Nos visita este número un testigo directo de la evolución de la cirugía en la segunda mitad del siglo pasado en Salamanca. Seis años después de su jubilación, Humberto Carnicero Pardal vuelve al quirófano para repasar su vida en esta entrevista. Respuestas cortas, tajantes, rápidas, sin vuelta atrás, propias de un temperamento y una punta de genio, que corresponden a un carácter fraguado por la Cirugía, donde “terminar cuanto antes y salvar al enfermo” era la meta fundamental. También un hombre sensible. De ello nos dan muestra las lágrimas que afloran al recordar algunos de esos episodios duros inherentes a la Medicina vocacional.
Con los 76 recién cumplidos, ¿qué tal le va la vida?
Muy bien.
¿En qué le ha cambiado la jubilación?
Tengo tiempo para actividades diferentes y disfrutar más de la naturaleza.
¿Cómo es su día de jubilado?
Muy corto. Paseo, leo y veo muy poca televisión.
No se enfade. Ese aspecto de hombre serio y estricto, ¿es como para temerle o una simple apariencia?
Soy serio y estricto, pero no para que nadie me tema.
¿Cómo ve la crisis? ¿Le está afectando mucho?
La veo con malos ojos, porque la pagamos quienes no la hemos provocado.
¿Alguna idea para salir de ella?
Seriedad y honradez y procurar no entrar en otra.
En un plano ya más personal, ¿a quién se enfrenta el lector en esta entrevista?
A una persona normal.
Humberto Carnicero Pardal hombre, ¿cómo se define? ¿Cuál ha sido su filosofía de vida?
Me defino como un hombre corriente, muy sensible. Mi filosofía ha sido y es hacer bien a los demás y ayudar a todo el que pueda.
Y Humberto Carnicero Pardal médico cirujano y traumatólogo, ¿cómo ha sido?
La respuesta la tienen los que me han conocido como tal, tanto enfermos como compañeros.
¿Y el profesor?
He pretendido ser lo más justo posible y creo que lo he conseguido. En la Universidad o en el hospital, ¿le hubiera gustado llegar más lejos? ¿Tuvo aspiraciones de jefe?
Estoy completamente satisfecho de donde he llegado solo, sin ayudas.
¿Cómo surge su opción por la Medicina? ¿Tenía algún antecedente familiar?
De una forma espontánea y de niño, con 7 u 8 años. No influyeron los antecedentes, que no los conocí. Pero sí los hubo, ya que mi bisabuelo era médico rural en La Armuña con seis u ocho pueblos a su cargo. También tuve un tío, que fue médico de Alfonso XIII.
¿Y por qué la Medicina?
No surgió la vocación de médico, sino de cirujano. Entendía a los ocho años la Cirugía como algo que me gustaba. Y lo decía cuando me preguntaban: “quiero ser cirujano”. Esto lo descubro en Carpio de Azaba, cuando era un niño.
¿Y la Cirugía por qué?
No lo sé. Desconozco por qué hablaba de Cirugía y no de Medicina.
¿Algún hijo ha seguido sus pasos? ¿Le hubiera gustado?
De los tres, uno es fisioterapeuta, otra filóloga y la otra titulada en CC. de la Información. Eran mayores de edad y libres para tomar decisiones. Yo no influí en absoluto.
¿Cree que ha sido buen cirujano?
He hecho todo lo posible para conseguirlo.
¿Algo que crea que lo hiciera particular a la hora de ejercer esta profesión?
El rigor en el quirófano y el trato con el enfermo. Del rigor del quirófano viene eso del genio, porque no soportaba que no estuviera todo en su sitio y en el momento oportuno.
¿Alguna aportación a la especialidad?
Dedicación y trabajo.
¿Qué balance hace de su vida profesional?
Muy positivo.
¿De lo que más satisfecho está?
De cumplir con mi deber como cirujano y profesor.
¿Alguna espina clavada?
Ninguna. ¿Qué espinas voy a tener yo clavadas?
¿Arrepentido de algo?
No.
¿Qué le ha dado esta profesión?
Humildad y muchas satisfacciones. En la Medicina tienes que ser humilde, el chulo o prepotente se cae solo, porque con la muerte no va a poder. Los médicos luchamos contra la muerte y siempre nos vence.
¿Le ha quitado algo?
Ratos de ocio. Pregúntaselo a las truchas, cangrejos y salmones.
Si volviera para atrás, ¿qué cambiaría en su vida?
Nada.
¿Volvería a ser médico?
Sí, cirujano.
Sus planes al terminar la carrera, ¿se parecían en algo a lo que luego ha sido su trayectoria?
Sí, para mí ha salido todo bordado. Me planifiqué ser cirujano y seguir una trayectoria en el hospital y en la universidad, y lo he ido consiguiendo.
¿A quién destacaría como maestro?
He aprendido de todos. A ellos di mi agradecimiento y admiración en el homenaje que se me hizo el día de mi jubilación.
¿Algún discípulo?
He ayudado a mucha gente y ellos a mí.
Humberto Carnicero Pardal nace el13 de abril de 1935 en Salamanca, en una casa frente a la estatua de Unamuno. Hijo de Anunciación, maestra, e Isaac, contable, es el segundo de tres hermanos, entre los que el mayor también es médico estomatólogo. Realizó los estudios primarios en Carpio de Azaba, en la escuela donde daba clase su madre, que también ejerció en Pedroso de la Armuña, Pino, Florida de Liébana y Pedrosillo El Ralo.
“Jamás olvidaré Carpio por la bondad de la gente. En el partido de Ciudad Rodrigo he conocido a la gente más humilde y sana”, destaca Humberto al recordar su paso por esas tierras. También fue “allí donde decidí que tenía que ser cirujano, estaba empeñado, no sé por qué”. En 1946 comienza en Salamanca los estudios de Bachillerato en el Instituto Fray Luis de León. Fue el paso previo a los estudios de Medicina que concluye en 1963. De su paso por la Facultad destaca el cuarto curso, cuando tras realizar las oposiciones a alumno interno, eligió la Cátedra de Cirugía que dirigía el profesor Moraza para hacer prácticas. Este hecho era muy importante, destaca, porque “pasabas a hacer guardias en el Hospital Provincial, a las órdenes de un médico. Nuestra formación empezó ahí, en las guardias”. De alumno interno pasaría a médico de guardia, dando inicio a una prolífica carrera docente y asistencial resumida a continuación:
Tesis Doctoral (1966).
Premio extraordinario de Doctorado. Médico especialista en Cirugía y Traumatología (1966)
Médico especialista en Cirugía General (1966)
Médico especialista en Cirugía Cardiovascular (1973)
Médico especialista de Cirugía del Aparato Digestivo (1973)
Diplomado de Sanidad (1979)
Profesor ayudante de clases prácticas de anatomía (1965)
Profesor ayudante de clases prácticas de patología quirúrgica (1967-1971)
Profesor adjunto de patología quirúrgica (1971-1973)
Profesor contratado (1973-1974)
Adjunto contratado (1974-1975)
Adjunto interino (1975-1985)
Profesor titular (1985-2005)
Secretario del Departamento de Cirugía (1988) y después director del Departamento
También ha sido profesor de la Escuela de Enfermería de la Universidad Pontificia
Médico asistencial de la Cátedra de Patología y Clínica Quirúrgica(1963-1967)
Médico de guardia Hospital Provincial (1963-1967)
Médico del Hospital Provincial (1967-1975)
Jefe de sección Hospital Clínico Universitario (1975 a 2005)
Coordinador de los servicios de urgencias del HUSAL (1982-1985)
Tuvo abierta consulta privada desde finales de los 60 a mediados de los 80
En el apartado de investigación destacan sus trabajos como becario en distintos programas del CSIC. Además ha sido miembro de la Asociación Española de Cirugía, académico fundador de la Academia de Cirugía de Salamanca y es académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Salamanca. Ha impartido y participado en múltiples conferencias, sesiones clínicas, cursos y otras actividades docentes.
En el plano familiar, en 1967 se casa con María Antonia Izquierdo, con la que tiene tres hijos, que le permiten disfrutar en la actualidad dedos nietos.
Entre sus aficiones siempre ha destacado la pesca. Un salmón de 12 kilos y una trucha de 4 son algunos de los ejemplares que lo atestiguan. “La única afición de verdad que he tenido”, se mantiene en la actualidad centrada fundamentalmente en los cangrejos. En su día también intentó ser cazador, pero “aparte de ser muy mal tirador, no me atrevía a disparar a una pieza. Iba por pasear. Me gusta mucho pasear y disfrutar de la naturaleza y el aire libre”.
Otra de sus distinciones: “figurar muy poco”. “Soy reservado, jamás he sido trepa o pelota y no me gusta la propaganda”, concluye.
De su paso por el Hospital Provincial, ¿qué destacaría?
La buena convivencia de todo el personal, la gran labor de las Hermanas de la Caridad y la ilusión en el trabajo. No cobrábamos una peseta, trabajábamos hora tras hora, noches enteras…, por ejemplo, recuerdo que me tocó atender las dos catástrofes que ha habido en Salamanca, la del choque del tren en Villar de los Álamos comiendo y durmiendo durante ocho días en el hospital y la del autocar de Muñoz. Había un ambiente que no te puedes imaginar. Los recuerdos más bonitos que tengo son la ilusión que teníamos todos por ayudar al enfermo y llegar a ser algo más. Contribuía todo el personal. No fallaba nadie. Todo el personal era una familia.
¿Y del Clínico?
Gratos recuerdos de los compañeros y resto de personal.
Ahora, desde la distancia, ¿cómo ve el hospital salmantino?
Hay personal muy competente en todos los estamentos. Denles medios y oportunidades a todos por igual.
Con la visión que permiten los años, ¿cómo ve a la Medicina actual y al médico de hoy?
La Medicina actual la veo en línea ascendente, pero deshumanizada. Veo a los médicos y demás personal sanitario desbordados y sin ilusión. Digo lo que siento.
¿Qué cambiaría en la Medicina de hoy?
El sistema.
¿Los médicos de hoy lo tienen más fácil?
Sí, pero se les va a complicar.
La Cirugía ha dado un cambio espectacular. ¿Está al corriente?
Sí, desde hace muchos años.
¿Cómo valora los avances que se han producido en la especialidad? ¿Cuál ha sido el principal cambio?
A partir de los 60 la Cirugía ha experimentado cambios espectaculares con la introducción de la anestesia y los medios de diagnóstico y de tratamiento.
Cirugía robotizada, telecirugía… ¿se acabará sustituyendo al cirujano?
El hombre es insustituible. ¿Quién inventó el robot? Los avances deben ser para beneficio de todos, no para eliminar a nadie.
A los jóvenes que se inician en esta profesión, ¿les da algún consejo?
Que sean responsables y buenos compañeros.
En un plano ya más social, ¿qué sensaciones le causa la sociedad actual?
Es una sociedad dirigida y por tanto desorientada y sin ilusión, a pesar de los grandes avances.
Pero se ha progresado muchísimo.
Sí, pero ni cultural ni cívicamente.
¿Cómo ve a Salamanca?
Una ciudad maravillosa, pero muy pasota.
De política, ¿cómo andamos?
No soy político.
¿Conservador? ¿Progresista?
Según el momento.
¿Va a votar el próximo domingo?
¿Y usted qué cree? Como ciudadano debo de ir.
¿Ya tiene decidido el voto?
Sí, pero es secreto.
¿Y en el plano religioso?
Soy creyente.
¿Su concepto de la familia?
El tradicional, una familia unida y para ayudarse hasta el final de la vida, sin interés.
¿Y de la amistad?
Depende de los años. Para mí los amigos siempre han sido un culto. Le rindo tributo a la amistad.
¿Cómo le gustaría que le recordaran?
Como lo que he sido.
Para terminar, y cumpliendo la tradición, le pregunto por el Colegio de Médicos de Salamanca, ¿cómo lo ve?
Lo veo desde la ventana de mi casa, pues vivo enfrente. Tiene una gran proyección y futuro. Seguid organizando cursos, viajes y actos culturales. Seguid luchando y defendiendo la unidad de los médicos. Un abrazo.
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