JUAN JOSÉ RODRÍGUEZ SENDÍN: Presidente del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) de España

“La colegiación obligatoria es una necesidad de rango superior y no hay alternativa mejor que la que tenemos”

Con la satisfacción que supone haber salido elegido con amplio respaldo el máximo representante de los médicos españoles y la ilusión intacta por seguir defendiendo y planteando mejoras para este colectivo, nos recibe Juan José Rodríguez Sendín. Lo hace en su tierra, Salamanca, donde nació y se formó como médico. Aprovechamos su primera visita como presidente a un Colegio provincial para que nos hable de sus objetivos al frente de la Organización Médica Colegial. El escenario profesional a corto y medio plazo no se presenta nada fácil, reconoce, pero cierto es que sus ganas de trabajar hacen intuir una etapa en la que la profesión médica puede alcanzar tiempos mejores.

Está en la tierra de la que salió hace mucho tiempo, ¿le queda alguna vinculación con ella?

Sí, me queda familia, gente del pueblo en Vitigudino, primos y tíos…

En general, ¿qué se llevó de aquí?

Creo que lo que me llevé fue la tolerancia de Salamanca. La recuerdo como una ciudad donde cabían todos, con esa actitud de tolerancia, donde es posible hablar, discutir, llegar a acuerdos… Por supuesto, hay que destacar toda mi formación universitaria y humanística que adquirí aquí. Eso lógicamente se lo debo a la Universidad de Salamanca y a su Facultad de Medicina.

¿Por qué dejó Salamanca?

No hubo un motivo especial. Fueron razones de tipo familiar en principio. Mis padres se iban a Málaga. El resto de la familia estaba aquí y fue mera coincidencia ir a trabajar a Toledo, a mitad de camino.

Hoy esta provincia sigue sin poder garantizar la continuidad en ella de sus jóvenes licenciados y profesionales. ¿Desde fuera también se ve Salamanca con una provincia de emigrantes?

Todos no nos podemos quedar aquí. Salamanca siempre ha tenido entre sus funciones dentro del Estado la producción de licenciados. Es normal que alimente de intelectuales al resto del país. Aquí se formaban y se forman y tenían y tienen que ir a cubrirlas necesidades en otros lugares. Salamanca ha irradiado cultura, humanidades, médicos… por España. Esto algo tendrá que ver también con que sea una de las provincias con mayor tasa de médicos por habitante.

Bueno pasemos a hablar de su nuevo cargo. Las malas lenguas aseguran que los últimos años ya ha sido el presidente en la sombra de la Organización Médica Colegial, ¿es cierto?

El presidente ha sido el presidente, yo he hecho intensamente mi papel de secretario general, he cubierto mis funciones con un alto nivel de cumplimiento y es cierto que he tenido mucha visibilidad. Por eso quizás han considerado que debía cubrir el puesto de presidente. Son las malas lenguas las que dicen eso otro.

Otras voces aseguran que siempre ha aspirado a algo dentro del terreno político, ¿tienen alguna razón?

No. Absolutamente falso. Es cierto que he tenido ofertas, pero nunca he querido. Nunca he tenido esas ansias. Siempre he estado mucho más cómodo aquí. No puedo defraudar a aquellos que me han ayudado a llegar hasta aquí. Esto me gusta mucho. Jamás dejaré la OMC por un puesto político. Después, no lo sé.

Conseguido el cargo, y con amplio respaldo, ¿se cumple un sueño, un deseo, un reto… qué?

El reto y el sueño comenzaron no hace más de dos años, cuando alguien me lo sugirió. Antes nunca me lo había planteado, tampoco la secretaría general. A partir de ahí, comenzó un sueño del que estoy satisfecho. Para mí constituye un reto, porque no puedo dejar mal a los que han confiado en mí.

¿Cuál cree que han sido las razones de su éxito para aunar voluntades?

Probablemente no plantearlo nunca como un éxito, sino como una obligación, como un deber. Siempre me he planteado solucionar problemas, avanzar, desde el deber. Por eso y al estar liberado de otras preocupaciones, como la de escalar puestos, quizás hayan salido las cosas como han salido. La preocupación por subir puestos obnubila bastante la vista, no permite cumplir con el deber.

Sus objetivos prioritarios, al frente de la corporación.

Hacer una organización extraordinariamente comprometida con la salud de los ciudadanos, del sistema nacional de salud y con la mejora continua del ejercicio de profesión médica. No puede ser de otra manera. Si no fuera así, estaríamos falseando el compromiso de la corporación. Si crees en estos fines, tienes muchísimo campo para poder crecer y trabajar. Es lo que he intentado hacer siempre. En consecuencia, de inmediato me propongo mejorar los estatutos, el código deontológico y el contrato social con la sociedad, trasladándolo a nuevos compromisos, si tenemos que ofrecer algo más para garantizar que los colegiados están en las mejores condiciones posibles para ejercer. Otro de los retos será participaren la coordinación de todas las instituciones que hemos constituido el Foro de la Profesión para llegar a puntos de encuentro, lo que es un elemento clave.

La situación no se presenta fácil. Son muchos los frentes abiertos: el debate de la colegiación, la prescripción enfermera, el deficiente registro de profesionales, la demografía médica, la homologación de títulos a médicos extranjeros, objeción de conciencia, ordenación del aborto, eutanasia, muerte digna… Vayamos por orden. ¿El panorama de la ordenación profesional está tan liado como parece?

Son todos temas extraordinariamente complejos. La ordenación de la profesión nunca ha sido tarea fácil. La propia discordancia entre nosotros y el poder político ya supone muchos conflictos y diferencias. Por otro lado, son muchas cuestiones y con mucha frecuencia. Son aspectos de altísimos costos. La profesión concentra una gran cantidad de expertos en materias muy sensibles, política, sanidad, ciencia, investigación, ética… y cualquier decisión en nuestro campo tiene unas repercusiones extraordinarias. Desde el punto de vista ideológico, lideramos posiciones con repercusiones ideológicas. La profesión además se contempla desde muchas perspectivas como son las propias especialidades y todos con su ideología. Además hay mucha visibilidad. Todo esto es un cóctel explosivo y ordenar todo esto no es fácil, ni lo ha sido, ni lo va a ser. Son muchos los debates que están mucho tiempo abiertos, pero prácticamente son las mismas cuestiones por resolver de un año a otro, a excepción de las crisis sanitarias o lo que el poder político sitúa en la agenda.

Respecto a la colegiación obligatoria, ¿cuál es su postura?

Lo veo como algo claramente defendible, otra cosa es que el que quiera escuchar, escuche. Son tantos los compromisos del médico, sus valores, es tan claro que el control de la profesión debe ser universal y que su sistema de alarma debe ser autónomo e independiente, que no hay otra forma, que no sea la propia profesión quien lo cubra. Es una necesidad de rango superior y no hay alternativa mejor que la que tenemos. Los resultados de esta ordenación de la profesión nos han llevado a ser la profesión más valorada, con resultados excelentes en el SNS, siendo de los más competitivos del mundo. Es evidente, no obstante, que se puede mejorar, pero hay que separar el pensamiento corporativo de la estructura y de las acciones u obligaciones. Es decir, separar comportamientos de las personas que dirigimos de lo que son el pensamiento y la estructura corporativas que representan los colegios. Las personas se pueden equivocar, pero eso no significa que no se justifique ni el pensamiento ni la estructura corporativa.

¿Qué va a hacer el Consejo General para convencer de esa necesidad?

Lo primero, montar una estructura divulgativa y trasladarlo a los médicos. No es sí porque sí, si no dar razones, explicar los riesgos de la desaparición dela colegiación, que supondría pasar a un club privado, donde los más potentes controlarían la profesión. La administración necesita un interlocutor válido. No tiene sentido desmontar lo que tenemos, por su autonomía e independencia. Si no fuera colegiación, sería algo parecido al Consejo General del Poder Judicial o a cualquier otra estructura nombrada por el Gobierno, pero no sería profesional y elegida por los profesionales, sino servidores del poder político.

Sobre la prescripción de medicamentos por parte de la enfermería y los podólogos ¿qué opinión tiene?

El pasado 28 de abril asistimos representantes de toda la profesión médica al debate del Pleno del Congreso de los Diputados sobre una proposición de ley del PSOE para hacer partícipes a otros profesionales sanitarios como los enfermeros y los podólogos en la prescripción de fármacos. Desde el CGCOM se entiende que hay que regular toda práctica profesional y si la enfermería tiene claras cuáles son sus competencias y la Administración, por su parte, sabe con exactitud qué prácticas ha de realizar esta profesión, no nos queda más que demandar que se regule con absoluta claridad y nitidez tanto para ellos como para el resto de profesionales con los que interactúan. No obstante, la duda nos embarga por el carácter indefinido de la propuesta y porque también tiene una importante repercusión en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, entre cuyas principales finalidades está la de definir las funciones y responsabilidades de cada uno de los grupos profesionales del ámbito sanitario, normativa que está para cumplirse. Es muy probable que si en estos momentos se preguntase a alguno de los diputados que defiende la prescripción enfermera sobre ciertas cuestiones tales como a quién hay que prescribir, cómo, con qué garantías…es posible que nos encontremos con la sorpresa de que no sepan realmente de lo que están hablando. Por tanto, lo que la Administración tendría que hacer, en este caso el Ministerio de Sanidad y Política Social, es sentarnos a las partes implicadas, algo que debería haber sucedido hace mucho tiempo.

Respecto al deficiente o nulo registro de profesionales actualmente, ¿qué propone la OMC?

Reclamamos la puesta en marcha del Registro Nacional de Profesionales Sanitarios, contemplado en la LOPS, que fue aprobada por unanimidad y cuya exigencia de cumplimiento brilla por su ausencia, aunque de vez en cuando los parlamentarios reclamen la elaboración de listas de determinados profesionales, como los Mestos, cuya caducidad está asegurada nada más ponerse en marcha, puesto que la situación laboral de estos profesionales puede cambiar en cualquier momento. No llegamos a entender cómo no se trabaja en firme sobre el registro que realmente se necesita como es el de los profesionales sanitarios.

Sobre la demografía médica, usted ya ha dicho en más de una ocasión que en España no hacen falta médicos ¿lo sigue teniendo tan claro?

El déficit de médicos es un problema complejo, selectivo para ciertas plazas y ubicaciones, específico para algunas especialidades y secundario a un buen número de causas y problemas sin resolver. Sin embargo, se trata como si fuera un problema primario, es decir, obviando el abordaje de las causas que lo provocan y lo cronifican. Bien distinto es considerar el déficit de médicos tras conocerlo y definirlo como consecuencia de factores y causas concretas que es preciso abordar. Insisto en que a pesar de la cantidad de médicos asistenciales y de médicos activos profesionalmente existentes en España, el SNS sufre un déficit selectivo de médicos cualitativa y cuantitativamente desconocido, motivado por varias razones entre las que destacan un modelo asistencial y de gestión que han funcionado y respondido durante dos décadas pero que actualmente son incapaces de responder a la realidad actual. Sin embargo, la falta de información hace difícil y arriesgado iniciar cualquier planificación estratégica en recursos humanos. Es complicado planificar en un sector cuya evolución no es lineal ni continua, además de estar sometido a tantas fuerzas externas imprevisibles generadoras de demanda como: avances tecnológicos, envejecimiento, cronificación enfermedades, especialmente las consideradas del desarrollo, pero más difícil es si la información necesaria es desconocida, está deformada o se oculta.

¿Por qué, sin embargo, desde la administración y otras corporaciones se sigue insistiendo en la carencia de profesionales?

En realidad, esa pregunta tendría que ser dirigida a las propias Administraciones, desde el CGCOM la impresión que se tiene es que la carencia del registro de profesionales al que ya me he referido tan sólo beneficia a las Administraciones que, de ese modo, pueden barajar las cifras que les convienen a la hora de fijar necesidades o puestos de trabajo.

¿Es partidario de volver a “abrir el grifo” en las Facultades para paliar la supuesta escasez de profesionales?

Un incremento indiscriminado de estudiantes de Medicina por sí solo no resuelve los problemas que ahora tiene el SNS, porque tardamos 10-11 años en formar a un médico, ni tampoco las causas que los originan.

Se suele argumentar que faltan médicos porque las condiciones no son buenas aquí y unos lo dejan y otros se van. ¿Esto es una frase hecha o es realidad? Convénzanos.

La salida de médicos de la Sanidad pública se debe sobre todo a la precariedad laboral que rodea en la actualidad a los profesionales, muchos de los cuales llevan años con contratos de interinidad y sin poder siquiera optar a una plaza pública. El sistema sanitario español se ha abastecido en los últimos años con un 30por ciento de gente que no tenía trabajo estable ni estabilidad en el empleo. De ahí, que muchos hayan optado por desplazarse a otros países como Portugal o Reino Unido, sobre todo.

De la revisión de la normativa sobre el aborto, ¿qué le preocupa?

El aborto “no es como tomarse un caramelo”, sino que se trata de una intervención quirúrgica “traumática” en la que la autonomía de la paciente “debe hacerse compatible con el derecho de los padres a estar informados”. La edad legal de 16 años para abortar sin consentimiento paterno o del tutor, que fija el anteproyecto de Ley de Salud Sexual e Interrupción Voluntaria del Embarazo, es un error que puede crear graves problemas en los entornos familiares. Además, se pueden dar situaciones de confrontación de valores entre las ciudadanas que quieran ejercer un derecho y el profesional que no quiera llevarlo a cabo. La mejor forma de evitarlo sería a través de un registro voluntario de objetores de conciencia en cada Colegio de Médicos en el que quede patente la postura de cada facultativo ante estas prácticas y, al mismo tiempo, poder demostrar que son coherentes con sus actuaciones en la práctica clínica.

Sobre la eutanasia, ¿qué tiene que decir como representante de la profesión?

En líneas generales, se podría decir que el debate actual está acentuado más en las actuaciones de los ciudadanos en sí que en la propia práctica médica. Desde el propio Consejo General de Colegios de Médicos se siente preocupación por este tema y por ello ha trabajado insistentemente en el mismo sobre la importancia, en estos momentos, de que se clarifique, sobre todo, si las definiciones que se están manejando entorno a esta acción ayudan o confunden todavía más. Eutanasia activa, suicidio asistido, encarnizamiento terapéutico,…cada vez proliferan más términos en este contexto, entremezclándose y causando un verdadero cataclismo terminológico.

Sobre la homologación de títulos a profesionales extranjeros, ¿cuáles van a ser las actuaciones que va a seguir el Consejo que preside?

En su día, ya presentamos nuestra queja ante el Defensor del Pueblo. Ahora, se ha procedido desde el CGCOM a denunciar la existencia de médicos que ejercen en España sin el correspondiente título de especialista debidamente homologado ante la Fiscalía General del Estado, tal como se acordó en la Asamblea que la OMC celebró el pasado mes de enero.

Su vida en corto

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