La Facultad de Medicina pierde más de una tercera parte de su profesorado permanente

En las últimas semanas se ha conseguido que la figura de contratado doctor pueda ser vinculada, lo que abre la
posibilidad de cubrir entre 15 y 18 plazas para solventar las carencias existentes en algunas áreas de conocimiento

Con más de 700 años de historia, en las aulas de la Facultad de Medicina de Salamanca se siguen formando hoy en día cientos de estudiantes. Siempre ha sido una de las más demandadas por los futuros médicos del país. Pero en la actualidad, tras sufrir jubilaciones masivas y perder más de una tercera parte de su profesorado permanente, sus gestores estudian soluciones para recuperar el porcentaje anterior.

Desde el Colegio de Médicos de Salamanca se remitió una carta al consejero de Sanidad de Castilla y León, Antonio María Sáez Aguado, para transmitirle la preocupación de numerosos colegiados ante la situación actual y de futuro de la Facultad de Medicina, así como su repercusión sobre los centros sanitarios asistenciales de la provincia.

Esta realidad la reconoce el actual decano de la Facultad de Medicina, Francisco Javier García Criado, quien asegura que la gran mayoría del profesorado que se ha perdido ha sido en las áreas clínicas, “lo que no significa que en las preclínicas no tengamos problemas, que los tenemos, y desgraciadamente, cuando aparezcan ya serios, van a ser de difícil solución”.

En la actualidad, se superan en poco los 30 profesores permanentes. Las áreas clínicas cuentan con docentes permanentes o con asociados, y en las preclínicas, a esas dos figuras se suma la de profesores ayudantes y contratados doctores.

Para engrosar la nómina de profesorado, la única forma es con la figura de profesor asociado, trabajando y consiguiendo las acreditaciones de la ANECA correspondientes para llegar a titular. “La exigencia de la ANECA de hoy en día es prácticamente imposible de asumir para una persona que se dedica a la asistencia, porque tiene que publicar a un nivel complicado, así como participar en proyectos de investigación competitivos, que requieren de un tiempo adecuado, y si el profesional está dedicado el 99% de su jornada laboral a la asistencia, difícilmente puede hacer el resto”, matiza García Criado.

En este sentido, el decano considera que la ANECA debe contemplar medidas de compensación para que en una persona que se dedica a la asistencia también se valore la investigación de base “en la historia clínica de cada paciente que el profesional trata, donde se mejoran las condiciones de calidad de vida de una persona, donde se salvan vidas y se diagnostica”. García Criado insiste en que a un profesional de la Sanidad se le está evaluando a diario, “y no solo en los conocimientos médicos, sino también en los humanos, en el trato y en infinidad de cuestiones”.

Asimismo, lanza una cuestión a los responsables de la Administración: “¿Quién va a formar a los futuros médicos?”. Cree que no se puede destruir algo que en cualquier país del mundo es lógico y esencial: la formación, y recuerda que si esta formación es adecuda, “tendremos buenos profesionales en el futuro”. Para el decano, los profesionales aprenden cuando empiezan a estudiar en la Universidad; es la primera maleta que lleva cualquier profesional cuando empieza a trabajar, “y más le vale que esa maleta la tenga bien pertrechada de cosas para que pueda utilizarlas de manera debida”.

El problema, no solo en Salamanca, sino también en el resto de España, es que existen pocos profesionales con la acreditación para ocupar un puesto de permanente. “El problema se agudiza año tras año, sin plantear una solución adecuada o sin ver un futuro más o menos claro”, subraya.

Sin embargo, hace unas semanas se ha producido una novedad significativa que podría arrojar algo de luz a la situación actual descrita. Desde hace años, a la Junta se le insistía que no era lógico el salto tan significativo que existe entre la figura de profesor asociado y la de titular, “prácticamente insalvable por la ausencia de acreditados, cuando en otras áreas de conocimiento hay entre medias figuras como la de profesor ayudante y de contratado doctor”, explica. Desde hace tiempo, en la Facultad de Medicina intentan que esas figuras puedan ser vinculadas, “que un profesional que trabaja en el hospital pudiera ser al mismo tiempo ayudante, cuando tiene la acreditación, que hay muchos, o contratado doctor, que también tenemos”.

Y después de mucho esfuerzo y negativas previas de la Administración regional basadas en que, por normativa, era inviable, pese a que en otras comunidades están autorizados, García Criado anuncia que se ha conseguido que la figura de contratado doctor –no la de ayudante, que es más compleja– “pueda tener la posibilidad de ser vinculada”. Con este cambio, a la Facultad se le abren unas expectativas que el decano califica de “impresionantes”, porque de siete acreditados que tienen para la figura de titular, pasarían a más de 50 con la figura de doctor.

El profesional doctor tendría su jornada laboral repartida en 25 horas semanales dedicadas a la actividad asistencial, donde también entra la investigación, y las 12,5 horas restantes dedicadas a la docencia. Con este reparto, puede dedicar más del 30% a labores docentes e investigadoras y a publicar, lo que significa que, en un plazo de tiempo razonable, podrá obtener la acreditación de titular.

Y tras dar este paso importante, García Criado se plantea: “¿Hacia dónde vamos?”. Pues lo que necesitan son plazas, ya que el año pasado se consumió la tasa de reposición, y la de este año depende de los Presupuestos Generales del Estado, y si podría utilizar en 2018. “Ahora tenemos la herramienta, pero no tenemos la posibilidad de generar plazas”, lamenta, aunque cuentan con algunas posibilidades. En concreto, Sacyl no ha consumido la tasa de reposición de 2016, y como ya ha hecho en alguna ocasión, la traspasa para que el Ministerio de Hacienda acepte la creación de nuevas plazas, y que la Universidad disponga de los fondos suficientes para abordar el pago de ese personal que va a contratar de manera permanente.

En la actualidad, el decano confirma que para salvar la situación en la que se encuentran y comenzar una mejora progresiva, “se necesitarían entre 15 y 18 plazas de la manera más urgente posible, para solventar las carencias en algunas áreas de conocimiento”. Y después, hacer un plan plurianual para mejorar poco a poco la dotación y disponer de más acreditados.

La plantilla actual de la Facultad de Medicina no llega a 90 profesores de plantilla permanente, con cerca de 25 vinculados, y los demás, de preclínicas. Asimismo, cuenta con 121 profesores asociados, que son los que se encargan fundamentalmente de las prácticas del hospital y que, como indica García Criado, “han tenido que asumir responsabilidades de organización de muchas asignaturas, porque carecemos de profesorado en esas materias, como Urología, Anestesia, Nefrología, Pediatría o Dermatología, entre otras”.

Por otra parte, cuentan con una figura que se generó hace unos años, ante la imposibilidad de contratar todos aquellos profesores asociados que realmente se necesitan para impartir los rotatorios, que es la de profesor colaborador, también llamado honorífico, que no tiene relación contractual con la Universidad, no cobra, su trabajo lo hace gratis. Y es que, el plan de estudios vigente y el número de horas asignadas a prácticas hospitalarias, con un alumno por profesor, significa impartir más de 250.000 horas al año de docencia práctica, “y eso no se hace con 100 profesores ni con 200, y por eso nos sacamos del cajón esta figura”. Lo único que consigue son una serie de ‘prebendas’, como, por ejemplo, que el día que se presenten a una oposición “el tiempo trabajado como honoríficos cuenta igual que si hubiese estado como asociado, y para la carrera profesional, aunque no tanto como si fuese asociado”. Pero el decano vuelve a recordar que el grave problema es que una facultad no puede estar haciendo previsiones de futuro basándose en los 232 profesores honoríficos que tienen en este momento. Y pese a las bajas de profesorado por jubilaciones y la situación actual, advierte de que la Facultad sigue manteniendo un gran nivel, porque cuenta con grandes profesionales que trabajan con objetivos docentes muy claros, y porque el médico por vocación no solo quiere tratar a los pacientes, sino también transmitir el conocimiento que adquiere de investigar sobre el nuevo conocimiento.

La facultad quiere un docente que haga asistencia y que eso le permita formarse adecuadamente

En la Facultad quieren un profesional que haga asistencia y que eso le permita formarse adecuadamente en la docencia para transmitir su conocimiento. “No queremos separar la asistencia de la docencia, sería un error graví-simo, deseamos que se siga manteniendo, porque sí queremos tener grandes profesionales, y hay que admitir que se encarguen de varias actividades”, destaca.

García Criado recuerda que la formación de un médico no termina nunca, “hay que estar constantemente actualizándose para dar respuestas y atender de manera adecuada, y eso conlleva un tiempo”. El decano piensa que no puede ser que su actividad diaria se centre solo en una faceta que, además, prácticamente no le permita hacer otra cosa.

Por último, defiende que desde la Universidad es necesario convencer a la sociedad de que se trabaja y se pelea para formar mejor a los alumnos, porque “solo el hecho de transmitir conocimiento genera nuevo conocimiento, y de ahí ese deseo de aprender y transmitir más”.

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