Pedro Mata Fontanet / ‘To be constipated’ / piamadre

Por Fernando A. Navarro

Traductor médico, Cabrerizos (Salamanca)

Textos seleccionados por el autor a partir de su Laboratorio del lenguaje; reproducidos con autorización de ‘Diario Médico’

LOS MÉDICOS SÍ SABEN ESCRIBIR

Pedro Mata Fontanet (1811-1877)

Licenciado en medicina por la Universidad de Barcelona, Pedro Mata Fontanet defendió activamente desde muy joven las ideas liberales en sus múltiples facetas de actividad: desde el periodismo hasta la política activa, pasando por una extensa obra literaria en verso y prosa. En un siglo tan agitado como el XIX español, esa defensa a ultranza de la ideología liberal le llevó en algunas etapas de su vida a desempeñar importantes cargos públicos (alcalde de Barcelona, diputado en Cortes, gobernador de Madrid, senador, ministro del Tribunal de Cuentas), mientras que en otras le valió virulentos ataques como ateo, materialista y corruptor de la juventud, e incluso la cárcel, el exilio en Francia y el destierro en Filipinas.

De forma paralela a esa vida convulsa, desarrolló una brillante carrera médica que le llevaría a ocupar, en 1843, la primera cátedra de medicina legal y toxicología, en la Universidad de Madrid. Su magistral Tratado de medicina y cirugía legal conoció múltiples ediciones y fue durante medio siglo obra de referencia para la especialidad. De su actividad incansable dan fe una treintena de libros de los temas más variados (Manual de mnemotecnia; Sinopsis filosófica de la química, Examen crítico de la homeopatía, Curso de lengua universal); entre ellos, varias novelas y poemas, así como una extensa labor periodística como redactor de La Joven España, El Constitucional, El Panorama Español, El Clamor y El Universal.

Debe de ser muy triste para un médico de su talla política, científica y literaria levantar la cabeza más de doscientos años después y comprobar que entre nosotros, hoy, se lo recuerda prácticamente solo por una chanza epigramática (véase el recuadro siguiente).


¡QUÉ DIFÍCIL ES EL INGLÉS!

‘To be constipated’

Un colega de profesión me relata una divertida anécdota personal: «Conozco una palabra inglesa que puede resultar en malentendidos embarazosos. Recuerdo ir a clase mi primer invierno en EE.UU. con un resfriado. El profesor me preguntó qué me pasaba y a mí no se me ocurrió otra cosa que intentar traducir del español, y le dije “I am constipated”. Solo mucho más tarde me enteré del verdadero significado de lo que había dicho…»

En efecto, la locución verbal to be constipated es motivo de malentendidos frecuentes para los hispanohablantes, porque no significa ‘estar constipado’ (que en inglés sería to have a cold), sino estar estreñido. Si alguien, en inglés, nos dice «my mother has been constipated for two weeks», lo que nos quiere decir es que su madre lleva dos semanas estreñida, y no constipada.

Algo parecido sucede con el sustantivo derivado constipation, que no significa ‘constipado’ (en inglés, cold), sino estreñimiento. Es bien sabido, por ejemplo, que «constipation can be made worse by piles» (las hemorroides pueden agravar el estreñimiento), y también que «the iron tablets may cause constipation or indigestion» (los comprimidos de hierro pueden causar estreñimiento o dispepsia).


EL FABULOSO CIRCO DE LOS NOMBRES CIENTÍFICOS

¿Por qué es pía y madre
la piamadre?

Recuerdo aún la sorpresa que me causó, siendo estudiante de neuroanatomía, el nombre que damos en español a las meninges, o por lo menos a dos de ellas. Porque la aracnoides, con su aspecto en tela de araña, recibe un nombre más o menos lógico; pero ¿y la duramadre y la piamadre? Por más que miraba y remiraba las imágenes del atlas anatómico, y por más vueltas que le daba al asunto, no conseguía adivinar de dónde podía venir el llamar ‘madre’ a esas dos meninges, y menos aún el porqué de sus calificativos acompañantes. Que una de esas dos madres fuera ‘dura’, todavía pase; pero ‘pía’…, ¿cómo puede ser pía o piadosa una meninge?

La explicación, como de costumbre, radica en la etimología, que es la ciencia que nos ilustra sobre el origen de las palabras. En esta ocasión, por cierto, hemos de remontarnos hasta una lengua semítica, el árabe, en la que ‘madre’ se dice umm. Entre los antiguos médicos árabes era frecuente expresar las relaciones anatómicas en términos familiares: para ellos, por ejemplo, la aorta era la «madre de las arterias», y la vena cava, la «madre de las venas». Dado que durante mucho tiempo se creyó que el encéfalo se nutría de sus meninges, no es raro que en árabe otorgaran a estas el nombre de al-umm al-dimagh; es decir, «madre del encéfalo». En consecuencia, a la más gruesa de las meninges dieron en llamarla al-umm al-šafigah, y a la más delgada, al–umm al-raqiqah.

Cuando, en el siglo XI, Constantino el Africano tradujo al latín el Liber regius de Alí Abbás, optó por un calco para traducir estas dos expresiones, y escribió dura mater y pia mater. En realidad, la palabra árabe raqiqah tiene dos sentidos: tenue (o sutil), por un lado, y pío (o misericordioso), por otro. Para cualquier anatomista con dos dedos de frente parece obvio que el primer sentido es el correcto y pertinente en este contexto, pero el monje de Monte Casino, tan piadoso él y más familiarizado con el lenguaje religioso, prefirió echar mano del adjetivo latino pia mejor que subtilis o tenuis. Al bueno y devoto de Constantino le debemos, pues, el que hoy llamemos piamadre y duramadre a las dos meninges cerebrales.

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