La apendicitis

Por Iluminado Oliva

Cirujano

“El apéndice enferma más en torno a las edades de 10 a 20 años, debido a que el tejido linfoide, al desarrollarse, ocupa su luz y favorece la obstrucción”

Apéndice es algo “que cuelga”, en este caso, pende de una parte del colon -del ciego-. Por eso se llama apéndice cecal. A partir de ahora, cuando mencionemos la palabra apéndice, nos referiremos solo al del ciego, ya que hay otros en el organismo humano, como los epiplóicos, que son básicamente tejidos grasos, pero no tienen relación con este tema. Antes se denominaba a esta enfermedad la apendicitis, ‘cólico miserere’ (‘miserere’: canción fúnebre), porque debido a ella moría mucha gente.

¿Cuál es la estructura del apéndice?

Es parecido a una lombriz, de unos 10 cm de longitud y entre medio y uno de grosor, está unido al ciego, con el que conecta su luz. Consta, como todo el tubo digestivo, de una capa interna o mucosa, una media o muscular y otra externa o serosa. La mucosa tiene una gran cantidad de tejido linfoide en su interior, que está muy desarrollado, sobre todo entre los 10 y los 20 años de edad, y esto también condiciona su patología. Ese tejido linfoide son células de defensa inmunitarias y le dan unas características especiales parecidas a las amígdalas de la faringe (las anginas), por eso, algunos han llamado al apéndice “amígdala intestinal”.

Enferma más en torno a las edades de 10 a 20, debido a que el tejido linfoide, al desarrollarse, ocupa su luz y favorece la obstrucción. Si a esto le añadimos la entrada de cuerpos extraños, como un pelotón de heces (la causa más frecuente), un gusano, un pipo… entonces puede llegar a producirse su oclusión total y, a partir de ahí, la filtración, la inflamación, la infección, la necro￾sis, la perforación… Por tanto, la apendicitis, es una enfermedad más frecuente en jóvenes, aunque puede ocurrir a cualquier edad. Entre esas edades, de 10 a 20 años, es más frecuente en los varones que en las mujeres. En el resto de la vida la frecuencia es la misma en ambos sexos, destacando también que la gravedad, cuando se padece, es mayor en los niños y en los viejos.

¿Cómo se sabe que uno tiene una apendicitis?

De entrada, el enfermo tiene malestar, inapetencia, mareos, escalofríos, a veces náuseas o vómitos, a veces estreñimiento o diarrea, dolor que suele iniciarse encima del ombligo y luego pasa hacia la parte baja derecha del abdomen, habitualmente de tipo cólico (unas veces se nota y otras cesa)…

Al hacer la exploración, el abdomen puede estar más distendido. El médico palpa una zona más dolorida, más dura, en el cuadrante inferior derecho con signos de irritación peritoneal; esa parte puede estar más caliente y más sensible que la izquierda. A la auscultación intestinal se pueden oír ruidos más acelerados. En el tacto rectal se aprecian también datos muy útiles para el diagnóstico. Los enfermos pueden tener taquicardia.

La temperatura puede estar elevada, destacando la diferencia entre la del recto y la de la axila. Los análisis de sangre también suelen aportar datos importantes. Para confirmar el diagnóstico, cada vez se emplea más la radiografía simple, la ecografía y la TAC.

¿Se puede confundir con otras enfermedades?

Sí; por ejemplo, en los niños, con las gastroenteritis; en adultos, con los cólicos nefríticos (las piedras del riñón); con dolores genitales en la mujeres en edad fértil, con la artrosis de cadera derecha en las personas de edad avanzada, etc.

¿Qué papel juegan los antibióticos?

Son importantes, normalmente se aplica una dosis antes de la intervención, y, dependiendo de la gravedad, alguna más después, para evitar las infecciones.

¿Entonces, el apéndice sirve para algo?

Sí, como se ha dicho, es un órgano de defensa, parecido a las amígdalas, al bazo u a otros tejidos que hay en el organismo con funciones similares.

¿Se debe quitar cuando está enfermo?

Sí, se debe extirpar en esas circunstancias, porque los daños que se producen por no retirarlo son mayores que el beneficio de tenerlo.

¿Se le debe retirar a toda la gente por sistema?

No, solo cuando tenga inflamación o tumor. No obstante, cuando es operado un paciente con el diagnóstico, de entrada, de apendicitis, aunque no se confirme éste tras abrir el abdomen, también se le extirpa.

La mayor parte de los conceptos explicados en el capítulo de ‘Los divertículos del colon’1 son aplicables a este órgano. El apéndice sería un divertículo verdadero de gran tamaño. Incluso algunos libros de Medicina denominan a la inflamación de los divertículos del colon “apendicitis izquierda”, porque donde duelen, generalmente, cuando se inflaman, es en el lado izquierdo, mientras que en la apendicitis es al lado derecho.

¿Pasa algo por no tener el apéndice?

No, normalmente no pasa nada, porque el resto del tejido linfoide suple su ausencia, pero si se conserva es mejor.

¿Puede haber complicaciones tras la operación de apendicitis?

Sí, varias, sobre todo infecciosas (abscesos). También otras a largo plazo, entre las más frecuentes se pueden citar: las adherencias (como tirantes), que si llegan a cerrar al intestino puede ser necesaria una intervención de urgencia; las hernias en la zona de la herida, aunque son menos frecuentes que después de otras cirugías del colon, etc.

¿Tiene mortalidad la operación de apendicitis?

En general es mínima, pero como cualquier intervención quirúrgica, tiene sus riesgos.

¿Se puede evitar padecer una apendicitis?

En la mayoría de los casos sí, realizando la dieta que hemos comentado en el capítulo de los divertículos del colon. Esa dieta, al distender la luz intestinal (como si fuera un globo), favorece el que los cuerpos extraños que penetren en el interior del apéndice salgan con facilidad y no se produzca la infección.

Bibliografía:

1.- Oliva I. ‘Los divertículos del colon’. Medicina para todos. ‘Salamanca Médica’. 2016: 54; 70-72.

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