Nuestro planeta tendrá una nueva pequeña luna / Los antiguos recolectores-cazadores mediterráneos comían más pescado del que se suponía

Escritas y relatadas por Juan Manuel Igea

Presidente del Comité de Humanidades
de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica

«El médico que solo sabe medicina, ni medicina sabe»
José de Letamendi y Manjarrés (1828-1897)

Algunas de las noticias científicas más importantes ocurridas en los últimos meses y que nada tienen que ver directamente con la medicina, pero que sería bueno que usted, como médico, conociera

Nuestro planeta tendrá una nueva pequeña luna durante las próximas décadas

Al parecer, la Tierra y la Luna no van a estar solos durante las próximas décadas en su viaje anual alrededor del Sol. Un pequeño asteroide, llamado 2022 NX1, de varios metros de diámetro, se ha unido temporalmente a nosotros, según observaciones realizadas con el Gran Telescopio de Canarias.

Trayectorias geocéntricas de 2022 NX1 en los episodios de miniluna. El sobrevuelo en 1981 aparece en dorado; el de 2022, en negro y el futuro de 2051, en cian.

En julio de 2022, un grupo de astrónomos aficionados descubrió un objeto nuevo desde un remoto observatorio de las montañas Hakos, en Namibia. Al principio no se conocía su naturaleza y se pensó que podría ser algún tipo de basura espacial, un asteroide o un fragmento lunar. La Unión Astronómica Internacional, en sus Minor Planet Electronic Circulars (MPEC), dio ya nombre a este objeto: 2022 NX1. Un mes después, astrónomos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) observaron el objeto con OSIRIS, un espectrógrafo y generador de imágenes instalado en el Gran Telescopio de Canarias, en la isla de La Palma. Los resultados, publicados ahora en la revista Astronomy & Astrophysics, revelan que 2022 NX1 es un asteroide con unas características incompatibles con un material que fuera de origen lunar. La radiación reflejada por el objeto indica que su tamaño está entre los 5 y 15 metros y que su composición podría ser de tipo rocoso o con un alto contenido en metales. 2022 NX1 orbita en torno al Sol junto a nuestro planeta en 365 días, viajando a la misma velocidad, pero no gira alrededor de nuestro planeta como la Luna, sino que se mueve en una trayectoria en forma de herradura.

Ya era conocido que hay docenas de objetos cercanos a la Tierra que se acercan y se alejan de ella dibujando herraduras a lo largo de la misma órbita que él y que, al aproximarse, suelen darse la vuelta o a veces ser capturados temporalmente por su gravedad, convirtiéndose en pequeñas lunas. Hasta ahora se conocían tres: 2006 RH120 y 2020 CD3 y 1991 VG. Ahora, a este pequeño y selecto grupo se ha unido 2022 NX1. Los autores han calculado que 2022 NX1 fue capturado por nuestro planeta en 1981, después en 2022 —cuando los astrónomos la descubrieron y aprovecharon para estudiarla— y volverá a ser capturado en 2051. Después, a partir de mediados de la década de los setenta de este siglo, podría incluso llegar a colisionar con la Tierra. Pero su tamaño es pequeño y no tendrá consecuencias. Así que todos tranquilos.

Referencia bibliográfica:

De la Fuente Marcos R, De León J, De la Fuente Marcos C, Licandro J, Serra-Ricart M, Cabrera-Lavers A. Mini-moons from horseshoes: A physical characterization of 2022 NX1 with OSIRIS at the 10.4 m Gran Telescopio Canarias. Astronomy & Astrophysics, 2023;670. https://doi.org/10.1051/0004-6361/202245514


La velocidad de giro del núcleo interno de la tierra se ha ralentizado

Imagen de la Tierra. Bajo la corteza se encuentran el manto, el núcleo externo y el interno. / Pixabay

La noticia científica del último trimestre ha sido, sin duda, la de la estimación de la velocidad con la que rota, dentro del manto líquido, el enorme núcleo metálico del tamaño de Plutón situado en el centro de nuestro planeta. Y la noticia ha adquirido tal notoriedad por una interpretación errónea de los resultados del estudio realizada por los medios de comunicación. En esas interpretaciones apresuradas y mal documentadas, se señaló que el núcleo terrestre se había detenido e incluso que giraba en sentido contrario, lo que suscitó preocupación por el estado del campo magnético terrestre y las posibles consecuencias sobre la estabilidad del planeta.

En realidad, los investigadores chinos de la Universidad de Pekín autores de este estudio se refieren en todo momento en su artículo a la velocidad de rotación del núcleo respecto a la del manto que le rodea. Lo que han observado no es una detención ni inversión de la velocidad del núcleo, sino una reducción o anulación en la diferencia de las velocidades de giro de ambas entidades, el núcleo y el manto, pero ambos siguen rotando como el resto de las capas del planeta Tierra, que, en su conjunto, tardan aproximadamente 24 horas en realizar una vuelta completa.

Que el núcleo interno de la Tierra y su manto roten a velocidades ligeramente diferentes se debe a efectos geodinámicos ejercidos sobre la dinámica del núcleo y al acoplamiento gravitatorio entre el núcleo y el manto. Esta velocidad de rotación se ha deducido a partir de los cambios temporales entre ondas sísmicas repetidas que deberían recorrer el mismo camino a través del núcleo interno. En el estudio se analizaron ondas sísmicas repetidas de principios de los años 90 y se demostró que todas las trayectorias que anteriormente mostraban cambios temporales significativos han manifestado pocos cambios durante la última década. Este patrón globalmente reproducible indica que la diferente velocidad de rotación del núcleo interno respecto al manto se ha eliminado recientemente.

Además, los autores compararon este patrón reciente con los registros sísmicos de Alaska de las Islas Sandwich del Sur que se remontan a 1964, y parece que tal patrón se asocia a un retroceso gradual del núcleo interno con respecto al manto como parte de una oscilación de aproximadamente siete décadas, y parece que hubo otro punto de inflexión a principios de la década de los setenta. Esta periodicidad a lo largo de varios decenios coincide con cambios en otras observaciones geofísicas, especialmente la duración del día y del campo magnético.

Estos resultados demuestran así la existencia de interacciones dinámicas entre las capas de la Tierra, desde el interior más profundo hasta la superficie, que pueden deberse al acoplamiento gravitatorio y al intercambio de momento angular desde el núcleo y el manto hasta la superficie. Pero debe quedar claro que el núcleo de la Tierra sigue girando y, con ello, generando el campo magnético terrestre tan necesario para la protección de la capa de ozono atmosférica, a su vez protectora de la vida frente a las partículas energéticas procedentes del Sol y otras estrellas.

Referencia bibliográfica:

Yang Y, Song X. Multidecadal variation of the Earth’s inner-core rotation. Nature Geoscience, 2023;16:182-7. https://doi.org/10.1038/ s41561-022-01112-z


¿Era el hormigón romano más duradero que el actual?

El hecho de que numerosas construcciones romanas hayan aguantado con dignidad 2.000 años ha hecho pensar que sus técnicas y materiales de construcción eran mucho mejores que los actuales. El asunto ha atraído a varios científicos, pero un estudio recién publicado en la revista Science Advances por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Harvard, entre otros, ha dado con la solución.

Los investigadores han realizado un análisis químico y elemental a múltiples escalas de la composición química de terrones de cal que aparecen en muestras de hormigón de Privernum, una zona arqueológica de Italia que tiene dos milenios de antigüedad. El hormigón es un material de construcción hecho a base de cemento, arena y gravas o piedras, y es uno de los más utilizados en obras de arquitectura e ingeniería a nivel mundial. Unas de sus principales características es su alta maleabilidad, gran consistencia, bajo coste y rápido secado. Los análisis realizados al viejo hormigón romano aportan pruebas de que ellos empleaban la mezcla en caliente, utilizando cal viva, en lugar de cal apagada, para crear un entorno en el que los terrones de cal a escala de árido de gran superficie quedaran retenidos dentro de la matriz del mortero. El mortero quedaba formado así por una mezcla que incluía cal viva. Si a largo plazo se produjeran grietas en el cemento, al entrar en contacto con el agua, este componente formaría calcitas que repararían la grieta, lo que constituye un mecanismo de autorreparación que prolonga la vida del cemento.

Restos arqueológicos romanos en una imagen del Parque Arqueológico Privernum, en la localidad italiana de Priverno.

El estudio podría tener interés, más allá de la curiosidad histórica, porque la producción del llamado cemento ordinario de Portland (OPC), un componente clave del cemento utilizado en todo el mundo, especialmente cuando se prevé un contacto con grandes masas de agua, tiene consecuencias medioambientales. Cada tonelada de este cemento OPC que se produce genera una tonelada de emisiones de CO2. Estas emisiones se generan principalmente cuando la piedra caliza y la arcilla se calcinan a muy alta temperatura para formar el llamado clínker (principalmente silicatos tricálcico y dicálcico), que luego se muele y da ese aspecto de polvo grisáceo típico del hormigón. Por este motivo, es necesario continuar investigando en este campo de la construcción.

Por ello, los científicos estadounidenses responsables de este estudio declararon que su hallazgo podría servir para mejorar la vida útil de los materiales de construcción actuales, incluso citando las mezclas que se utilizan para impresión 3D. ¿Era el hormigón romano más duradero que el actual? Luego, además del interés histórico, la investigación podría tener una aplicación práctica. No obstante, algunos críticos señalan que el trabajo es interesante desde el punto de vista de las reacciones químicas de los materiales, pero muchos ingenieros creen que estas viejas técnicas romanas, a pesar de su durabilidad, no tienen ninguna aplicación hoy en día. Esos mismos ingenieros creen que no construimos como los romanos porque no resultaría práctico.

Referencia bibliográfica:

Seymour LM, Maragh J, Sabatini P, Di Tommaso M, Weaver JC, Masic A. Hot mixing: Mechanistic insights into the durability of ancient Roman concrete. Sci Adv. 2023 Jan 6;9(1):eadd1602. doi: 10.1126/sciadv.add1602. Epub 2023 Jan 6.


Los antiguos recolectores-cazadores mediterráneos comían más pescado del que se suponía

Los entornos costeros, antes considerados marginales para las sociedades humanas prehistóricas, han pasado a ocupar un lugar cada vez más central en las teorías arqueológicas. Algunos estudios han demostrado su papel en la dispersión de los primeros seres humanos por los continentes, en el crecimiento de la población, en las formas complejas de organización social y en la aparición y difusión de los primeros sistemas de producción de alimentos. Esto parece especialmente relevante en las sociedades primitivas que vivían en torno a las costas atlánticas, que constituían un rico recurso de alimentos marinos, donde ha podido comprobarse que el 90% de las proteínas de la dieta procedían de ellos.

Pero en la cuenca mediterránea se ha supuesto siempre una situación muy distinta. Se ha asumido a menudo que, debido a la relativamente baja productividad primaria de esas zonas costeras, a la escasa amplitud de sus mareas y a la reducida zona que quedaba entre ellas, los primitivos cazadores-recolectores que vivían en la cuenca mediterránea no podían obtener cantidades significativas de alimentos marinos.

Una nueva investigación ha aportado datos contrarios a esta idea. El estudio, dirigido por el Centro BioArCh de la Universidad de York, analizó los huesos de 11 seres humanos procedentes de uno de los cementerios mesolíticos más antiguos del Mediterráneo, en El Collado, Valencia (España). Para ello, utilizó técnicas biomoleculares de alta resolución, como el análisis isotópico de 13 aminoácidos que formaban parte del colágeno para discriminar con mayor precisión entre su procedencia de animales terrestres o marinos. Esto es crucial a la hora de evaluar el grado de cambio dietético asociado a la introducción de plantas y animales domesticados en la agricultura.

Los autores de la investigación, pertenecientes al Centro BioArCh de la Universidad de York, han analizado los huesos de 11 seres humanos procedentes de uno de los cementerios mesolíticos más antiguos del Mediterráneo, situado en El Collado, Valencia (España). / Universidad de York

La investigación reveló que estos individuos, que vivieron hace 9.500 y 8.500 años, aproximadamente, incorporaron una cantidad considerable de animales marinos a su dieta, incluidos el pescado salobre y el marisco. Las pruebas presentadas demuestran, de esta forma, que la menor productividad de la cuenca mediterránea no repercutió de forma importante en los recursos cosechables que constituían la dieta de los individuos de El Collado.

El estudio se suma, además, al creciente consenso de que las zonas costeras fueron cruciales para las sociedades humanas desde la prehistoria, tanto en zonas de alta producción marina, como la atlántica, como en las de baja producción, como la mediterránea. Estos hallazgos desafían la visión tradicional de que los cazadores- recolectores prehistóricos mediterráneos consumían menos pescado que sus homólogos atlánticos, y esto es clave para comprender, no solo el desarrollo social y económico a largo plazo de estos pueblos, sino también para evaluar la salud humana y la repercusión que los seres humanos tuvieron sobre el medio ambiente.

Además, estos hallazgos tienen implicaciones para entender cómo se afianzó la agricultura, que arrasó el Mediterráneo en el Neolítico posterior. Estos estudios isotópicos de alta resolución permitirán, además, comparar la dieta humana antigua con la de las poblaciones modernas, y profundizar en las implicaciones nutricionales y sanitarias de las diferentes dietas.

Referencia bibliográfica:

Fontanals-Coll M, Soncin S,Talbot HM, von Tersch M, Gibaja JF, ColoneseAC, Craig OE. 2023. Stable isotope analysesof amino acids reveal the importance ofaquatic resources to Mediterranean coastalhunter–gatherers. Proc. R. Soc. B290:20221330. https://doi. org/10.1098/rspb.2022.1330

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