dudas. Casi 13.200 personas han sido atendidas durante el pasado mes de agosto, según la información proporcionada por el Complejo Asistencial Universitario, una cifra altísima que va variando a lo largo de los meses, pero que este año no ha bajado en ningún caso de los 12.600. Una media diaria de 426,7 ciudadanos, lo que supone un 6% más que hace dos años (promedio de 411 en 2023 y de 402 en 202), y aunque el aumento imparable de la demanda no es tan llamativo como el reportado por algunas comunidades, como Cantabria, con una subida 30%, o Navarra (20%), lo cierto es que sigue siendo hospital que más urgencias atiende de toda Castilla y León.
Con luces y sombras, y etapas especialmente complicadas más allá de la covid-19, lo cierto es que, en la actualidad, y tras consolidarse debidamente la reunificación en octubre de 2021, tras 39 años con las urgencias divididas entre el Clínico y el Virgen de la Vega, se vive “un buen momento” respecto a la dotación de recursos humanos, gracias, en parte, a la fidelización. Aunque, como matiza el presidente de CESM Salamanca, el Dr. Ángel Bajo, “tenemos excesiva presión asistencial, y esto requiere mucha dedicación y esfuerzo, más que en otros sitios”. Ahora, con ilusiones renovadas, gracias a la nueva especialidad, muchos urgenciólogos ya han iniciado el proceso para lograr el título de forma extraordinaria, una opción a la que podrán acogerse en torno a 50 médicos de Salamanca.
Por otro lado, el Servicio de Urgencias de Salamanca ha sido uno de los más implicados históricamente a nivel nacional en el proceso que ha culminado con la aprobación de la especialidad. Tal y como recuerda el Dr. Miguel Ángel Delgado, jefe de la Unidad Médica de Urgencias, “Salamanca lideró el grupo nacional que consiguió la creación de la categoría profesional de médico de urgencias cuando desapareció el antiguo Insalud y se produjeron las transferencias en materia de sanidad a las comunidades autónomas”.
“Este Servicio siempre ha mantenido una estrecha colaboración con la formación de los residentes y con la Unidad de Docencia”, asegura el también vocal de Tutores del Colegio de Médicos, desde donde “siempre hemos trabajado codo con codo con el hospital y con sus residentes”. “Ahora, por fin, es el momento de implementar la docencia y formación en materia de urgencias para los médicos”, concluye.
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