Por Iluminado Oliva
Cirujano
Las hemorroides son varices, es decir, venas debilitadas en torno al ano. El plexo hemorroidal está constituido por un conjunto de venas en la parte final del recto y el ano, que son una especie de almohadilla de esa zona.
Como las varices de las piernas, la causa más frecuente es la herencia. Otras razones se pueden invocar: el estreñimiento crónico; las compresiones de cualquier tipo del recto, del ano o de sus sistemas venosos; la obesidad; el embarazo; estar mucho tiempo de pie o sentado, etc.
Merecen especial atención, y deben ser consideradas aparte, las hemorroides producidas por la hipertensión portal (gran presión en la vena porta, que es la que lleva la sangre al hígado). Éstas surgen casi siempre a consecuencia de la cirrosis hepática, cuya causa suele ser la ingesta crónica de alcohol.
En la mayoría de los casos, hasta que no son de gran tamaño se toleran bien. A medida que aumentan en el volumen, van a producir molestias como las siguientes: la sensación desagradable de notarlas, la secreción (manchan la ropa interior), la hemorragia (pérdida de sangre roja), el dolor, el picor…
Sí, las padece un porcentaje alto de población, afectan a ambos sexos y a medida que la edad avanza se aprecian en más personas.
Normalmente es sencillo, el paciente viene diciendo que las padece. El médico las inspecciona y, habitualmente, realiza un tacto anal y rectal para descartar que no oculten debajo otras enfermedades.
En general, no es necesaria ninguna prueba especial para diagnosticarlas. A veces se realiza la anoscopia (ver el ano por dentro) para comprobar, entre otros aspectos, si también son internas. Para descartar que no haya más patologías son necesarias otras endoscopias: del recto (rectoscopia), del colon (colonoscopia). Estos estudios son esenciales, ya que puede existir una masa –un tumor–, u otra enfermedad que sea la causa de las hemorroides y tener que actuar sobre ella antes de aplicar otros tratamientos.
Normalmente es bueno; es una enfermedad bien tolerada, aunque no siempre.
En varias ocasiones: al aumentar de tamaño y descender, pueden salir al exterior, no ser reducibles con la mano y producir grandes dolores; otras veces sangran e incluso se necesitan trasfusiones; cuando se trombosan (se llenan de trombos) también son muy dolorosas, etc.
Lo fundamental son los baños de asiento: es mejor no usar papel higiénico para secarse la zona tras realizarlos, y así evitar el roce. Si sangran, se debe usar agua fría; si no, agua templada. Igual de importante es una dieta rica en fibra. Se ha de evitar tomar sustancias que irriten la mucosa anal, como el alcohol, los picantes, el café, etc. (las diarreas también son un factor irritativo). Se debe beber agua en abundancia para que las heces no sean secas y duras. También se aplican medicaciones para disminuir la debilidad de esas venas, o analgésicos para tratar el dolor.
Normalmente alivian las molestias. La mayoría de los preparados llevan en su composición corticoides y analgésicos, con lo cual las desinflaman y calman los dolores, pero tampoco se debe abusar de ellas, ya que pueden producir complicaciones, como fibrosarlas (endurecerlas).
Cuando lo considere el cirujano, de acuerdo con el paciente.
No; como hemos dicho, en muchas ocasiones se toleran bien y producen mínimas molestias.
Habitualmente es doloroso, por lo cual los analgésicos y laxantes suelen ser necesarios durante una semana. Igualmente los baños de asiento deben seguir realizándose y tomando una dieta rica en fibra.
Al ser una patología principalmente hereditaria, poco se puede hacer para no sufrirlas, pero hay una serie de medidas que sí son útiles, por ejemplo:
– No hacer grandes esfuerzos para defecar (el estreñimiento) y no permanecer mucho tiempo sentado en el inodoro (en la era de las tecnologías, no es bueno ir al servicio con el móvil, la tableta electrónica o el periódico).
– Combatir la obesidad y el sedentarismo. En este sentido, hacer ejercicio físico es siempre conveniente.*
Con la colaboración del Dr. Luis Miguel González Fernández, del Servicio de Cirugía del Hospital Universitario de Salamanca.
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