‘Descabronizar’ el planeta

Por Germán Payo Losa

Director de Educahumor

“Los que se están forrando y contaminando no se van a quedar quietos y resignados a arruinarse como los fabricantes de botijos cuando nos invadió el frigorífico (…), y hay que estar preparados contra quienes tienen la codicia como brújula”

Nos atacamos por tierra, mar y aire. En la Cumbre del Clima reciente y en todas las anteriores lanzan el mensaje de que producimos demasiada basura, el mar está lleno de plásticos –en un chiste, una señora pide a la pescadera una bolsa y ésta contesta: “La lleva dentro”– y el aire tiene cada vez peor calidad.

¿Somos conscientes?

Estuve en Delhi hace meses. Concentrado en esquivar el tráfico y salir con vida de la calle, no me daba cuenta del aire que respiraba hasta el tercer día en que tenía la garganta destrozada. Nada más marcharme, se fue aliviando. Al volver, de regreso, y pasar sólo un día, me volvía a molestar. Meses después repartieron un millón de mascarillas entre los habitantes.

Hace 45 años viví cuatro en Madrid. Recuerdo que, al sonarme la nariz, el moco era negro. Leía con asombro cómo muchos años después, cuando los niveles de contaminación allí habían alcanzado cotas superiores a las permitidas, se dejaron de hacer mediciones. Arreglado el problema.

Tenía 20 años y me hicieron una radiografía.

– Deja de fumar. Tienes los pulmones de pena.

– Si no fumo desde los 15…

El médico no me creía. Años después, empezaron a salir noticias sobre los fumadores pasivos, que sufrían más el daño por el humo del tabaco que los que fumaban. Todos mis amigos y colegas fumaban y yo, sin saberlo, iba hacia un problema pulmonar. O sea, me envenenaban sin saberlo. Cuando ya lo tuve claro, me convertí en tocapelotas. Abría las ventanas en invierno en Salamanca, en clases de la Facultad, en reuniones de profesores, en habitaciones. Cuando me echaban en cara que militaba en esto o lo otro respondía: “Tú aspiras nicotina y creas defensas. Yo no. Me estás destrozando los pulmones a mí, no a ti”.

Las vacas parece ser que tienen su parte de contaminantes por las flatulencias. Sueltan metano. Fue comentado que, en una entrevista de Carlos Alsina a Manuela Carmena, en la habitación se oyó un sonoro pedo, que desbancó en repercusión en las redes a todos los problemas nacionales e internacionales. El locutor, admirable, dio su interpretación del hecho siguiendo el mismo esquema que hace un político cuando le pillan con las manos en la caja. Negarlo, lo primero. Siguió, en plan chusco, los pasos de Trump con el calentamiento global. No existe.

¿Quién no quiere respirar sanamente?

Con los plásticos y la basura el problema es semejante.

“Los plásticos, bajo los efectos de los rayos ultravioleta y el rozamiento que producen los remolinos, liberan compuestos químicos y partículas de pequeño y variable tamaño, microplásticos y nanoplásticos, de entre 1 y 5 mm., que se extienden desde los hielos del Ártico hasta los desiertos, donde los camellos mueren ahogados por las fibras de plástico” (Félix Payo). Y también los animales acuáticos.

Las personas importan en esta labor de concienciación. Pero una bióloga me decía que los gobiernos son los únicos que tienen recursos para cambiar la situación. Aquí lo vimos con la ley que prohibía fumar en locales públicos y ahora dar bolsas de plástico. La presidenta de la Comisión Europea se ha comprometido a destinar 100.000 millones de euros a este problema. Supongo que Greta Thunberg no saca eso ni aunque pase la gorra en todos los sitios donde va.

Hay más conciencia. Yo creo que sí, por lo que yo observo. Cada vez hay más voluntarios que limpian ríos, playas, mares. Esto cala poco a poco. Y como siempre, hay que educar desde niños, en casa y la escuela. ¡Qué bonito y fácil!

Aún recuerdo que era tutor de un grupo de 13 años. Veo, en el recreo, que en las escaleras tres alumnas comen pipas y echan las cáscaras al suelo:

– ¿No os da vergüenza? A limpiarlo.

– Ay, que entran todos, nos ven los chicos y nos da corte.

– Me da igual. Vamos.

Lo limpiaron. Suben al aula. Tenían clase conmigo. Entro y veo a las tres sentadas en una mesa, comiendo pipas, el suelo lleno de cáscaras. No, no maté a ninguna. No darse por vencido ayuda siempre.

Los que se están forrando y contaminando no se van a quedar quietos y resignados a arruinarse como los fabricantes de botijos cuando nos invadió el frigorífico. Como en dos pelícu- las basadas en hechos reales, Erin Brockowich y El dilema (The Insider), por citar una muestra, emplearán malas artes, y hay que estar preparados contra quienes tienen la codicia como brújula. Atentos al ataque.

Ya empezaron con Greta, a la que acusan de todo lo acusable. Confucio dijo que cuando el sabio señala la luna, el necio mira al dedo. Es bueno no perder una visión de lo que está pasando. Además, tenemos residuos nucleares que tardarán miles de años en desaparecer, aunque, como las basuras, los enviemos al tercer mundo como quien alquila un cuarto trastero en un país lejano.

Buscar imágenes ayuda a entender el problema: “Miguel Tamayo, experto en microbiología ambiental, explica que si el plástico fuera pizza, para suprimirlo sería necesario que cada persona del mundo comiese una al día durante cuatro años”.

Tierra, mar y aire. Queda otra contaminación extendidísima. La de la mala leche. La crítica, la indignación, el ataque indiscriminado, la calumnia, la división entre lo que pienso yo –la verdad– y lo que piensas tú –mentira intencionada y de mala fe–, que no tienes ni idea y eres culpable de no aceptar mi creencia, religiosa o política.

¿Qué hacer? Como Ecologistas en Acción proponen las 6Rs, Reducir, Reutilizar, Reciclar, Rediseñar, Recuperar y Reemplazar, ahí va la propuesta de una más: Reír. Reír y disfrutar. Y aceptar un nuevo deporte: ponga un odiador en su vida o, mejor, muchos. Si no tienes “me gusta” en lo que escribes o publicas en las redes, por lo menos colecciona buenos odiadores; no uno cualquiera, fanático, cerril, sino uno con clase, vocabulario y odio de primera. Eso sí, cuando vean que te puedes reír de este circo, van a pensar que estás mal de la cabeza.

Y con los bulos es bueno hacer como con la basura. No pasarlos y, además, usar webs que identifican bulos. No propagarlos y ayudar a desmontarlos. Hay gente a la que le va crear odio. A un hombre que dirigía una web de bulos se lo echaron en cara y declaró: “¿Qué tiene de malo? Me gano la vida bien”.

Es lo que hay.Concluyo con este chiste de Ferreres que me inspiró el título. Dos personas hablan:

– Parece que, con la alarma climática, la palabra clave es la descarbonización (Sembla que, amb la alarma climática, la palabra clau ès ‘descarbonització).

– Yo creo que antes sería necesaria una descabronización (Jo crec que abans seria necessària una ‘descabronització’.

– Esto será más difícil (Això será més difícil).

www.educahumor.com

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